Katniss

398 26 9
                                    


Estaba a punto de deslizarme dentro en la cama cuando Gale entró caminando a mi habitación con una mirada hambrienta en su rostro. Mierda, no otra vez. Había lavado toda nuestra ropa, ido a comprar comestibles para nosotros y para Peeta, ya que se suponía que debía estar de vuelta mañana o al día siguiente y todo lo que quería hacer era acostarme. Antes de que pudiera decirle algo, me levantó y me puso sobre la cama.

—Gale, estoy muy cansada, ¡oh! Todos los pensamientos coherentes me dejaron cuando chupó ese punto sensible detrás de mi oreja y se abrió paso por la garganta con besos suaves y lametazos que apenas se sentían. Agarró el cuello de su camisa y se la pasó sobre su cabeza antes de dejarla caer al suelo y presionarme de nuevo contra la cama. Dejé que mis dedos se arrastraran suavemente por su espalda y por sus costados, haciéndolo temblar y que su siempre presente erección se diera a conocer. El calor se arremolinó en mi bajo vientre y mi corazón se aceleró cuando sus manos se deslizaron por mi cintura debajo de mi camisa. Mis ojos estaban cerrados y dejé que mi cabeza cayera hacia atrás sobre la almohada mientras me imaginaba el cuerpo de Peeta presionado sobre el mío. Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, abrió la cremallera de mi chaqueta, la camisa fue levantada sobre mi pecho, y su boca estaba chupando mi pezón endurecido a través de mi sujetador. Nunca habíamos llegado siquiera así de lejos, y aunque se sentía increíble y una parte de mí quería que me quitara mi sujetador para que no hubiera nada entre yo y su boca, mi cuerpo comenzó a temblar. Y no en el buen sentido. Mi mente puede haber estado evocando imágenes de Peeta, pero no había manera de que pudiera seguir diciéndole a mi cuerpo que era él cuando todo era tan distintivamente Gale. Deslizó la copa de mi sujetador hacia abajo, liberando mi pecho y reanudando lo que estaba haciendo.

—Gale —suspiré, y traté de ignorar mi cuerpo temblando aún más fuerte—. Gale.—Este último salió más como un gemido.

—Lo sé, nena. —Sus manos dejaron mi sujetador y trabajaron rápidamente para desabrochar mis pantalones vaqueros y tratar de empujarlos hacia abajo. Él gruñó y se apartó de mí para terminar de quitarlos y volver a bajar sobre sus codos, por lo que sólo su boca y caderas estaban contra mí—. Katt —susurró contra mi piel cuando se meció contra mí. La presión y la rugosidad de la mezclilla enviaron un hormigueo a través de mí, y lo hizo de nuevo. Cuando su mano trazó mi ropa interior y la movió a un lado, mi cuerpo se congeló momentáneamente y luego comenzó a temblar con fuerza.

—No, no, no, no, no. Gale, no puedo, no puedo hacer esto. 

—Lo disfrutarás, Katt. Lo prometo. Sabía que lo haría. No sería mi primer orgasmo, sólo sería el primero logrado por alguien diferente a mí. Pero no estaba lista para esto. No con Gale.

—Gale, por favor...—gemí cuando sus dedos se arrastraron contra mi zona más sensible y me maldije por sentir algún tipo de placer mientras mi cuerpo y mi mente estaban obviamente enfermas ante la idea de permitir que esto continúe—.Gale, en serio, ¡para! Sus dedos se detuvieron apenas dentro de mí, y su cabeza se levantó abruptamente para mirarme a los ojos. —¿Me estás tomando el pelo? —No quitó su mano mientras me miraba sospechosamente—. Quieres esto, Katt, no me digas que no lo haces. Tus pequeños gemidos y suspiros, y maldita sea, Katt, estás mojada como la mierda. Entonces, ¿por qué me dices que pare? —Gale buscó mi cara y sacudió ligeramente la cabeza—. Juro por Dios que si dices que no quieres esto...

—Yo... yo... yo lo quiero. —Respiré profundamente y obligué a mis ojos a permanecer abiertos y no hacer ningún ruido cuando sus dedos se curvaron dentrode mí—. Quiero esto, Gale, pero todavía no. No estoy lista todavía.

—Eres...

—Gale. Por favor. —Mi cuerpo estaba temblando más duro ahora y por alguna estúpida razón estaba al borde de las lágrimas—. Te quiero, y sí, se siente...—trastabillé en busca de la palabra correcta—... increíble. Pero nunca hemos hecho nada más que un besarnos, y esto se está moviendo demasiado rápido en estemomento. ¿Podemos por favor relajarnos con esto?—¿Relajarnos con esto? ¿Relajarnos? ¡Maldita sea, Katt! No hemos estado haciendo otra cosa que besarnos por casi cuatro meses.

Desde las cenizas (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora