Katniss

394 25 5
                                    


Sentí algo caliente contra mi cuello y sonreí, pensando que Peeta había venido por su abrazo matutino. Pero entonces se sentía como un peso en mi garganta y estaba cortando mi suministro de aire; al mismo tiempo sentí que un aliento caliente y pequeños besos cubrían mi mentón, mejillas, nariz y boca. Mis ojos parpadearon abiertos para ver una habitación soleada y dos pequeños ojos azules cristalinos directamente sobre los míos antes de que una nariz negra se lanzara hacia mi ojo y mi rostro fue cubierto con toneladas de besos de cachorro otra vez. Extendí la mano para sacar al esponjoso cachorro de mi cuello y miré al rostro más precioso que jamás había visto. Hocico y frentes blancos, doble máscara de gris claro con manchas negras y un par de salpicaduras marrones.

—Hola preciosa —susurré, y reí cuando fui recompensada con más besos en mi nariz y mejillas.—¿Te gusta? —preguntó una voz profunda y áspera desde el otro lado de la cama. Volví mi cabeza y sonreí alegremente. —¿Gustarme? ¡Le quiero! ¿Es nuestra Peeta asintió y estiró la mano para rascarle detrás de las orejas; ella al instante se volvió y empezó a lamer y morder su muñeca. 

—Es un pastor australiano. Si quieres otro tipo de perro, te compraré lo que quieras.

—¡No, es perfecta! ¡Oh, Peeta, muchas gracias! —Atraje la pequeña bola de pelusa a mi cara y me acurruqué contra ella, disfrutando de su aliento de cachorro. Mis dedos golpearon un collar y me alejé para que pudiera mirarlo. Dándole la vuelta, mi sonrisa se ensanchó cuando vi el color rosa caliente. Habría pagado por ver a Peeta comprando cosas femeninas—. ¿Le has puesto nombre? —pregunté, pero donde esperaba ver una etiqueta para nombres, había un gran lazo blanco en su lugar y colgando de uno de los bucles estaba el mayor diamante solitario que jamás había visto. Inhalé fuerte y me congelé, incapaz de hacer nada sino mirar y aferrarme al cachorro moviéndose. Peeta se sentó en la cama junto a mi cadera y cogió el cachorro de mis manos. Sosteniéndola arriba y manteniéndola frente a mí, desató el lazo suavemente hasta que pudo deslizar el anillo fuera. Miré hacia arriba lo suficiente para ver sus ojos verdes mirándome y sus hoyuelos mostrando su emoción, antes de mirar otra vez hacia abajo a sus manos. El cachorro había empezado a morder el lazo desatado, pero cuando Peeta agarró mi mano izquierda y lentamente deslizó el solitario en mi dedo anular, ella empezó a seguir sus manos, lamiendo todo el camino. Peeta y yo reímos suavemente una vez, nuestras manos iban a acariciarla, pero manteniéndose siempre en contacto mientras nos mirábamos el uno al otro. Su mano libre se acercó y apartó un poco de cabello de mi rostro y lo mantuvo ahí mientras se inclinaba hasta que nuestras frentes se tocaron. 

—¿Quieres casarte conmigo, Katniss? —¡Sí! —grité, y presioné mis labios firmemente contra los suyos, los cuales estaban fallando en ocultar una sonrisa. El cachorro aulló alegremente e hizo su camino entre nuestros pechos hasta que sintió como si fuera el centro de atención otra vez.

—Entonces sólo necesito saber una cosa más, querida. —Peeta puso al cachorro a un lado de nuestros cuerpos y nos tumbó—. ¿Cuándo puedo casarme contigo?—Cuando quieras —respondí sin aliento cuando sus labios dejaron los míos. 

—Ahora mismo. —Tienes que darme al menos unos pocos meses.

—¿Unos pocos meses? —Se inclinó un poco hacia atrás y puso el cachorro otra vez al lado cuando volvió a tratar de arrastrarse entre nosotros otra vez—. Dime honestamente, Katniss, ¿estás diciendo eso porque quieres tiempo antes de casarte, o quieres tiempo para planificar?—Necesito tiempo para planificar. Peeta sonrió y me besó a fondo. 

—No hay manera de que vaya a darte unos pocos meses. Unas pocas semanas.—¿Semanas? Peeta, no puedo planificar una boda tan rápido.

 —Querida, no voy a pasar los próximos pocos meses viviendo en nuestra casa sin ti. No voy a pasar los próximos pocos meses esperando para empezar nuestra vida juntos. —Se inclinó hacia arriba así que estaba descansando sobre sus codos a cada lado de mi cabeza—. Katniss, no he querido nada más que casarme contigo desde que te vi por primera vez saliendo del Jeep de Gale casi hace dos años. Tenemos el resto de nuestra vida para estar juntos, sí, pero ya hemos pasado demasiado tiempo separados. Sonreí suavemente y pasé mis manos por su espeso cabello.

Desde las cenizas (EVERLARK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora