Cáp. 27: Apariciones

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El ruido le taladro en su cabeza, haciendo más punzante el dolor en ella y por demás era lo único que sentía. Sus ojos le pesaban y con algo de esfuerzo trato de abrirlos. Luego de que las cosas en su cabeza se acomodaron se dio cuenta que el ruido, venía de sirenas de policías, o eran bomberos o ambulancias, no estaba segura. Abrió sus ojos finalmente y vio el desastre a su alrededor la que era su habitación estaba totalmente destruida, a su alrededor estaban los cristales de la que fue la puerta de la terraza… ¿Qué había pasado?, recordaba haber cerrado los ojos, la brisa en sus cabellos y luego…nada. Trató de reincorporarse pero la punzada en su vientre fue demasiado fuerte… ¡¿Su bebé?

- Ahí esta – Escuchó a un hombre asomado por la que era la entrada a la habitación - No se preocupe señorita la sacaremos de ahí…

Kagome miró al hombre y vio que la terraza en la cual se encontraba estaba casi desprendida de la habitación, a punto de derrumbarse, solo sostenida por algunas vigas de acero a punto de ceder.

- ¿Se encuentra bien? – Preguntó el hombre acercándose a la terraza pero deteniéndose al ver el espacio entre la habitación y la terraza.

- Mi bebé… - Murmuró asustada.

- No se preocupe ambos estarán bien, se lo prometo

- Lo lamentamos señor, pero ningún avión puede despegar a esta hora sin previo aviso, debe esperar hasta las 4:00 a.m. – Informó la mujer del aeropuerto.

- ¡Pero…

- Señorita, este es un asunto de vida a muerte, acaba de suceder un accidente en casa hay personas importantes allá y debemos estar con ellos, por favor señorita – Habló Miroku, tratando de contener a Inuyasha que caminaba furibundo mientras la señora Higurashi lloraba silenciosamente.

- Lo entiendo señor, pero no puedo son órdenes – Negó la mujer impasible - El gerente del…

- ¡Pues llame al gerente y dígale que me importa un bledo lo que él diga, yo debo viajar! – Contrarrestó Inuyasha molesto.

- Inuyasha cálmate – Dijo Miroku colocando una mano en su hombro.

- ¡No me pidas que me calme!, ¡No cuando Kagome y mi bebé están allá quien sabe en qué estado! – Bramó molesto, bueno eso era poco estaba furioso - Mire, llame al gerente… ¡Llámelo!

- Escúcheme bien señorita, no podemos colocarle un arnés por su estado, así que mi amigo y yo la vamos a sostener y la bajaremos de aquí, usted sujétese bien de nosotros – Le dijo el hombre con arnés y sujetado a una especie de grúa.

- Mi bebé – Musitó con una mano en su vientre.

- Todo saldrá bien – Le aseguró uno de los bomberos.

Ambos hombre asegurados, tomaron a Kagome firmemente, la grúa se movió suavemente y los dejó finalmente en tierra firme, rápidamente varios médicos se acercaron, subieron a una camilla y la llevaron rápidamente a la ambulancia, directo al hospital.

La máscara de oxigeno le fue colocada en su rostro, midieron su presión y ella en lo única que pensaba era en su bebé e Inuyasha.

- ¿Estas bien Sango?... ¿Segura? – Preguntó hablando por el teléfono del avión.

- Dame acá – Masculló, arrebatándole el aparato - Sango, Kagome… ¿Cómo esta ella?... ¡Como que no sabes!, ¡Pregunta!...lo siento… ¿Y Kaede?...Toma – Le devolvió el teléfono a su manager

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