Cáp. 24: ¿Grata sorpresa?

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Hola…Espero que todas estén muy bien, yo por mi lado lo estoy, feliz de la dicha de poder actualizar el día de hoy y contentísima por lo que escribiré a continuación. Primero que nada quiero agradecerles por el apoyo en la historia y por la paciencia. Bueno no quiero extenderme mucho así que les dejaré la actualización… Disfruten…

- Si hubiera sabido que la verme te pondrías así no vendría – Susurró, aunque ya habia dejado de llorar.

- No es que…te extrañe mucho – Lo miró a los ojos - Que tonta, ni siquiera dije gracias por el obsequio

- ¿Te gusto? – Miró al oso que reposaba en el suelo.

- Esta muy bonito – Tomó su oso.

- Muy bien, es la hora del pastel – Kaede entró con el pastel de duraznos

Entre todos los presentes cantaron el cumpleaños a Kagome, que luego como era costumbre soplo la vela pidiendo su deseo, "que todo salga bien".

- Así que ese era el famoso Jakotsu – Dijo Inuyasha mientras acomodaba las bolsas de regalos.

- Es un gran chico – Habló Kagome acomodando su oso en la cama.

- ¿Chico? – Preguntó con una sonrisa - Chica más bien

- Como sea es mi amigo y me ha ayudado mucho, y mas estos últimos días –Susurró lo último.

- ¿Te quiero invitar a cenar? ¿Vienes? – Estiró su mano para que fuera con él.

- Dame unos minutos y estoy contigo – Entró al baño

- Claro – Miró su nuevo reloj, rolex platino; era temprano, las 7:30 p.m.

- ¿Vamos?

- Claro preciosa

- No me imagine esto – Dijo Kagome entrando al lugar.

- Quería algo de privacidad que en un restaurante no íbamos a tener – Le corrió la silla para que se sentara.

- Y en tu habitación si – Sonrió.

- Exacto – Destapó la botella de vino y sirvió dos copas.

Que mejor lugar que la privacidad de su cuarto, la zona de bar que tenía estaba perfectamente decorada, con una mesa, con velas alrededor, y algunos platillos ya listos en una barra lateral.

- ¿Cómo te esta yendo en la Universidad? – Le preguntó Inuyasha, ya ambos estaban bebiendo algo luego de la cena.

- Bien, todo esta genial – Respondió.

- Me dijeron que estuviste enferma

- Oh, pues si, nada grave, en serio – Sus mejillas se arrebolaron.

- Me asusté – Le confesó, mientras acariciaba sus cabellos y le daba un tenue beso.

- Te amo – Sin dudarlo presionó sus labios con los de él.

Los besos de ambos estaban llenos de pasión, una pasión que había estado guardada en ellos el tiempo que estuvieron lejos, y es que podría sonar estupido pero ambos se amaban con locura, se necesitaban demasiado.

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