── Besitos ┃ Sungtaro - Shochan.

✧- ◦ ◦ｓｉｅｔｅ.

El cielo se pintó de turquesa, las nubes adquirieron un bello color lavanda débil y todo parecía unirse para recrear el día perfecto sacado de algún libro de fantasía.

Jueves por la tarde y él ya tenía a Donghyuck acostado sobre su cama con la cabeza doblada en la esquina del colchón.

Dominado por el aburrimiento él estaba haciendo un cuestionario de capitales de todo el mundo en su computadora, ya que los otros test eran difíciles y la simplicidad de la página le ayudaba un poco a reconocer más países y sus capitales.

Donghyuck suspiró dramáticamente intentando llamar su atención.— Hey, ¿por qué no salimos un rato de tu cucha?.

— ¿A dónde quieres ir?, y estoy bien en mi "cucha", gracias. —Evitó girarse porque tenía que vencer su último récord de cronómetro.

— Oí que han construido una pista de patinaje sobre hielo a unos metros de aquí, quiero ir. —Volteó sin más opciones sólo para mirar el rostro aún volteado de Donghyuck mirando al techo. El rubio se encogió de hombros.

Votó a favor de quedarse para ver alguna película cuando Lee sugirió hacer votaciones, pero no contó con que el mayor sería tan astuto como para levantar ambas manos votando por ir a aquella pista de patinaje. Así que simplemente estiró los labios en una pequeña sonrisa y apuró al rubio para salir de allí porque estaba por arrepentirse.

En realidad había caído por el puchero inconsciente que Donghyuck hizo en un gesto pensativo, pero le daba vergüenza admitirlo.

Donghyuck condujo hasta el nuevo lugar manteniendo activa una conversación sobre los sustos incontrolables que tenía cuando oía fuegos artificiales, él estaba acostumbrado a oír sin interrumpir y en ese momento escuchaba con preocupación lo que Donghyuck le decía, sin embargo el rubio mencionaba aquello de forma suave y calmada, como si ya supiera que se estaba preocupando por él.

Sin pensarlo demasiado cubrió la delgada mano morena de Donghyuck con la suya, y durante el restante trayecto de viaje no pudo retirar la mano ni mirar al rubio directamente, o al menos no a voluntad propia porque la timidez arrasaba dentro de sí.

El pequeño cuerpo del mayor rodeó todo el frente del automóvil ya estacionado para llegar hasta el lado de su puerta y abrirla él mismo. Donghyuck volvió a tenderle la mano para bajarlo del coche, y él se avergonzó bastante por eso -sin un motivo claro-, no obstante estrechó ambas manos y se congeló cuando el rubio estiró su brazo para rodearlo en un apretado abrazo.

— No te avergüences Sungchan-ah, que ya debía de recordarte cuánto te quiero en esta semana, ¿no?. —Se agarró al cuerpo del mayor, sintiendo los leves y energéticos movimientos que hacía. Tendido en los brazos reconfortantes del más bajo volvía a sentir que estaba perdido, y el tono lleno de dulzura y amor en la voz de Donghyuck sólo le hacía sentirse peor, debido a una voz molesta dentro de su cabeza que le comenzaba a decir que él ya no era capaz de abandonar el amor que Donghyuck le tenía.

Luego de unos breves segundos más ambos ya se adentraron al lugar, actuando como normalmente lo hacían porque aquellos abrazos inesperados que tenían eran más comunes de lo que ellos pensaban.

Donghyuck estaba más que fascinado, y él también, a decir verdad.

Prácticamente corrieron hasta el alquiler de los patines especiales para el hielo y pagaron lo acordado para usar dos pares por un tiempo de treinta minutos; treinta minutos suficientes para alegrar a los dos.

Él realmente no podía deslizarse hacia adelante porque sentía su trasero pesarle demasiado y luego de eso sentía el frío piso golpeándose fuertemente contra este. Donghyuck era más inteligente e iba deslizándose de a poco sin soltar las vallas de metal, la gran mayoría en realidad copiaba aquello. Intentó levantarse tratando de disimular su caída pero terminó deslizándose con las rodillas hasta llegar a las esquinas, donde Donghyuck le pidió "amablemente" que se quitara de su camino. Obviamente no lo hizo, en cambio se sostuvo del brazo del mayor y de la valla mientras ponía fuerza en sus piernas para levantarse sin usar las manos.