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Un plan...

El día iba normal aparentemente. No hubo riñas, no hubo estrés, no hubo nada peculiar, más que un chico pensativo y perdido, sin saber que pensar.

La persona de las notas era extraña, bastante extraña a decir verdad. Parecía que lo conocía bien, que le caía realmente mal y aunque sonará algo raro, parecía que también lo vigilaba, o quizá es que pasaba demasiado tiempo con él. Ahí una pista, era alguien cercano a su entorno, por lo que estaría pendiente de sus acciones.

Con su mirada intensa, que a simple vista te causaría piel de gallina, recorrió toda su aula, la famosa clase A. ¿Quién podría ser? Bueno, se ha la hecho alguna idea tras la última nota que recibió, esa última nota lo atrapó, y ahora estaba más que decidido a encontrar a ese extraño e interrogarlo. ¿Interrogarlo? Si, tenía demasiado que hablar con él o ella.

—¡Todoroki-kun!— esa voz odiosa y amistosa que desprendía un aire de: "tu puedes ser lo que quieras ser" se escuchó a unos metros de él, si, esa persona era Deku

¿Sería él? Bueno, es una persona bastante sentimental como para llorar si ve a alguien llorar en la soledad, y también tendría motivos para odiarlo, pero Katsuki sabía que él peli verde no lo hacía, que no le guardaba rencor alguno. Lo maltrataria, cierto, pero lo conocía a la perfección, después de todo, había convivido con él y había sido su amigo por mucho tiempo.

—Midoriya, ¿acabaste el ejercicio?— la voz neutra y sin emociones del mitad mitad le causaba irritación a todo su ser

Quería gritarle: "¡Demuestra algo maldita sea!" Pero se contenía con eso, prefería provocarlo, pero el problema era que el de pelo bicolor no cedía.

Chasqueo la lengua molestó y se recargo en el respaldo de su silla, colocando sus pies en su mesa.

¿Sería el de cara quemada que en realidad lo odiaba en secreto?

Volteó discretamente y los vio de reojo, el de ojos heterocromaticos se veía bastante relajado y despreocupado como siempre, ¿podía alguien estar así después de enviar aquellas notas? No, no, no, Todoroki no podía ser, las notas usaban un lenguaje demasiado agresivo como para que sea Todoroki el remitente. ¿O acaso era un lobo en piel de oveja?

—¿Bakugō?— una voz le hizo voltear al frente, donde estaba su linda novia, que lo veía preocupada por su rara actitud todo el día. —¿Estás bien?

—¿Que quieres?— bajo sus pies permitiendo que la chica de lindas curvas se sentara en sus piernas, justo como a ella le gustaba

—Has estado raro desde ayer, ¿todo bien?— paso sus manos al rededor del cuello de su chico

En seguida, atrajeron varias miradas, y sobre todo, las miradas que ellos querían. Las miradas de ese par de personas que deseaban que contemplarán si pequeño expectaculo.

—No aquí...— le dijo entre dientes, y Uraraka asintió, se levantó y dejo que Bakugō pasará primero, siguiéndolo al lugar que él considerará perfecto para hablarle sin tener que fingir.

Salieron sin ningún problema del aula, pues Aizawa había tenido una repentina junta y los había dejado por un rato ya.

Caminaron a un cuarto de conserjes y pusieron llave tras de sí.

—¿Por qué rayos insistes en ponerte sobre mis piernas?— pregunto colocando su mano en su entrecejo, sobándose para calmar un leve dolor de cabeza que había tenido todo el día por el estúpido tema de las notas

—¡Oye! Quedamos en hacerlo creíble.— se cruzo de brazos la morena y lo vió con sus labios fruncidos

—Sabes que odio que te me acerques.— volteó a ver a otro lado, realmente no soportaba los pucheros que la cara redonda hacía, le fastidiaban —Con el título es suficiente, no necesitas comportarte como tal.

Notas a un querido idiota [Bakugō Katsuki] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora