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Decisiones.

Aunque no me lo pidieras siempre estoy buscándote. Y créeme, cuando te encuentre no te dejare ir fácilmente.

¿Con que eres una chica, eh? Que osada, ¿no temes que te devoré, corderito?
Estoy un paso más cerca de ti, y si el redimirte de apartará de mí, entonces no te dejare hacerlo, pagarás por todas estás notas, todo tiene un costo, ¿lo aceptas?

Atte. Alguien que no tendrá piedad.

Tenía miedo, maldición, ¡tenía miedo de nuevo! ¿Era buena idea? Bueno, ya lo había platicado con Midoriya, ese era el acuerdo para pudieran estar juntos de una vez.

Sus manos empezaban a temblar, su corazón se había agitado ante esas palabras: "y si el redimirte de apartará de mí, entonces no te dejare hacerlo."

¿Y si el rubio volvía a interferir entre Izuku y ella? La nota acentada sobre su libreta parecía que sería llevada por el aire que entraba por su ventana del aula en cualquier momento. Mordió su labio y dudosa, tomó el lápiz para responderle.

¿Por qué estaba ansiosa? No lo sabía. Pero su corazón se detuvo cuando una mano rodeó la suya algo temblorosa que sostenía el lápiz.

—¿Aún dudas?— le pregunto con suavidad reposando su mentón en el hablándole al oído

—Si... Perdón Izuku... Creo que no puedo.— empezó a bajar el lápiz desanimada pero la mano del joven la sostuvo y la volvió a colocar en el papel, invitándola a seguir

—Sueltalo MeiMei, dejalo ir.— le dijo antes de depositar un suave beso en su mejilla y alejarse de ella, dejándola sola en el aula de nuevo, o al menos eso creía.

La calidez de los labios del pecoso se quedaron por un breve instante, dibujandole una tenue sonrisa. Pero la duda permanecía.

—¿Acaso el nerd y tú ya salen?— la voz áspera y algo molesta del ser al que tanto odio le guardo por tanto tiempo se escuchó a sus espaldas

—¿Que haces aquí?— se giró y lo vió sentado en el marco de la ventana entre las cortinas que se elevaban cada tanto por el viento que se hacía cada vez más feroz

—Estudio aquí, ¿y tú? ¿que haces?— se levantó y se acercó a ella, por lo que, veloz, cerró su libreta —¿Que me escondes MeiMei?— imitó el apodo del peliverde y se lo murmuró contra el mismo oído donde él anterior había hablado, causándole un escalofrío de pies a cabeza

—Nada que te incumba Bakugō.— retrocedió su cabeza para evitar su cercanía y se giró a ver

—¿De verdad? Esto, no me parece nada.— apoyo su mano en la libreta —¿Quién eres?

—Creo que lo sabes bien.— le sostuvo la mirada, tan cerca, tan feroz —Soy la chica a la cual alejaste de todos, la cual fue objeto de tu odio, de tu menosprecio y maltrato.

—¡Solo te protegía!— no aguanto más y le gritó

—¡Eso no era protección!— le respondió con la misma fuerza —Bakugo, te agradezco por lo que hiciste en el pasado, pero ahora me hieres, me dueles — puso su mano en su pecho a la altura de su corazón —Me duele tu maltrato, me duele que no me dejes tener una vida estudiantil normal, me duele que el Bakugō protector que me apoyo durante mi época oscura se haya ido y solo me dejara un patán que me destroza.

¿En qué momento empezó a llorar? El rubio se maldecía por dentro, la había hecho llorar de nuevo, y sus palabras no resultaban menos hirientes.

—Te odie, en serio te odie por mucho tiempo pero a la vez mi corazón se confundía cada vez más por qué no lograba entenderte. ¡Nunca pudo entenderte!— le gritó al momento de ponerse de pie y empezar a avanzar hacía él, quién, sin darse cuenta, retrocedía con cada paso de la pelinegra —¡Me has herido por demasiado tiempo que ya no sé cómo se perdona! ¡Y si por mí fuera, en mis días en los que mas se concentraba mi odio hacia ti, te hubiera matado!— sin piedad, lo tomo del cuello de su camiseta y lo jalo hacia ella bruscamente —Hace mucho que lo habría hecho.— su voz engrueso dándole un toque sombrío

Sus ojos llorosos y rojos expresaban una tenue locura que preocupo al de piel blanquesina. Sus brillantes orbes negros poco cuerdos lo distrajeron de la acción que la pelinegra tomó.

De su muñeca, casi como instinto de supervivencia, saco una espino, largo y puntiagudo espino, filoso de un bello negro iridiscente... Y lo apunto a su cuello, un solo movimiento de parte del cenizo y eso se clavaria sin piedad en su garganta; el abundante chorro de sangre lo haría morir antes que la asfixia. ¿Que estaba haciendo?

—¿El corderito al final va a devorar al lobo? Jajaja.— esas palabras... Algo en la cabeza de Bakugo hizo click y entonces el rompecabezas se completó

Kabuyā Meirara era la chica de las notas. Su hater, la persona que tanto proclamaba que lo odiaba. La chica de la que se había enamorado, a la que siempre quiso proteger (aunque de la manera equivocada), era la misma a la que tanto hirió.

—Bakugō, ¿que mereces por tus actos?— su voz tembló, había perdido el control como nunca

¿Lo mataría?

¿Lo mataría?

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Penúltimo capítulo... :0
Perdón por no poder el gif de siempre, Wattpad me está fallando :(

¿Que les pareció el capítulo? :3

Notas a un querido idiota [Bakugō Katsuki] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora