Epilogo 2

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Una ligera caricia comenzaba a interrumpir mi sueño.

—Jennie, debo irme ya amor - Lisa susurraba acariciando mi mejilla.
Desperté de golpe y asustada. Vi a mi alrededor y solo había la común oscuridad de nuestro dormitorio de madrugada.

Lisa tomó mi rostro entre sus manos y me guió hasta su pecho, dándome un abrazo.
Tenía su camisa y pantalón puesta, su saco esperaba en la silla del escritorio frente a la cama.
Respire profundo hundida en su pecho, ya tenía su loción puesta, ya estaba lista para irse.

—¿Estas segura de que debes ir? - le dije en voz baja

—Si, Jenn. Kook y yo debemos encargarnos de algunos asuntos.

Llevaba con Lisa el tiempo suficiente para saber que la palabra "asuntos" significaba algo peligroso.

En los últimos años, la comunidad de hombres bestia se ha visto un tanto descubierta, ya que muchos alfas comenzaron a reclamar omegas humanas. Visto desde cierta perspectiva era lindo, pero no siempre era así, los alfas no sabían comportarse con los humanos, siempre se desataba el caos, y cómo líderes Kook y Lisa se hacían cargo de los alfas desubicados.

Recibieron reportes de un grupo de alfas que se adueñaron de la propiedad de un hombre que simplemente no pudo desacérese de ellos en Dallas. La policía no podía hacerse cargo debido a los tratados, y también porque era el doble de trabajo detener a hombres bestia, necesitarían mucho equipo y muchas balas.

Yo sabía que Lisa era una alfa especial, sencillamente con verla te percatabas de que era un tanto más grande que otros alfas, sabía que ella estaría bien. Pero, no podía expresar lo que sentía en el pecho cuando ella se iba.

Me separé de su agarre, retire las cobijas de mi cuerpo y me levanté de la cama, parándome frente a ella.

Ayer habíamos tenido sexo antes de dormir, yo seguía desnuda, eso ya era bastante normal entre nosotras, siempre y cuando no estuviera Yoongi cerca claro, así que dejó de incomodarme mi desnudez.

Mi marca en el cuello necesitaba ser renovada, comenzaba a perder sensaciones y parecía más pequeña cada vez.

—Lisa, quiero que lo hagas - le repliqué de brazos cruzados

—Omega, ya hablamos de esto - dice Lisa dándose la vuelta y tomando asiento en la silla del escritorio

—No, no lo hablamos. Tú dijiste que me marcarías anoche y no lo hiciste, simplemente esperaste a que me quedara dormida

—No te quise despertar - dice ella con una sonrisa traviesa

—Lisa... - dije un tanto derrotada, acercándome a ella cabizbaja.

Me senté en su regaso y me acosté en su pecho.

—No quiero que te vayas y que yo no pueda sentirte - le dije aguantando unas lágrimas

—Amor, es mejor así. Tal vez no te preocuparas tanto. Y en cuanto regrese te marcaré - dice tomándome de la cintura y acomodándome frente a ella con mis piernas abrazándola - Y te haré el amor, te llenaré de besos y las caricias que tanto te gustan - decía mientras besaba mi rostro

Tomé su rostro con brusquedad y la obligué a mirarme

—Tú no me marcarás porque no quieres que yo sienta cuando estés en peligro - le dije molesta

Lisa me dio una sonrisa a cambio admitiendo que tenía razón.

—¡Eres una tramposa! - le grité intentando bajarme de sus piernas, pero ella me sujetó posesiva, hundiendo su rostro entre mis pechos y comenzando a olfatear mi piel

—Amor, aún hueles a mí - decía extasiada con el olor de mi piel

—Claro que mis pechos aún huelen a ti, te gusta dormir sobre ellos y ... - me ruboricé un poco - Bueno, tú, siempre los muerdes y... tú los.. chupas - mi declaración fue más explícita de lo que pretendía. Realmente no pensaba decirlo así, es sólo que es bastante evidente aquello.

Lisa me miró, y aún en la oscuridad de la habitación podía ver las pupilas de sus ojos tan negras como anoche.

—¿Puedo hacerlo antes de irme, omega? ¿Me dejas hacerlo? - me preguntó con cautela y una voz ronca

Yo solo pude asentir levemente. La excitacion ya había entumecido mi cuerpo.

Lisa miró con lentitud desde mis ojos hasta mis pechos, y de un movimiento metió uno a su boca. Yo no quería que se retirara y no quería que se fuera de igual manera, abracé su cabeza mientras ella mordía y succionaba con ímpetu mis pezones erectos. Con una de sus manos tomaba entero uno de mis pechos y disfrutaba de su tamaño. Tener un cachorro había sido una ventaja después de todo.

Lisa dejó mi pecho húmedo y muy sensible, me costaba trabajo respirar sin gemir mientras lo hacía. Ella tomaba mis pezones entre sus dedos y los acariciaba un poco, estaba hipnotizada, tal vez es una de sus partes favoritas en mi cuerpo.

Mis manos se deslizaron hasta el primer botón de su camisa

—Amor, Jennie, no podemos ahora, kook me espera - decía Lisa mas para ella misma que para mí

La retiré de mis pechos, tomé su cara para asegurarme de tener su atención.

—¿En serio crees que Kook se irá lejos sin follarse duro a Tae primero? - le dije retándola mientras peinaba su cabello

Lisa suspiro y llevo sus manos temblorosas a la hebilla de su cinturón, la desabrocho seguida de el botón y su cremallera.  Descansó después de liberar un poco la presión en su ereccion.

La tomé de nuevo y la besé con voracidad, aprovecharía el momento.

¿Por qué me temes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora