Epilogo 3

1.3K 152 6
                                    

POV LISA

¿Debería hacerlo?
Con Jennie sobre mi cuello, lamiéndome y rozando su cuerpo desnudo en mi torso hice lo humanamente posible y tomé mi teléfono del escritorio, verificando si había alguna llamada de Kook y no había nada. Jennie tenía razón, él debía estar ocupado.

Jennie estaba deseosa, lo podía oler. Me necesitaba.
Me conozco y sé que soy lo suficientemente fuerte para follar a mi mujer sin morderla en el proceso. Todo eso lo pensaba mientras depositaba con suavidad a mi jennie en la cama, me miraba seductora con sus piernas abiertas, mostrándome su coño.
Por su mirada sabía que me estaba retando.
Los años a su lado me han demostrado que es la omega más digna para estar a mi lado, al lado de una líder.
Con la fiereza de esa mirada y el tronar de sus dedos me tenía a sus pies.

Yo soy fuerte verdad?
Podría cogerla sin marcarla, ¿cierto?
¿Cierto?
¿Debería?

Bajé mi pantalón y bóxer por debajo de mis nalgas mientras me acercaba a mi mujer.
Me dejé caer sobre ella, besándola y olfateando su rostro mientras rozaba mi miembro con todo su coño.
—Quítate la camisa, Lisa. - dijo Jennie a milímetros de mi cara
Yo estaba un poco renuente a ello, iba a retrasarme más de lo que ya lo hacía.

—Lisa, por favor, quiero tocar tu espalda, tu piel - rogaba Jennie mientras movía sus caderas restregando su coño en mi

Me levante y mirándola cedí a sus peticiones, desabotoné mi camisa y la dejé en el suelo. Estaba desnuda de la cadera para arriba. Con eso sería suficiente.

Me dejé caer sobre ella de nuevo. Besé todo su rostro, su cuello, la piel de su pecho. Besé su ombligo, sentí la suavidad de su piel a cada toque y continué mi camino hasta llegar a su coño.
Tomé una posición cómoda en la cama, sujeté sus piernas con firmeza y la acerqué con brusquedad a mi boca. Usé toda mi lengua para recorrer toda la extensión de su vagina, desde su entrada hasta su clitoris.
Tenía ese sabor dulce que me fascinaba, una suavidad inexplicable.
Sentía sus piernas temblar con cada lengüetazo dado en mi recorrido. Lamí una y otra vez su coño hasta sentir dolor punzante en mi mandíbula, pero no me detendría hasta hacer venir a mi mujer.
Jennie respiraba violentamente y tomaba mi cabello entre sus manos. Aunque yo quisiera tomar un descanso no podría, ella tenía mi cara presionada con fiereza en su entrepierna, tomaba mi cabello en sus pequeños puños, restregándome y alentándome cada vez más.

-Carajo ...

-No maldigas, omega -  La reprendo mientras comienzo a acomodarme sobre ella, lista para obtener mi recompensa por hacerla venir.
Sin embargo, en vez de recibir una calurosa bienvenida a su cuerpo, solo la siento alejarme.

-No te dejaré seguir hasta que me prometas que me marcarás- Sentenció.

-Que carajo!

-No maldigas, alfa.  Solo es mi precio, tú decides si lo tomas o no.

Es una cabrona.

Me alejo de un salto de la cama, mirando a esa juguetona mujer.
No podía creerlo.
Masajeaba mi frente mientras pensaba que demonios haría ahora.

Podría solo irme, dejar este asunto así y comenzar mis responsabilidades con la manada, pero... si bien tenía confianza plena en mis habilidades en combate, siempre hay peligros. Compartir una velada con mi mujer sería más que ideal antes de partir.

-Jennie - Rompí el silencio sepulcral de la habitación.

Ella seguía recostada en la cama, mirándome atenta con esos interesantes ojos felinos; recostada en sus codos, con la cabeza ligeramente inclinada.
No sabría decir cuánto tiempo estuve pensando, tal vez unos segundos, tal vez unos minutos.

¿Por qué me temes?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora