Treinta y uno

80 8 0
                                    

Maggie

Hoy por fin me quitaban aquél molesto yeso del brazo, ya me había acostumbrado a tenerlo pero no le quitaba lo molesto que era pues me impedía hacer varias cosas, entre ellas tener sexo con mi novio, lo cuál, nos ponía más irritantes a los dos, dando paso a pequeñas peleas o discusiones que teñíamos de vez en cuando, pero siempre sabíamos arreglarlo.

—Bueno Maggie, tu brazo parece estar bastante bien, mientras sigas sin hacer esfuerzos grandes, todo bien, ya puedes hacer las cosas cotidianas pero nada de cargar cosas pesadas ni tratar de alcanzar cosas muy altas- indicó el doctor mientras examinaba los rayos X que me habían tomado.
—Claro doctor, muchísimas gracias- asentí la verdad solo quería salir de ahí
—Sigue con las medicinas para el dolor que le receté y todo debería estar bien- dijo quitándomelo el yeso
—Doc ¿cree que sea prudente o posible que yo vaya a unas vacaciones? No será nada extremo, solo unas semanas en la playa- pregunté expectante, tenía que poder hacerlo, si no la sorpresa de Villa se arruinaría.
—Claro, mientras cumplas con lo que te dije y las medidas de seguridad contra el covid, no veo porque no- asintió
—Muchas gracias- sonreí pero claro él no lo vió, me despedí del doctor y salí del hospital cuanto antes, odiaba los hospitales, me dirigí al departamento, no sin antes pasar por unas cosas para el cumpleaños de Villa que dejé en el depa de Adri, solo para evitar sospechas, Juan Pablo podía ser bastante curioso cuando le ocultaba cosas.

—Amor ya llegué- anuncié mientras me quitaba el cubrebocas, y la pequeña Luna llegó a recibirme -¿dónde esta tu papá, Lunita? Vamos a buscarlo- murmuré a la gatita mientras la mimaba, ella caminó al pasillo del lugar guiándome hasta el estudio, donde se encontraba un Juan Pablo bastante concentrado viendo algo en la computadora, cuando Luna lo interrumpió acostándose en el teclado de esta.
—¡Luna!- le regañó Juan pero la gata hizo caso omiso
—Parece que ya no quiere que trabajes- reí pasando mis brazos por su cuello
—Tengo que planear el segundo episodio de Cambio de Banda- explicó algo frustrado, Cambio de Banda era un nuevo proyecto de Juan que le emocionaba demasiado y se le había pasado trabajando en eso mucho últimamente, al primer episodio le había ido bastante bien y eso lo tenía concentrado en el proyecto -hey tu brazo.
—Mi brazo- contesté sonriente por su expresión
—Eso significa que..- murmuró pensativo, sabía lo que estaba pensando, yo también lo pensaba
—Que te puedes tomar un descanso- murmuré dejando besos lentos y suaves sobre su cuello, en un movimiento rápido, me tomó de la cintura y me subió a el escritorio, haciendo a un lado todas las cosas que había sobre este, para luego besarme profundamente
—Fueron las cuatro semanas más largas de mi vida- suspiró repartiendo besos en mi cuello y una que otra marca
—Valdrá la pena la espera- reí y le quité la camiseta y el imitó mi acción, para seguir bajando sus besos -aquí no, está incómodo- murmuré jadeando, entre caricias, besos y jadeos nos trasladamos a lo más cercano y parecido a nuestra cama, el sillón.

—¿Cuándo sale el segundo episodio?- pregunté agitada, justo habíamos acabado, ambos teníamos cosas que hacer entonces no planeábamos dormir o quedarnos allí todo el día, pero si platicar un poco
—Si todo sale bien en noviembre, y el otro en diciembre, falta bastante pero no importa me da más tiempo para que todo quedé perfecto- respondió haciendo pequeñas caricias en mi espalda, mientras yo estaba recostada en su pecho.
—Lo será, y a la gente le va a encantar ¿quién no ama un banjista hablando con futbolistas profesionales?- sonreí dejando pequeños besos en su pecho
—Ahora que lo dices así, suena como lo más random del mundo- rió Juan provocando que yo riera también, podía quedarme así toda la vida, amaba a Juan Pablo, amaba mi vida en estos momentos y eso era algo bastante nuevo para mí.
—Las cosas random suelen ser las mejores- susurré pensativa
—Conocernos fue bastante random- agregó él mirando al techo, ahora que lo pensaba si fue algo bastante raro.
—Si...digo nunca imaginé terminar en una relación con un banjista que habla con futbolistas profesionales- bromeé haciendo que soltara una risa
—Tus chistes son tan malos como los míos amor- rió para luego darme un corto beso
—¿Qué te digo? Somos tal para cuál- sonreí victoriosa y le di otro corto beso
—Bueno vamos a vestirnos que tenemos cosas que hacer- murmuró, ambos nos levantamos y nos vestimos, fuimos al estudio y cada quién se puso a hacer lo que le tocaba, así nos gustaba estar, a pesar de estar trabajando, disfrutábamos de la compañía del otro, de nuestra playlist específica para eso, que era bastante variada por cierto, y de pequeños detalles como llevar dos snacks o tazas de café siempre pensando en el otro.
De un momento a otro fui a la cocina a prepararme un té.
—Villa amor ¿quieres un té?- pregunté en voz bastante alta para que me escuchara pero no hubo respuesta -¿Juan?- le llamé por segunda vez y pasó lo mismo, me dirigí al estudio y me asomé para encontrarme a un Juan Pablo dormido plácidamente sobre aquel escritorio, se veía agotado.
—Juan- le llamé para despertarlo mientras le movía suavemente -Juan, ven te llevo al cuarto.
—Muy amable su oferta, pero tengo novia- murmuró adormilado intentando abrir los ojos, lo cuál me hizo reír y morir de ternura al mismo tiempo.
—Anda ven, te ayudo- susurré, como pudo se levantó y pasé uno de sus brazos por mis hombros y como pude lo llevé a nuestra habitación, me devolví a apagar la estufa y lo encontré hecho bolita dormido en la cama, era una escena tierna ya que temblaba un poco del frío, le puse la pijama y lo tapé con unas cobijas, luego hice lo mismo conmigo.
—Cuando mi novia te vea aquí estará muy enojada, por favor vete- murmuró de nuevo
—Juan yo soy tu novia- reí sin hacer mucho escándalo
—Ohhh, cierto- dijo y luego cayó dormido otra vez
—Buenas noches Juan- susurré y me dispuse a dormir

Golden (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora