Treinta y tres

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Villa
Maggie simplemente era la mejor, sabía que había estado bastante estresado, y estas vacaciones nos sentaban a los dos de maravilla. Nos encontrábamos en el patio de la casa de mis papás, ellos estaban adentro mientras nosotros estábamos admirando el cielo de Bogotá, una que otra estrella adornaba este junto con la luna, la cual iluminaba el rostro de mi novia junto con las pequeñas luces que había colgadas.

—De verdad muchas gracias por esto- susurré para luego pasar mis brazos alrededor de su cuello, de tal manera que mis manos quedaron en su pecho y recargaba mi cabeza con la suya
—No tienes que agradecer Villa, sólo te devolví una pequeña parte de lo mucho que tu me das- murmuró entrelazando nuestras manos y dejando un beso en mi mejilla.

Me regañé mentalmente, todo el día me la pasé nervioso o preguntándome si es que Maggie estaba con Leo y al fin y al cabo resultó que estaba planeando todo esto para mí. Ahora no es que dudara de Maggie, no, para nada, tenía muy en claro lo que ella sentía por mí y yo por ella, era el otro idiota que desde que leí los mensajes me tenía con los nervios de punta, relájate Villamil, pensé para mí mismo y es que no podía perder lo que tenemospor celos estupidos, lo que teníamos era oro, Maggie era oro.

Después de un rato, nos fuimos de casa de mis padres pues ya era bastante tarde, y en dos días partiríamos a Cartagena, por lo que sólo teníamos el día siguiente para dormir todo lo que quisiéramos y empacar, llegamos al departamento y caímos dormidos casi al instante de tocar la cama, ni siquiera nos habíamos molestado en ponernos la pijama.

Al día siguiente

Villa- escuché un susurro -Juan- otra vez -Juan Pablo despierta- escuché de nuevo y empecé a sentir pequeños besos por toda mi cara, Maggie te amo pero déjame dormir un poco más, contesté en mi mente, sin embargo lo que dije fue todo lo contrario.

—Vaya manera de despertar- sonreí -podría botar las horribles alarmas y simplemente usarte a ti de despertador.
—Tendrías que llevarme a todas partes- murmuró sonriendo
—Otro pro y ningún contra, me gusta la idea- murmuré y la besé suavemente, sus labios me respondieron gustosos y es que nunca era suficiente, era adicto a los besos de esa mujer.

—Bueno arriba, que tenemos mucho que hacer- dijo levantándose, la productividad de Maggie y su necesidad de estar siempre haciendo algo me estaba jugando una mala pasada.
—Ay amor- suspiré haciendo un puchero
—Anda vamos, entre más rápido empezamos, más rápido terminamos- dijo ella, me tomo de ambas manos y como pudo me levantó jalándome.

Entre los dos tendimos las cama, y mientras Maggie hacía el desayuno yo saqué dos maletas de un pequeño armario-almacén y las puse en la cama, y le di de comer a la gatita, que por cierto extrañaría estas dos semanas, afortunadamente Adri y Fer se habían ofrecido a cuidarla.

—Villa ya está el desayuno- me llamó mi novia y tal y como Luna va a su plato yo voy a la cocina, y me encuentro con un delicioso aroma proveniente de unos panqueques recién hechos.
–Cada día te salen mejor amor- respondí comiendo un bocado del panqueque y dejando un pequeño beso en la frente de Maggie.
—Pero si siempre los hago igual- rió ella, para luego imitar mi acción
—Yo no se que haces pero te quedan deliciosos, si me dices que es magia te creería completamente- sonreí, desayunamos animadamente y luego nos dedicamos a empacar, llevé más que nada camisetas casuales, y Maggie faldas, shorts y cosas no muy abrigadoras, claro que llevamos uno que otro suéter por si acaso. A eso de las tres de la tarde ya habíamos terminado.

—Hola familia Villamil- gritó alguien entrando por la puerta del departamento como si fuera su casa, Isaza.
—Isa, Dana ¿Qué hacen aquí?- preguntó Maggie mientras iba por las cosas para desinfectar a la pareja
—¿Cómo qué que hacemos aquí? Amiga, no te he visto en dos semanas ¡Dos! Y mañana te me vas por dos más, era necesario que viniéramos- explicó Dana
—A mí me prometió comida y cerveza- dijo Isaza haciéndose el inocente, en el fondo sé que me extraña el muy perro.
—Bueno, espero que hayan traído ambas porque estamos vacíos- expliqué abriendo el refrigerador
—Siempre puedo mandar a Villamil a la tienda- murmuró Maggie haciendo reír a nuestros dos amigos, yo solo la mire extrañado -es broma amor- sonrió haciéndose la inocente.

—No se preocupe perro, aquí traemos todo- señaló Isaza, mientras sacaba las botellas de cerveza de la bolsa de mandado.
—Iré a ponerme la pijama, no puedo más con esta ropa de día- anunció Maggie, me da un corto beso y se va a nuestra habitación, me quedó mirando la silueta cansada pero contenta de mi novia, ha sido un día largo y aún así recibe invitados con una sonrisa en el rostro.
—Deje de verla Villaco, es mía- me discutió Dana tapándome los ojos
—Ush, pero si que es enfadosa usted, que ni a mi propia novia puedo ver- murmuré, teníamos este pequeño juego de molestarnos el uno al otro.
—¿Su novia? No no, Maggie tiene el título de mejor amiga- argumentó quitando las manos de mis ojos
—Se equivoca, es mi novia M I A, ¿quién vive con ella disculpe? - dije orgullosamente
—¿Y no puede ser las dos?- se metió Isaza inocentemente
—No- dijimos al mismo tiempo, y mi amigo se limitó a levantar las manos en señal de inocencia
—Quien fuera la cuñada para que se peleen por uno así- murmuró tomando un trago de su cerveza, de repente se escuchó como algo cayó
—¿Maggie?- pregunté a lo alto, no hubo respuesta, corrí rápidamente como podía ya que tenía solo calcetines hacía la habitación, me siguieron Dana e Isa, un poco más hábiles.

Se encontraba tirada en el suelo, y mi corazón cayó con ella, el miedo me invadió.
—Maggie- murmuré acercándome a ella -Maggie amor, despierta- dije desesperado mientras la movía ligeramente de los hombros, chequé su pulso, algo lento, pero estable, seguía respirando.
—Villa cálmate, respira, Juan ve por alcohol u algodón, debe de haber algo en el baño ¿no?- dijo Dana completamente seria, podía ser una loca a veces, pero cuando todos perdíamos la cordura ella sabía como mantenerla. Me limité a asentir, levantamos a Maggie recargándola contra la pared, Isaza volvió rápido con un botiquín de primeros auxilios, me pasó un algodón con alcohol, mientras Dana le curaba una herida que tenía en la cabeza, no era muy profunda, pero si no se trataba se infectaría.

Después de unos segundos de pasarle el algodón cerca de la nariz Maggie despertó algo mareada, suspiré y me relaje completamente.
—¿Qué? ¿Qué pasó?- pregunta desconcertada -quiten esas caras de haber visto un muerto me asustan- murmuró.

—Pues casi- dijo Isaza ganándose un golpe de parte mío y de Dana
—Maggie, te desmayaste, nos diste tremendo susto- explicó ayudándola a levantarse
—Ah, bueno ya, estoy mejor ¿ven?- dijo intentando minimizar la situación, pero la tensión y preocupación no se iba.
—Maggie, linda, ¿cuando fue la última vez que comiste algo?- preguntó Dana, tomando sus manos
—En la mañana que desayunamos- murmuró
—Maggie te comiste solo medio panqueque, ni siquiera tomaste jugo, y ayer con mis papás tampoco comiste casi- recordé yo un poco regañándola
—Bueno ya, comeré más no es gran cosa- dijo ella levantando las manos en señal de inocencia -disculpen, pero creo que mejor me voy a dormir, aún me siento un poco mareada.
—Todo bien cuñadita, cuídate mucho, que nos da un infarto si haces algo así otra vez- dijo Isaza abrazándola, era evidente que Maggie quería que dejáramos el tema, e Isa le estaba ayudando, comprensible.
—Nos quedamos un ratico más y nos vamos, que descanses amiga te amo, y que disfrutes tus vacaciones- murmuró Dana imitando la acción de su novio.
—Gracias por venir chicos, los amo y lo siento- dijo con una mueca
—No hay cuidado Maggs- dijeron al tiempo y se aventuraron de nuevo a la sala.

—En un rato vengo, mi vida descansa- dije esbozando una pequeña, tomé su cara entre mis manos y dejé un corto beso en sus labios.
—Esta bien, perdón por espantarte- murmuró
—No te preocupes, descansa- respondí y cerré la puerta de la habitación. Me regañé mentalmente por no cuidarla, despedí a Dana e Isaza prometiéndole que me aseguraría de que comiera bien, y la cuidaría, y así se lo prometí a ella y a mi mismo.

Golden (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora