LA OFICINA era inmensa. Casi tanto como la biblioteca. También decorada en madera oscura, y varios estantes grandes pegados en las paredes. La oficina se construyó teniendo como prioridad el aire puro y la elegancia. Como tal, el aire del exterior llegaba a las rejillas de ventilación del piso y salía a través del techo directamente por encima.
Rory observó atentamente las fotografías que había encima del escritorio. Algunas eran de Marshall posando solo, o junto con su esposa. Había otras en donde salía toda su familia, él, su esposa y sus dos hijos. Marshall era rubio, por lo que los dos chicos que aparecían en la foto también lo eran y compartían los mismos rasgos faciales que su madre.
Luego de alejar la vista de ese lugar, caminó hacía un librero en el que observó con atención los libros ordenados allí. Cuando llevó su vista a uno de los cubículos de al medio, se dio cuenta de que, a diferencia de los otros, este estaba libre de polvo, por lo que había sido revisado recientemente. Al inspeccionar más de cerca, y al registrar los libros que allí se encontraban, le llamo la atención uno muy pequeño que casi no se distinguía entre los otros. Fue muy curioso, ya que los libros más pequeños estaban todos ordenado en otro cubículo, ¿Por qué lo tendría junto a otros más grandes? Casi como si lo tuviera oculto.
Al tenerlo entre sus manos y agitarlo un poco, escuchó un ruido sordo. Notó que dentro del libro había un pequeño compartimiento con dos llaves idénticas. Eran llaves pequeñas, de un color dorado viejo, y una estaba más gastada que la otra.
Rory nunca robaría. Jamás. Aunque tener llaves escondidas entre libros ya de por si es sospechoso. ¿Por qué guardarías dos llaves dentro de un libro pequeño, casi invisible a primera vista si no es porque estás tratando de esconderlas? Por lo que, sin dudar, se llevó una y la guardó en el bolsillo de su falda. Pronto la devolvería, su idea era sacarle una copia y luego dejarla en su lugar. Solo esperaba a que Marshall no se diera cuenta muy pronto. Por lo que tendría que ser rápida.
─¿Qué tienes ahí?
Rory se dio bruscamente la vuelta al escuchar la voz de Kyle detrás de ella. Lo vió acercarse hacía donde estaba parada y levantó su mano para mostrarle la llave.
─Encontré dos llaves idénticas en un pequeño libro, escondidas aquí. Me llevaré una para sacarle una copia, la devolveré mañana.
─Eso déjamelo a mí. No sé cómo piensas escabullirte mañana aquí. Será difícil. Marshall tiene guardias en todas las puertas de la casa. Puedo dejar la llave en su lugar mañana por la tarde y luego pasaré por tu casa a dejarte la copia.
─Bien. Pero debes tener cuidado. Por favor no dejes que te vean.
─Conozco todos los sitios de memoria, me he escabullido un centenar de veces. Confía en mí.
─Está bien, relájate señor experto.
Mientras terminaban de afinar algunos detalles de su plan, escucharon unas voces que venían conversando desde el corredor, seguido de unos pasos, cada vez más cerca de ellos.
Ambos se miraron rápidamente antes de buscar un lugar para esconderse, por separado. Finalmente, Rory se agachó para quedar escondida bajo la mesa del escritorio, pero no logró ver hacía donde había ido Kyle. Sólo deseaba que no los descubrieran, sino todo su plan se vendría abajo.
Mientras tanto, Kyle logró esconderse detrás de un gran sofá que quedaba de espaldas hacía la ventana. La puerta estaba del otro lado por lo que, al entrar, no lo verían si es que no daban la vuelta alrededor del sofá. Y Kyle esperaba que no lo hicieran.
Dos hombres entraron a la habitación unos segundos después. Parecían discutir sobre algo, y cuando Rory reconoció a uno de los sujetos como Marshall, sabía que tenía que grabar esto. Sacó rápidamente su móvil y colocó su grabadora de voz.
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A good guide for amateur detectives
Gizem / GerilimAurora Davis, una chica de diecisiete años, amante de los misterios y de los crímenes sin resolver, decide que para su proyecto de final de año investigará la desaparición de una chica de su pueblo ocurrida seis meses antes. Según la policía y la m...