A good guide for amateur detectives

08︱¿vigilada?

AL LLEGAR a casa, Rory entró su bicicleta y la dejó al lado de la puerta. Colgó su chaqueta en el perchero y caminó hacía la cocina. Al entrar por el pasillo sintió unas voces que provenían de al fondo, y cuando entró se encontró con esta escena: su hermano Mike corría alrededor del mesón, sin dejar de reír en ningún momento. Tras él venía su hermana menor, Emma, ​​con menos velocidad, pero sin duda trataba de alcanzarlo.

Ambos eran mellizos. Ambos con cabello castaño oscuro, heredado de su padrastro, y sus ojos eran de un color azul turquesa, cortesía de su madre.

Obviamente iban persiguiendo a su perro, Baxter, que llevaba una de las camisas de rock de los 80's de su padrastro.

Rory se corrió a su izquierda mientras veía a Baxter cruzar la puerta y salir al corredor para poder escapar por la puerta que daba hacía al jardín trasero. Mike siguió su mismo camino y Emma, ​​al verla allí parada fue directamente hacía su encuentro y le dió un abrazo rápido.

─¡Llegaste! Mike le puso una vieja camisa de papá a Baxter y ahora no puede alcanzarlo. Papá nos vió y fue a buscar su pistola de agua y ahora nos quiere mojar, así que escóndete.

Dicho esto, la pequeña salió disparada hacía el salón mientras se escondía detrás del sofá grande perteneciente a sus abuelos.

Rory soltó una carcajada ante esto y caminó hacía la cocina. Cogió un platano y apoyó ambos codos sobre la isla. Mientras le daba la primera mordida apareció su madre por el corredor y le sonrió.

─Tu padre de nuevo está desordenando todo arriba para encontrar esa bendita pistola de agua. Ya le dije que siempre pierde las cosas y luego tiene que andar buscándolas y desparramando todo. Sólo le dije que él mismo debería que volver a ordenar.

Rory le sonrió comprensivamente y miró a través del pasillo para ver como el perro derrapaba como loco sobre el suelo de madera pulida de la sala, con la emoción silbando a través de sus fauces abiertas.

Para cerrar la comitiva, escuchó a Oliver, su padrastro, bajando las escaleras de dos en dos, rápidamente, mientras entraba a la cocina y las miraba.

─¿Dónde se fueron?

Ambas le indicaron, al mismo tiempo, la sala de estar. Rápidamente su padre corrió y pudo escuchar los gritos y las risas de ambos niños mientras Oliver los perseguía, tirándoles agua con su pistola color azul de plástico que obtuvo en un viaje a la playa el verano pasado.

Oliver y su madre están casados hace nueve años, cuando ella tenía apenas ocho y su hermano mayor, Mason, tenía doce. Luego tuvieron a los mellizos y así se formó la familia Davis. Mason y ella tomaron el apellido de Oliver y se quedaron con él, ya que no deseaban nada que los recordara a su padre biológico.

Él ya no estaba allí con ellos. Y eso era lo mejor. Era un tema muy delicado de hablar, y no se tocaba casi nunca. Aunque hubo algunas veces en que Rory deseaba poder hablar con él, pero en los últimos años ese deseo casi se había desvanecido. Oliver era en definitiva su padre y siempre lo sería. Él tomó la decisión de adoptarla, la crió y le enseñó los valores que hoy en día tiene, y lo ama mucho. Ya es parte de su familia.

Mason ya está en la universidad estudiando leyes, así que no estaba ahí con ellos en esos momentos.

─¿Cómo va tu proyecto cariño?

─Eh, perfectamente. Creo que hoy, más tarde continuaré con él. Tengo nueva información.

─Sabes que me alegro que hagas cosas que disfrutas y verte lo buena que eres haciéndolas, pero trata de no sobreexigirte tanto. Recuerda lo que pasó la última vez.