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Mamá ha servido la cena, empiezo a comer mi rica ensalada, mi padre ha muerto hace un par de años, mi madre llamada Naomi recibió una pensión, la vida en este pequeño municipio es sencilla y tampoco es tan cara, por ello mi madre es ama de casa.

Es una madre bastante peculiar, no es la típica que se sienta a tejer, costurar o hacer postres, ella solo cocina por la simple necesidad de comer, en realidad lo odia, para nada es chapada a la antigua, es tan abierta que durante mi adolescencia compraba condones para estar preparada, nunca pude confesarle que era Sango mi amiga quien lo usaba, porque la verdad nunca he llegado a segunda base.

Soy una chica de 18 años recién egresada, sueño con ir a la universidad, pero mis recursos me lo impiden, por ello he buscado trabajo en una cafetería del centro del pueblo, ser mesera es un buen trabajo, aunque algunas chicas o chicos me menosprecien, eso no me interesa, he tenido que vivir siendo señalada por mi querida Jaky, ya nada puede ser tan malo.

Jaky en realidad es Jakotsu, mi hermano mayor, que decidió que amar a las mujeres no era lo suyo, aún recuerdo cuando llego un día a la casa, se sentó frente a mi mamá, y le dijo que era gay, pues no, mi madre no se escandalizo, solo dijo muy tranquila.

-ni creas que dejare que uses mis calzones.

-Naomi-grito mi hermano ante su comentario.

-que soy tu madre-exclamo mamá- no me importa si te gusta el palo, pero en mi casa y donde sea me llamas mamá, que no dé a gratis tuve 8 horas de labor de parto, para traerte al mundo y que al final termines llamándome como sea.

-mamá-murmuro besándola en la mejilla.

Desde esa noche perdí un hermano, pero gané una hermana, vaya, pensé que las cosas serían mejor, pero ese hijo de mi madre, resulto ser más mujer que yo, tanto que mis mini vestidos se le amoldaban a su cuerpo mil veces mejor que a mí, no solo era mi ropa, también zapatos, maquillaje, accesorios y lo peor, juro que si mi madre no intervenía le hubiera cortado las pelotas.

A la muy Jaky, se le ocurrió usar mi lencería de encaje negro, ¿Dónde termino? En mi bote de basura porque no solo fue para salir, sino que termino con semen por todas partes, me había costado un dineral, bueno tampoco, pero lo lleno de semen,  estúpido tenía más acción que yo, creo que eso era lo peor.

-hija y Goyo ¿Por qué no ha venido?—mi madre pregunto por mi novio.

-mamá ya terminamos-conteste evadiendo su mirada.

-qué bueno porque ese solo era una garrapata que se aprovechaba de ti-dice sin tapujos.

Mi madre tiene razón ese idiota perdía su trabajo a cada rato, en cada cita era yo quien pagaba, quien le compraba regalos, quien se desvivía por él, estaba cansada, pero quería saber que era tener novio, al grado de intentar estar con él, pero apenas dejarse caer en la cama como si fuera un dios griego, esperando por su esclava mato todo en mí, ese tarado quería que le diera placer, ni siquiera sexo, solo quería placer.

-mamá-la voz de Jaky sonó suave, rodé los ojos algo quería.

-no hagas drama y dime que quieres-pregunto mi madre sin rodeo.

-un amigo tuvo problemas con su departamento y como trabaja para el gobierno ha sido trasladado aquí, podría quedarse unos días-la cara de cachorro que pone me hacen reír.

-escúchame bien-lo señala mi madre-no tendré mala noche por tu culpa.

-de que hablas-dice Jaky.

-cada vez que traes a un amigo, la casa parece que toma vida, los gritos se escuchan hasta la siguiente cuadra, ya me tienes harta, ya sé que te gusta rudo-suelta mi madre.

El AMIGO de mi hermano Donde viven las historias. Descúbrelo ahora