En la recepción del hotel los recibió un chico de alrededor de veintitrés años que exponía su ombligo tras una torera negra y una camisa corta con un corazón grabado les dio la bienvenida, su sonrisa era algo extraña, pues podía verse un brillo especial en ellos; Honey pasó de largo esa mueca y se centro en lo importante, debían darse una buena ducha.
- Bienvenidos a Afrodita. ¿Puedo ayudarlos? - dijo sonriendo de forma pícara.
- Necesitamos una habitación. - dijo Honey observando el cuerpo húmedo de Sans y los leves temblores que lo acompañaban, debían calentarse rápido.
- Ya lo creo cariño, con semejante bombón, es imposible esperar, ¿Verdad? - el chico tras el mostrador apoyo su rostro en el dorso de su mano mientras sonreía al ver el cuerpo empapado de Sans.
- Hey, la llave. - dijo colocando la tarjeta bancaria en el mostrador, mostraba el cejo fruncido, era obvio que no era el único que realmente veía atractivo a Sans.
- Perdón cariño, solo era joda. - dicho esto, tomó la tarjeta e hizo la reservación, el mascar del chicle que tenía en la boca estaba comenzando a molestar a Honey quien tamborileo sobre la mesa con sus dedos.
Extendió la llave junto a la tarjeta donde seguramente había sido descontado el monto de servicio; se marcharon rumbo al elevador, cuando Honey se regreso para poder preguntar algo, no necesito decirlo el chico sabía exactamente lo que el mayor quería.
- Descuida cariño, he añadido el costo de la lavandería. El baño tiene agua caliente y hay un cambio en el baño, aunque creo que al pequeñín le quedará algo grande. Disfruten de su estadía. - se despidió con el movimiento de sus dedos y una sonrisa amplia.
Dentro del cuarto Sans sintió el corazón palpitar con fuerza, en la habitación se podía ver adornada con luces tenues de colores violetas y rojizos; había un servibar también una televisión y algunas fresas y chocolate que acaban de traer antes de que ellos entraran. Ambos soltaron una leve carcajada.
- ¿Acaso creyó que...? - Sans soltó una risotada que resonó por el lugar. Las risas fueron interrumpidas cuando un estornudo invadió nuevamente el cuerpo de Sans.
- Deberías ir a darte un baño, descuida aquí te espero. - dijo acariciando su rostro, habían decidido hacer las cosas bien, nada apresurado o que terminarían lamentando; era precisamente por eso y que no era necesario tener relaciones para ser feliz, Sans tenía relaciones con Black solo porque él le había dicho que esa era su forma de demostrar amor, pero Honey le demostró de muchas manera que no era necesario encarnarse en el placer para sentirse plenos el uno con el otro.
El teléfono de Honey sonó mientras Sans se duchaba, la voz del otro lado era muy preciada para él, sabía que debía contestar, pero no deseaba que Sans malinterpretara las cosas por lo que para tener un poco de privacidad al responder se marchó al balcón que tenía la habitación que habían rentado, lejos de parecer un hotel del amor, parecía un hotel de estancia en toda regla; no por nada tenía esa tarifa tan alta.
- Berry, ¿Cómo haz estado? - la voz enérgica de su hermano le recibió y Honey pudo sentir por primera vez en mucho tiempo las ansias te tener en frente a su hermano y estrujarlo, sabía que se encontraba en buenas manos, ya que lo estaba cuidando su abuela, sin embargo, le hubiera gustado llevarlo consigo.
- Quiero verte... - la voz de Berry se apagó en un instante y el sonido tan característico de su llanto llenó el auricular.
- Yo también quiero verte, no sabes cuánto te he extrañado... sabes...
Sans finalmente había salido de la ducha, no acostumbraba a tardarse, puesto que los minutos de agua caliente valían centavos que él no podía pagar, además de que a Papyrus le molestaba que se gastara el agua en vano. No encontró a Honey en la habitación y sintió un poco de pánico, se tranquilizó al escuchar la suave risa de Honey desde el balcón, su rostro dibujó una sonrisa de alivió que se esfumó cuando escuchó parte de la conversación.
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Lo siento
FanfictionLa familia Wildfell siempre ha tenido una mala fama, todo comenzó por un pequeño accidente cuando él se encontraba en primaria, nunca pensó que ese pequeño error ocasionaría que todos en aquella ciudad comenzaran a evitarlos; había echado a perder e...