Lo siento

Capítulo 7

Nota: Perdón, creo que mezcle sin querer a los swapfell y los fellswap, pero es que realmente no encuentro cómo diferenciarlos (respecto a los nombres, ya que he visto ambas imágenes con el mismo apodo -refiriéndose a Sans- solo los puedo distinguir por el Papyrus), aclarado esto, no me maten por equivocarme y disfruten el capítulo. Este capítulo está dedicado a Black y su venganza... para que lo comprendan un poco.

BlackBerry se encontraba en su casa, con su hermano Money al lado, con su cigarrillo de marihuana desprendiendo ese fétido hedor, sabía que estaba con su mente perdida, hacía poco ambos habían salido de prisión y lo primero que había hecho Money fue buscar a un nuevo proveedor para su vicio horrible, el anterior había tenido un "pequeño accidente" por el cual acababan de pagar; pero es que a quién demonios se le ocurre jugar con la mercancía y revenderla más cara de lo normal, además de adulterarla para hacerla de una calidad más baja. Deberían hablar con su química para afinar los detalles.

Lo bueno es que su guardas espaldas, Alphys, había visto detrás de las triquiñuelas del anterior químico, un doctor de renombre dudoso que decía podía hacer que el veneno de ratas y un poco de amoniaco haría volarle la cabeza en un viaje de alucinaciones sin riesgos perjudiciales a su salud, Black se maldecía por haber confiado en la intuición de su hermano, pues ahora era un adicto a esa porquería, era sumamente molesto ver como se perdía en su mundo de fantasías y todo lo demás carecía de sentido, esta cansado de ser quien tomará las decidiones de todas las cosas; pero al mismo tiempo tener ese poder era simplemente algo que le agradaba bastante.

Papyrus pagaría todas las que le debía, ya que debido a su arresto por homicidio agravado en primer grado tuvo que estar en la correccional por dos años, mismos en los que su hermano se quedó a cargo de todas sus pertenencias; fue gracias a su adicción y mala administración que cuando regreso a casa solo quedaba un puñado de sus sirvientes, los más leales; sin embargo, la casa se había quedado despojada de toda pertenencia y el dinero que sus padres habían guardado antes de fallecer ahora solo eran una cifra en rojo en el banco.

Blackberry tuvo que posponer por un tiempo su venganza, debía tener como prioridad volver a hacerse de la fortuna que su tan inútil hermano había derrochado en mierda que se fumaba, y consumido la mayoría en lugar de invertirla, cómo debía hacer. Blackberry tenía un carisma único, por lo que no le fue muy difícil convencer a uno que otro joven ingenuo deseoso de poder, mujeres y riqueza, ahí estaba por ejemplo a ese chico extraño que siempre traía una capucha, le conocían como Murder, pues siempre tenía esa mirada desquiciada en su mirada; sabía que estaba loco, en ocasiones lo escuchaba platicar con su inexistente hermano; según había investigado había sido el mismo Murder quien mató con el cuchillo con que siempre juega a su propio hermano; en un ataque desesperado porque no los separaran; lamentablemente su suicidio no se pudo completar, pues cuando estaba a punto de suicidarse y reunirse con su hermano, Papyrus había llegado a escena e impedido que terminará con su tarea; después de estar un tiempo encerrado en prisión había cambiado de idea respecto a suicidarse, pues ahora su hermano lo acompañaba a todas partes y nadie podría separarlos, nadie.

También estaba un chico afeminado que había sido abusado por su padre y metido a la prostitución por el mismo, amenazado con hacerle lo mismo a su hermano sino traía suficiente efectivo a casa. La droga que le proporcionaba Black hacía suficiente plata para salvaguardar la integridad física de su hermano, sin embargo; llevaba tanto tiempo haciendo aquel acto que se había vuelto adicto a ese contacto, por lo que a pesar de no dedicarse de lleno a la prostitución Lust, como terminó llamándolo necesitaba sus sesiones de sexo rudo con algunos cuantos hombres.

Y por último habí encontrado a un egresado de la universidad más prestigiosa de la zona, con el que había hecho un trato, proporcionarle los materiales para sus experimentos siempre y cuando le fabricará estupefacientes que fueran más difíciles de detectar por la nariz de un perro o pruebas químicas, tan fuertes como para volver a un tigre un gato inofensivo y tan recreativas que una mosca se volvía lo más interesante del mundo.