Su sonrisa me dolía. Era un dolor adicional al físico, el daño que me provocaba el fuego adentrándose sin piedad en mí, quemándome con rapidez, y harrasando con todo. Él parecía burlarse de mi sufrimiento, y también disfrutarlo.
Comencé a gritar más fuerte. Mi voz era una, de las tantas que habían ahí. Y se entremezclaba con todas. Muchos humanos estaban sufriendo allí. Era sofocante, horripilante, y poco creíble. De pronto comencé a sentir como perdía mi raciocinio. Mis gritos agónicos seguían, pero yo ya no podía dirigirlos. Era como si mi cuerpo no me correspondiera, y era de alguien más. Tal vez estaba muerta, tal vez lo estuve desde hace mucho antes.
Entonces sentí una corriente extraña. Me sentí levitar.
¡Angela!
Sentí, muy lejano.
¡Angela! ¡Angela!
La voz se hizo más fuerte. Pude identificarla entre tantos gritos del infierno. Era Lyann. Miré a todos lados, para verificar si a ella también la habían teletransportado aquí. O si ella me trajo.
Entonces experimenté algo parecido a un balde de agua fría recorriendo por mi cabeza, y sentí como si muchas gotas heladas entraran en mi cráneo, produciéndose sensaciones totalmente frías ahí. Abrí mis ojos. Ya no estaba en el infierno. Los cerré, y los volví a abrir muchas veces, y entonces sentí un golpe en mi rostro que me hizo reaccionar por completo. Lyann me había abofeteado.
Comencé a gritar, con temor y con rabia de no tener certeza de nada de lo que estaba pasando. Estaba perdida, en un mundo inexistente.
—¡Ya cállate, Angela!
Estaba por propinarme otra bofetada, pero alcanzo a detenerla. Sólo empleé un poco de fuerza, puesto que casi ni tenía.
—¡Cálmate!
—¡No sabes donde estaba! ¡No sabes cuánto sufrí! —comencé a llorar, sin remedio. Ella suspiró agotada.
—Estaba echando a las mujeres, cuando comenzaste a gritar y moverte como si te estuvieran atacando. Estabas con los ojos cerrados, y creí que te estabas volviendo loca. Deberías agradecerme.
—¿Agradecerte? —vociferé molesta, y con ironía—. ¡Me golpeaste en la cara!
Ella se cruzó de brazos.
—Pero funcionó, ¿verdad?
Mostró una sonrisa sínica. Quise golpearla en ese mismo momento, pero lo que decía tenía razón, en parte. Tuve miedo de mirar mi cuerpo por unos segundos, pensando en que lo vería quemado. Pero no sentía el dolor de las posibles quemaduras, ni me sentía la piel ardiendo, así que me atreví a mirarme, y efectivamente, el fuego había sido falso. Todo había sido producto de mi cruda imaginación.
Recordé las palabras de mi abuela. «La magia puede ser muy poderosa, si no tienes control sobre ella.»
Deduje que en ningún momento estuve en el infierno. En ningún momento estuve siendo quemada. En ningún momento... Zach me estaba mirando con malicia cuando me castigaba por toda la eternidad. Todo eso fue mi poder mental, jugándome una mala pasada.
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Lo celestial de tu infierno
Mystery / ThrillerAngela es una bruja albina que ayuda a las personas. Pero entonces, llega un demonio a pedirle su ayuda, y todo cambia radicalmente.