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Él asintió lentamente, y luego me miró a los ojos.

—Oh, poderosa ama, me inclino ante ti, le temo a tu poder, a tu fuerza y magia. —Comenzó a recitar, siempre mirándome fijo. Pero entonces, se detuvo. Y comenzó a reír de forma susurrante y macabra—. Soy el Rey de la Orden Oscura, perra. Yo no tengo ama, soy el amo.

Noté que se acercó peligrosamente a mí, y antes de que haga cualquier cosa, lo detuve con mí mano alzada otra vez, pronunciando un "alto" bien firme.

Él se detuvo.

—Eres mí subordinado, quieras o no. —Murmuré—. Y harás lo que yo te diga, o...

Deposité un poco de mí ira mientras lo miraba a los ojos, y mí mano alzada comenzó a temblar. Sentí calor en esa zona, y luego escuché los gruñidos de Zach. Me detuve. Era sólo una advertencia.

—No estoy entendiendo nada —agregó él, con angustia. Tenía su respiración agitada.

—A pesar de ser tu ama —seguí—, no quiero tu compañía ni tu protección. Te quiero lejos de mí. Quiero que vuelvas al infierno y no me busques más. No me jodes a mí, y yo no te joderé a ti.

Él no dijo nada más. El silencio se hizo cada ves más esperanzador, y pronto, su presencia maligna se esfumó de la mansión de las brujas. Ya no podía sentirlo.

Las dos brujas me dieron un jarabe mágico en la mañana. Eso reduciría la sensación de mareo, pero no las alucinaciones. Elaine me visitó esa mañana, preguntándome cómo me sentía. Me habló de la presencia demoníaca que sintió anoche, tan poderosa y temible. Cuando comenzó a buscarlo, sólo me encontró a mí, sola en el pasillo, caminando de regreso a mí habitación.

Le conté todo. Ahora le tenía absoluta confianza. Ella adoptó una expresión de preocupación, lo pensó un momento, y luego dijo:

—Tienes que llamarlo.

—¡¿Qué?!

—¡¿Qué?! —se oyó después. Fue Lyann, escondida en el baño.

Elaine no se inmutó—. Tienes que enfrentar a Relevna tarde o temprano, Angela. Y necesitarás de su ayuda. Al fin y al cabo, es el Rey de la Orden Oscura.

—Pero esto va en contra de todo lo que nos haz enseñado —comenté—. Dices que debemos alejarnos de los demonios.

—No me gustan los demonios, sí —aceptó—. Evitarlos siempre será la mejor opción. Pero cuando tienes un problema, huir no te servirá. Debes enfrentarlo.

Charlamos un poco más, y luego se retiró de la habitación. Durante el transcurso del día, alucinaba a Tezurt corriendo por el jardín, lo miraba desde mí ventana. El mareo había vuelto, pero no tan fuerte. Aún podía estabilizarme, a veces con ayuda de Holly. Hasta que se hizo una tarea imposible, y tuve que acostarme.

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⏰ Última actualización: Jun 09, 2022 ⏰

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