Capítulo 22

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En el silencio del nevado bosque, brujas y demonios permanecen en silencio sin saber qué hacer realmente. Stolas se ha escapado; y no con las manos vacías.

El silencio del lugar es roto por el estornudo de Vesta. Al oírla, Borja se sienta más cerca de ella para cubrirla con su grueso pelaje y protegerla del frío.

—¿Estás bien? —Pregunta Raksha, levantándose con ayuda de sus hermanas.

—Sí, estoy bien...

—Tienes frío —Asegura la bruja —Tienes que regresar al bosque.

—Pero Stolas...

—Mika tiene razón, Vesta. A Stolas le tomará tiempo poder controlar esa parte del demonio. 

—Controlar a Borkoff no es nada fácil —Comenta Rynna —Hasta para mí fue dificil ganarme su confianza.

—Rynna... —Borja mira a la bruja luego de oírla.

—Stolas dijo que fue la razón de que tú llegaras al bosque de los demonios. —Dice Raksha.

Rynna guarda silencio mientras todos la miran.

—¿Qué pasó esa vez? —Vesta se atreve a preguntar.

Está bien —Dice simplemente —Se los contaré. Es lo justo antes de irme.

—¿Irte? —Dice Borja.

Mi estadía se debe a un conjuro que hice antes de morir ese día, mi lobo. Por eso nunca notaste que estaba en tu interior. —Se sienta frente a Vesta y Borja como si fueran un par de niños —Decidí llevarte al bosque los demonios cuando me di cuenta de que Stolas me había encontrado después de varios siglos. Sabía que ahí estarías a salvo. —Acaricia la mejilla de su hija —Sabía que él te protegería si te pasaba mi don y mi poder. Antes de morir a manos de esos hombres poseídos, susurré un conjuro que me hizo entrar en Borja —Esboza una sonrisa —Ahí supe lo que había pasado con Valko, tu padre. Gracias a él, Borja supo como cuidar de ti.

—¿Cómo hiciste para ocultarla de nosotras? —Pregunta Raksha —Te busqué por siglos después de que creáramos el bosque y el muro ¿Por qué no nos buscaste? Pudimos haber...

—No iba a ponerlas en peligro, hermana. No quería que ese hombre se empeñara en buscarlas a ustedes también.

—Mamá... —Se siente extraña al pronunciar aquella palabra —¿Sabes cómo vencer a Stolas.

—El brujo del engaño no es más que un hombre ambicioso y solo quiere poder. Stolas busca apoderarse de tu don más que de tu magia.

—Stolas recogió pétalos de ambas flores. Él también... —Rynna coloca un dedo en sus labios.

Pero él no lo sabe.

Nadie puede creer lo que Rynna dice ¿Cómo era posible que Stolas no conocier el origen de aquellas flores blancas?

En silencio, Vesta se pone de pie haciendo que todos la observen a la espera de que diga o haga algo. Pero por alguna razón, solo guarda silencio y deja caer un par de lágrimas.

—¿Por qué tienes tanta confianza en mí? —Se dirige a Rynna —Solo tenía cinco años cuando eso pasó ¿Por qué pusiste esa carga sobre mí?

Tenía que protegerte. A los dos.

—¿Dejándome vivir en un bosque lleno de demonios y sin saber de lo que era capaz? ¿De lo que tú eras capaz?

Vesta...

—No te culpo ni te reclamo por nada ¿Cómo podría? Eres mi madre. Pero... —Vesta comenzó a caminar hacia el bosque para alejarse de todos.

A pesar del frío, Vesta decide sentarse bajo la sombra de un árbol para pensar en todo lo ocurrido y en todo lo que su madre le reveló.

—¿Y si no puedo ayudarlos? —Dice abrazando sus piernas. Sabe que Borja la observa —Intenté ayudarlos y fallé por tener miedo. —Desvía la mirada llena de lágrimas hacia el demonio —Lamento haber causado esto. Debí romper el muro y dejarlos libres. Así Stolas...

Vesta guarda silencio al ver la reacción de Borja. Durante su crecimiento, ella nunca había presenciado aquello. Nunca había visto a Borja abrazarla por su propia cuenta.

—De haberlo hecho, el brujo se habría apoderado de los demás demonios y te habría encontrado rápidamente.

—Lamento haberte hecho dormir sin explicarte la situación.

—No importa —Dice reposando su cabeza sobre la de Vesta —Cuando desperté... Me sentí extraño al no verte ahí. Fue como cuando perdí a Rynna. Me sentí enojado por no lograr encontrarte. Me sentí asustado al pensar que no volverías. Sentí frío.

—Te sentías solo.

—Pero dejé de sentirlo en cuanto te encontré.

—Borja...

El demonio ve en los ojos de Vesta el mismo brillo de siempre. Ese brillo que lo animaba a ir en contra de su naturaleza demoníaca para protegerla. Aquella humana era su mejor amiga, su mundo, su cría.

—Tengo miedo —Finaliza Vesta.

—Descuida —Dice acariciando la cabeza de la chica —Podemos lograrlo. No dejaré que ese brujo te haga daño. No volveré a perderte.

Las palabras del demonio hacen que Vesta se sienta más tranquila. Confía ciegamente en Borja. Está segura de que lo que dice es verdad. Sabe que el demonio la protegerá de todo. A su lado, la joven bruja se siente un poco más capaz de hacer lo que tanto le asusta.

 A su lado, la joven bruja se siente un poco más capaz de hacer lo que tanto le asusta

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El bosque de los demonios (2): Fuera Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora