Capítulo 5

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Fuera del Bosque, los tres demonios se ríen a carcajadas como unos dementes al verse relativamente libres luego de tantos años encerrados. El aire fresco y la interesante y molesta luz del sol son cosas completamente nuevas para todos.

— Bien — Lanch se detiene bajo la sombra de un árbol — A lo que vinimos — Gob y Lonch la miran.

— Cierto — Dice Lonch — No podemos disfrutar de la libertad debido a esto — levanta el brazo en el que tiene la enredadera que la bruja dejó al momento de cerrar el trato.

— Lo sé — Sonríe Lanch — Pero nada nos impide disfrutar de nuestra "libertad temporal" mientras buscamos a Vesta ¿cierto?

— Maravillosa idea.

— Al menos no será difícil encontrar a Borja — dice Gob. Lonch ríe.

— Claro que no. Solo debes seguir el rastro de muerte y destrucción que deja a su paso.

— O simplemente seguir el rastro que sus enormes garras dejan al tocar la tierra — se ríen como fuertemente.

— Supongo que nos veremos después — dice Gob, antes de volverse sombra para seguir el rastro de Borja — Suerte con Vesta.

— ¿Quién necesita suerte cuando eres un demonio? — Ríe Lonch.

— Además ¿qué tan dificil es dar con una humana capaz de controlar fuego a su voluntad?

...

En Cántaro, Jack enciende la chimenea para subir la temperatura de la casa y calentar agua en la caldera mientras la chica corta unas verduras para la cena.

— ¿Cómo vas con eso?

— Estoy bien.

— Por cierto ¿No crees que ya deberíamos solucionar el asunto de tu nombre? — la chica lo mira en silencio sin saber qué decir.

— Aún no logro recordar nada. Pero... — Jack la mira con curiosidad — Por alguna razón, la palabra "Vesta" viene a mi mente.

— ¿Vesta? — la chica asiente — Es un lindo nombre ¿Segura que ese es el tuyo?

— No lo sé. Recuerdo haber tenido un sueño en el que alguien me llamaba así.

— ¿Alguien? — la joven se encoge de hombros — Entiendo. Al menos ahora podré llamarte de alguna forma.

— Supongo que sí. Aunque me gustaría que alguien me asegurara que ese es mi nombre.

Jack nota la tristeza en el rostro de la joven; pero al no saber como hacerla sentir mejor, solo vuelve su atención a la chimenea para terminar de encender el fuego.

Durante la noche, la chica permanece despierta mirando hacia el cielo de la habitación que Jack preparó para ella.

Cada noche, desde que había llegado a ese lugar, se hace las mismas preguntas hasta que el sueño la invade. 

¿Cómo había llegado ahí? ¿De dónde provenía? ¿Tiene padres? ¿Quién es Vesta? ¿Por qué soñar con ese lobo negro de ojos blancos le resulta tan agradable y familiar? ¿Quién es él?

Al no conseguir dormir, la chica decide dar una pequeña caminata nocturna por los alrededores de la casa de Jack.

Por alguna razón, la soledad de la noche la hace sentirse cómoda. Como si estuviera acostumbrada a ello. Pero también la hace sentirse triste.

¿Por qué se sintió tan nerviosa al estar rodeada de gente? ¿Por qué está "disfrutando" este momento a solas? ¿Por qué siente que debe hacer algo importante? ¿Por qué llora por alguien a quien no recuerda?

— Ni siquiera sé a quién debo encontrar... — Solloza — Ni siquiera sé si ese alguien me busca.

La joven de cabello rojizo acaba por sentarse en el rincón de una leñera mientras se recoge de piernas y observa sus pies hundirse en la fina escarcha que el frío nocturno deja sobre la superficie.

De entre la oscuridad que la rodeaba, una extraña criatura de ojos amarillo brillante parece cureosear por el lugar. La chica no sabe qué hacer; pero no está para nada asustada cuando este la mira directo y se acerca desinteresadamente a ella. Un gato bastante grande. Una pantera, que al llegar junto a la solitaria joven, no hace más que sentarse y olfatearla antes de pasar su aspera lengua por su mejilla, en el lugar en donde caía una lágrima.

— ¿Mika? — la voz de un hombre llama la atención de la pantera —Mika ¿Qué haces? — la pantera emite un ronroneo y acerca su cabeza a la joven.

Al verlo, la chica se asombra al ver que el hombre parece tener una "conversación" con el animal. Pero más le asombra el ver que la pantera desaparece en las sombras para reaparecer sobre el hombro de aquel misterioso sujeto con la forma de un pequeño y delicado gato negro.

— ¿Quién eres? — pregunta un poco nerviosa.

Al verla, el misterioso sujeto sonríe y se acuclilla frente ella para luego presentarse.

— Mi bella flor roja, al fin te encuentro. — la chica lo mira confundida. 

— ¿"Encontrarme"? ¿Me conoces? — pregunta con la esperanza de al fin obtener respuestas.

— Mi preciosa Vesta — le sonríe amablemente — Mi nombre es Stolas — acerca su mano hacia ella con lentitud para no espantarla — Yo soy tu padre.

El bosque de los demonios (2): Fuera Del BosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora