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En ocasiones, Pascual se sentía más duda que humano.

Se miró al espejo, su reflejo siendo la sombra de la persona que alguna vez fue. Pellizcó su estómago, luego sus caderas y al final sus mejillas. Al poco rato salió del baño, todo cambiado a una ropa más cómoda y con una toalla secándose su cabello castaño.

Tardó minutos así, hasta que se sentó en su cama, dejando a un lado el pedazo de tela y rebuscando en su celular el número de Marion. No hizo nada a parte de mirar con interés la pantalla. Habían pasado pocos días desde la última vez que hablaron, tanto por llamada como mensaje.

Bueno, días desde que ella dejase en visto todos sus intentos de comunicación. ¿Acaso hizo algo mal para que Marion dejara de hablarle? Él sabía que de defectos traía muchos, aunque sentía que su personalidad no estaba tan jodida. Sí, quizá era un poco intenso e idealista, pero nada más a parte de eso.

No tardó mucho en llegar a la horrible conclusión de que ella se sentía asqueada por él, específicamente por su físico. Obviamente aquello estaba alejado de la realidad, pero Pascual no sabía eso. Y si es que lo sabía, se negaría a creer lo contrario.

Todo lo que somos (y dejamos de ser)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora