6. P

152 41 25
                                    

Segunda vez. ¿Era el destino? Quizá. No, alto. Una coincidencia, sí.

Lo suyo era una coincidencia.

Solo iba al parque porque le hacía olvidarse un poco de si mismo. Y es en ese mismo parque que conoció a Marion.

Marion. Marion. Marion. Marion. De origen Hebreo. Variación de María, tal vez.

Su nombre era muy lindo, ella era muy linda. ¿Será que el destino los hará cruzar caminos por tercera vez?

No, seguro no. Es mucho que pedir, Pascual se regañó.

Decidió no pensarlo más y siguió corriendo. Hacía poco decidió ir todas las tardes a correr, había subido mucho de peso. Necesitaba bajar mucho de peso.

Corrió. Corrió. Corrió. Cansado. Un poco más, no importaba que sus pies le estaban ardiendo ni que sentía que en cualquier momento iba a caer al suelo. Mientras más rápido corría eran más las calorías que quemaba, se decía. Mientras más rápido es menos tiempo siendo gordo.

Cansado. Estaba cansado. Ya no podía más, le dolía el cuerpo completamente. Le faltaba aire, se sentía mareado y adolorido. Debía ser una buena señal, era una buena señal.

¿O no?

Todo lo que somos (y dejamos de ser)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora