XXII. CONTIGO.

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JARED
DOS DÍAS DESPUÉS

Iba en mi auto en compañía de Julio, en total silencio. Miré mi celular no había ningún mensaje de él, ni llamadas. Tal vez deba de llamarlo.

— "Jefe". – dijo Julio.

A lo que yo levanté mi cabeza para encontrarme con Louis Y Verónica del otro lado de la calle frente a mi entrada. Al julio acercarse a la entrada me desmonté del auto.

— "Esta gente lleva horas esperando por usted. No le dejamos pasar, no están muy contento." – Dijo uno de los seguridades.

Louis de inmediato cruzó la calle, mis hombres le apuntaron pero dí la señal de que bajarán las armas.

— "¿Donde está?"
— "¿Dónde está quién?"

— "¿Dónde esta Ettan? ¿Que le hiciste?"
— "Eres su esposo. Tú eres quien debe de saber donde él está."
– "Necesito saber donde está, ahora." — Dijo de una forma amenazante.

— "No sé dónde está."
— "¡Debes de saber! — Interfirió Verónica.
— "¡No lo sé!"

— "Si tocaste a mi esposo v— Le dí una trompada que se llevó las mano a la boca para detener la sangre, pero me empujó pegándome de forma agresiva del auto, le grité a mis hombres que no interfirieran.

Me abracé a su cintura para girarlo y pegarlo violentamente de mi auto, el me golpeaba la espalda pero lo levanté para reventarlo contra el auto, intento envolver sus brazos por mi cuello pero me separé de él de inmediato.

— "Todo esto es tu culpa." — Me dijo mientras se limpiaba la sangre.

— "No tengo la culpa de que no te ame."

Intentó golpearme, pero yo le conecte un izquierdazo en el rostro que quedó paralizado para luego caer en el suelo redondo mientras Verónica gritaba despavorida.

Llame varias veces a Ettan pero no respondía. ¿Donde estaba? ¿Que había pasado? ¿Porqué había desaparecido?

Louis volvió a ponerse de pie con ayuda. Y simplemente decidió retirarse, pero yo ahora estaba desesperado por saber donde estaba, seguí llamando pero una tras otras no fueron respondidas.

Hasta que solo me salió el buzón.
¿Que demonios?

ETTAN

— "Gracias, Rasheda. No sabes cuanto te agradesco que me dejes quedarme en tu casa." — Le dije bastante agradecido.

— "Tranquilo, se que es eso. Yo también tuve que huir." — Dijo ella mientras me servía algo de jugo.

— "No seré un peso. Tengo dinero, y voy a ayudarte con los gastos, no sé hasta cuando vaya a quedarme."

— "Solo vivo yo y mi pequeña, no tienes que preocuparte. Bueno, el fin de semana le celebraré cumpleaños así que verás algunas personas aquí."

— "No importa. Estaré encantando de ayudarte con los preparativos y todo."

Ella sonrió.
Había decidido huir de casa. Rasheda me había dado alojamiento en su hogar y yo estaba realmente encantado. De alguna forma u otra me sentía libre.

Los siguientes días fueron calmados, mientras solo miraba las llamadas de mis familiares. Simplemente decidí sacar el chip del teléfono, y olvidarme de que tenía uno. Hasta comprar uno nuevo.

ME ENAMORÉ DE UN DESGRACIADO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora