𝙿𝚛𝚘𝚕𝚘𝚐𝚘

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Había recogido unas flores de lirio cala de color moradas y verdes, estás flores són las favoritas de mamá asi que le voy a llevar unas.

Vivo sola con ella ya que mi papá la abandonó al enterarse que estaba embarazada de mi, por eso expreso mi gratitud trayendole sus flores favoritas.

Iba camino de regreso a casa ya que el lugar en dónde florecen estás flores están lejos de casa pero valía la pena ya que mamá siempre se emociona cuando le doy unas.

Estaba por llegar a mi hogar, cuando escucho ruidos muy fuertes y gritos dentro de casa, ahí fue cuando caí en cuenta que los gritos provenían de mi mamá.

Corrí tan rápido como podía tirando las flores para poder llegar y al entrar encuentro a un ser raro que estaba golpeando a mi mamá.

Tenía garras y colmillos muy grandes, un demonio de las historias que me contaba mi madre.

El ruido que hizo la puerta cuando entré llamo la atención de mi madre y del demonio, este al verme soltó a mi madre y se acerco de manera lenta hacía mi.

-¡Karin, escondeté!- grito con miedo.

El demonio trató de sujetarme pero logre esquivarlo y salí corriendo.

Busque el escondite secreto que teníamos, este estaba en el piso de manera que la puerta estaba escondida entre el pasto y la tierra.

Me metí dentro de el cerrando la puerta quedando todo oscuro, solo algunos rayos del sol adentrandose por la puerta

Me sente en el frío y sucio piso abrazando mis piernas.

Sabía que esto tardaría.

וו×

Ya había anochecido y seguía en el mismo lugar.

Las esperanzas que tenía porque mi madre siguiera viva se habían esfumado.

No era muy tonta, era consciente de que había muy poca probabilidad de que ella siguiera con vida.

Quería salir y que mis esperanzas volvieran pero sabía que tendría que esperar al amanecer.

Recordé que los demonios tenían por alguna razón, cierta debilidad a las flores de glicinas.

Busque entre cajas que había ahí encontrando comida y un poco de agua para después encontrar la dichosa planta.

Abrazo con fuerza la planta para después comer un poco de la comida que había encontrado, todo esto me había dado mucha hambre.

Kimetsu no yaiba y tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora