Capítulo 8

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Dereck
Recargué la espalda en el respaldo de la silla y subí mis pies al escritorio. Mi pulso estaba acelerado y mis labios aún conservaban la humedad de su boca. <Me devolvió el beso> mordí mi labio inferior y se hizo un nudo en mi garganta. El sentimiento de culpa fue opacado por la satisfacción de un beso bien recibido.
El resto del día no hice más que obligar a mis alumnos a copiar lo que estaba en el pizarrón "La perfección no existe" y los 27 artículos que requerían leer.
Como casi siempre, nadie hizo ninguna pregunta ni objeción, sólo se limitaron a copiarlo. Luego de unas horas subí a mi auto y conduje hasta mi apartamento, y a unas cuantas calles de llegar a mi edificio, vi a Tommy caminando por la acera.

Tommy
Solté un largo suspiro.
–Ian...
–Ya dije que lo sentía. Te dije que te quedarás en mi apartamento –Él contesto al otro lado del teléfono.
–N-No puedo hacer eso...
–Deja de estar de niñita, la llave está abajo del tapete del vecino del piso de arriba, número 69.
Puse mala cara y guarde silenció un momento.
–¿Qué? Es lo menos lógico que he escuchado en mi vida.
–Tomm... No es lo menos lógico que has escuchado en tu vida. ¿No recuerdas cuando mi amigo nos compartió de su "polvo mágico" y terminaste arriba de un árbol con una peluca gritando "¡Oh, Romeo! ¿Dónde estás mi dulce Romeo!" ? –Abrí los ojos como platos y me ruboricé
–¡TE DIJE QUE NUNCA LO REPITIERAS! –Grité en medio de la calle. Ian río a carcajadas.
–Vale, lo hago porque no quiero que nadie robe mis cosas.
–Sí, como sea. Gracias.
–No hay de que. Sólo no dejes tus cosas tiradas por todo el apartamento. –Hice un puchero
–¡Y no hagas puchero!
–¿QUÉ? ¡Y-YO NO HAGO PUCHEROS!
–Sí, claro. Y yo nunca te vi suplicando por tu Romeo, Julieta.
–¡YA CÁLLATE, IAN!
–Okay, okay. Tranquilo, tengo que colgar.
–Vete a la mierda.
–También te quiero.
Colgué y molesto guardé mi celular. No puedo creer que Ian se llevará mis llaves, eso me pasa por dejar que esculqué mi mochila.
Me puse mis audífonos y escuché Monsters ~ Timeflies todo el camino hasta llegar al edificio de Ian.

Dereck
¿A dónde ira? A su casa seguro que no. Queda totalmente en dirección contraía -lo leí en su inscripción- entonces...
<A la mierda> baje la velocidad y lo seguí.
Al cabo de unos minutos me di cuenta de que iba al mismo edificio que yo, pero no pude estar totalmente seguro haya que lo vi cruzar la puerta.
Aceleré al máximo, casi atropello al chico del ballet-parking, y corrí hasta el ascensor que justamente se cerró tras Tommy.
<¿Qué estás haciendo, Dereck? ¡Pareces un acosador!> me dije y suspiré. Esperé que llegara de nuevo el ascensor, oprimí un par de botones y luego de unos segundos llegué al piso 10. Cuando las puertas se abrieron vi lo que nunca pensé, Tomm estaba en cuatro patas esculcando bajo mi tapete.

Tommy
Salí del ascensor y busqué el número... ¿Qué número había dicho? <Maldición> Eh... ¡69!
Caminé a lo largo del pasillo buscando el 69, en realidad no fue difícil -En ese piso sólo estaba el "69"- llegué hasta la puerta y me agaché para buscar la llave. Después de unos segundos la encontré y la eche en el bolsillo de mi chaqueta.

–Vaya, nunca pensé que con un sólo beso te vería en cuatro frente a mi apartamento.

 El corazón me dio un vuelco, Mr. Brown estaba recargado en la pared con los brazos cruzados.

 –¡AH!¡NO, NO, NO, YO NO ESTABA FRENTE A SU A-APARTAMENTO!
–¿No? ¿Entonces que haces a cuatro frente a mi puerta?
–¿QUÉ? –me levanté de un salto y de nuevo pisé mis cordones. –¡Ah!
Cerré mis ojos esperando el golpe pero a cambio de eso sólo sentí unos brazos a mi alrededor.

Sonreí tímidamente, me removí incómodo y ruborizado en sus brazos hasta que logré escabullirme. –Yo tengo que irme –Llamé al ascensor mientras escucho como el profesor abre su puerta. Miré hacia la pantalla que indica en que piso está el ascensor.

6
Abrió su puerta

 7
Brown entró en su apartamento y solté un largo suspiro de alivio.

 8
Escuché pasos atrás de mí

 9
Él enredó sus brazos en mi trozo y me llevo hasta la puerta de su apartamento.

–¿Pero...? ¿Qué hace? ¡SUELTEME! – Agité mis brazos y piernas incontrolablemente.
Él sonrió de forma traviesa y me empujó dentro, dio un portazo y me acorralo contra la pared.
–¡DE-DÉJA... –Se aceró a mi rostro y puso sus labios sobre los míos.
Abrí los ojos como platos, pero no lo separé... En cierta forma me gustaba.
Sus labios se empezaron a mover más rápido y fuerte. Introdujo su lengua en mi boca y acaricio con uno de sus brazos mi cuerpo, me estremecí.
<E-Esto no puede ser... ¡Somos hombres> 

Intenté separamos usando mis pequeñas manos <debo entrar al gimnasio de una vez> pensé.
Hice mi cabeza hacia atrás y tomé un respiro.
–¿Qué demonios estás haciendo?
Él sonrió y se acercó hasta mi oído
–¿No es obvio?
–¡DÉJAME! ¡NO ME TOQUES! – Me escabullí debajo de su brazo e intenté abrir la puerta, estuve por lograrlo pero él me cargó por su casa.
–¡DÉJAME! –aunque le propine varios codazos en la espalda él no se inmuto en lo más mínimo. Me bajó junto a una puerta color chocolate e intenté correr fuera de ahí, pero él me detuvo con tan sólo una mano.
–¡DÉJAME! ¡TE DIJE QUE NO ME TOQUES!

–Sinceramente, si en verdad no quisieras que te tocara no me habrías devuelto el beso en el salón. –Me ruboricé más que la vida y suspiré. –También habrías gritado por ayuda, lo cual no estás haciendo.

<¿QUÉ?> fruncí el ceño y tomé aire para gritar.
–¡A... –El profesor me calló con un beso, un beso bastante apasionado, sabía a enjuague bucal y cigarrillos. Puse mis brazos en su pecho para intentar empujarlo, pero solo dejé mis manos ahí sin empujarlo.

Él me abrazó con ambas manos y delicadamente mordisqueo mi mandíbula hasta llegar a mi cuello.
Un gemido se hizo en mi garganta pero lo contuve mordiendo mi labio inferior.
Mr. Brown continuó besándome, pero ahora su mano izquierda se coló debajo de mi camisa. No lo resistí, sus delgados y fríos dedos hicieron círculos sobre mi piel, creía que ardería en ese preciso instante.

Solté un leve gemido y volví a morder mi labio esperando que él no lo hubiera escuchado.
–Si no quisieras que te tocara no gemirías – susurró en mi oído.
<¿QUÉ?> ¡Es un maldito!
–¡Su..suel...t-ta...me! – Cerré mis ojos y lo empujé con una fuerza falsa.
–No lo creo.

 Me empujó aún más hacia el muro y se desabrochó el primer botón de su camisa. Intenté correr pero mis piernas no respondían, estaban temblando.
Tomó mis manos y las alzó sobre mi cabeza. Intentaba decir algo como "Déjame" "Suéltame" o simplemente "No me toques maldito homosexual" pero todo lo que salió de mi boca fue un suave gemido cuando sentí su mano desabrochando mis jeans. Me sonrojé y cerré mis ojos.
–Lo que tienes aquí no dice nada parecido a "deja de tocarme" –metió una de sus manos dentro de mi bóxer.
<Voy a matarlo> mordí mi labio y me removí bajo él.

 –No, no te moverás de aquí hasta que me encargue de esto.
Me volteó bruscamente, de forma que ahora todo lo que veía era la pared.
–Y-Yo no s-soy... Co-comm... ¡Oh!... tú –logré decir mientras Mr. Brown me tocaba extremadamente lento.

–Sólo tienes que pedirlo. – <¡HIJO DE...> Tomé aire y obligué a mis piernas a correr hasta la puerta. Fue muy doloroso en verdad. Giré el pomo y corrí hasta el ascensor -que afortunadamente estaba abierto- oprimí el botón con el número "9" unas 8 veces hasta que se cerraron las puertas, antes de que lo hicieran vi que Mr. Brown corría hacia mí con mi chaqueta en la mano.
<MALDICIÓN>

Different Love [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora