Capítulo 20

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Respira.

Tranquila, de seguro es tu imaginación. Uno... dos... tres, inhala y exhala.

Respira.

Cierro con fuerza mis ojos al escuchar otro ruido proveniente del bosque. Tengo miedo. Escondo mi cabeza en el pecho de Kou, con la esperanza de ahuyentar a lo que sea que se encuentre allí.

Todo mi cuerpo está temblando. ¿Por qué tengo que ser tan miedosa? Llevo así unos quince minutos ya, desde que me desperté por un extraño sonido.

No sé cómo, pero milagrosamente logré dormirme. No deben haber pasado más de cuatro horas desde que nos acostamos, por lo que no me sorprende que Kou siga durmiendo, sabiendo que no es de los que se asustan por nada.

Vuelvo a escuchar un ruido que mueve los arbustos y ahogo un grito. Echo una mirada a su rostro tan tranquilo. No es justo... ¿Por qué soy la única que la está pasando mal? Se ve tan pacífico... no sería correcto despertarlo, ¿Verdad? Pero por otro lado, es probable que pueda volver a dormirse y así yo no tendría tanto miedo.

Me pego más a Kou cuando oigo otro sonido, y el miedo se apodera de mí. Lo siento, Kou, no pienso seguir así.

—    ¡Kou! — lo zarandeo un poco.

Para mi sorpresa, abre los ojos con extrema rapidez y me mira con rostro consternado.

—    Yoshioka, ¿Qué pasa? ¿Estás bien? — pregunta bruscamente, examinándome de arriba a abajo con sus ojos.

—    Hay un ruido — susurro con voz temblorosa —. Hay algo allí, Kou, escucho algo raro.

Primero me mira como si estuviera diciendo tonterías, pero creo que entonces ve la exasperación en mi rostro, porque suspira y me hace un gesto para que no hable.

Nos quedamos ambos en silencio, escuchando solo el ruido de los grillos. Pasan unos segundos y no se oye nada fuera de lo normal. Kou alza una ceja en mi dirección, irritado.

—    Solo espera un poco más, yo-

—    Yoshioka, no hay nada...

—    Por favor — le suplico —. Un minuto más.

Kou me contempla por un momento y asiente con la cabeza.

Justo cuando parece que de verdad no hay nada, el ruido que he estado escuchando los últimos veinte minutos suena.

Giro rápidamente mi cabeza hacia Kou para mirarlo con los ojos muy abiertos y las cejas levantadas, haciéndole saber que me refería a eso.

Mi compañero duda un segundo, pero entonces comienza a destaparse para levantarse. Sigo sus movimientos con mis ojos, confundida. ¿Qué piensa hacer?

—    Kou, ¿Qué estás haciendo?

—    Quédate aquí, volveré en un momento — ordena decidido.

—    ¿Qué...?

Antes de que pueda terminar de hablar, se va. No sé qué es lo que tenía en mente cuando me propuse despertarlo, pero definitivamente no era esto.

Ahora tengo incluso más miedo que antes. Me he quedado completamente sola, en la oscuridad del bosque. Lleno de aire mis pulmones en un intento de tranquilizarme. No funciona. Nada funciona.

Me incorporo sentada y comienzo a sacar la manta que cubre mi cuerpo con determinación. No puedo quedarme aquí sin hacer nada.

Bien, mantas fuera. Ahora solo tengo que pararme.

Mojo mis labios con mi lengua y paso mi peso a mis manos. Luego, flexiono mi pierna en buen estado y me apoyo en ella para sostenerme del tronco del árbol con una mano. De este modo, comienzo a pararme con dificultad, hasta quedar de pie con una sola pierna. Doblo la otra de manera que mi pie no toque el piso.

Ao Haru Ride: la distancia entre nosotrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora