Capítulo 2

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Empezaba a anochecer, el cielo comenzaba a teñirse con los colores cálidos de un atardecer en pleno mar abierto.

Decidió que iría a comer un poco y tomaría también una siesta para poder estar despierto toda la noche.

Destapó uno de los barriles de comida y se encontró con manzanas y mangos, tomó uno de cada uno y se dispuso a comerlos en el camarote.

Abrió la puerta y su sorpresa fue grande al ver quien estaba ahí.

- ¡¿Pero qué percebes?!

- ¡Ah, hola!- dijo la chica.

- ¿Estás usando pantalón?- preguntó Esteban pues ella había cambiado su vestido por unos pantalones y una camisa, no era común ver a una mujer vestida de esa manera.

- Sí, y por lo que veo me trajiste comida, que considerado- dijo Sofía quitándole el mango.

- ¿Cómo subiste al barco?

- Me sorprende que no te hayas dado cuenta, pero lo tenía todo calculado, no iba a dejar que te robaras mi barco.

- ¿Puedo saber para qué quieres un barco?

- Bueno, debo ir a un lugar por encargo de alguien.

- A algún lugar por encargo de alguien...interesante, ¿tu sola?

- Sí.

- ¿De verdad piensas que podrías navegar tú sola?

- Soy tan capaz como tú, ahora dime, ¿A dónde pensabas ir con mi barco cuando lo tuvieras?¿A buscar a tu padre?

- ¿A qué te refieres?- preguntó Esteban pues no sabía como ella conocía lo que le sucedió si ella no estaba presente.

- Las noticias vuelan en esa isla, por eso yo no le dije a nadie nada acerca de mi.

- ¡Mentiras!- se escuchó una voz que provenía de un barril, por lo que ambos se acercaron y lo abrieron para encontrarse con Samuel.

- ¡¿Tú?!- exclamaron al unísono- ¿lo conoces?- volvieron a preguntar al mismo tiempo.

- Sí, él me dió hospedaje cuando te robé el dinero- dijo Esteban.

- Y a mi me atendió en la biblioteca y me dijo que tu fuiste quien me robó

- No podía dejarte ir sola- explicó Samuel- me preocupaba que algo te pudiera pasar.

- Que tiernos- dijo el castaño oji verde con burla.

- Bueno, bueno- dijo Sofía- yo compré este barco, así que yo estoy a cargo.

- ¿Perdón?- dijo Esteban- no dejaré que una mujer me de órdenes, además es de mala suerte llevar a una mujer en un barco, sugiero que te tiremos por la borda antes de que ocurra alguna desgracia.

- Eres más tonto de lo que esperaba, por qué no te tiramos a ti, así te libero de tu prisión corporea y te evitó el sufrimiento que pudieras recibir en un futuro.

- Bueno, ya que te vas a desacer de mi supongo que sabes como trazar la ruta, aprovechar el viento y las corrientes marinas, como sobrevivir a una tormenta, reparar el barco si se daña y otras cosas.

- Y supongo que tu si - dijo Sofía incrédula.

- Claro, yo nací en un barco, y mi vida entera he estado en un barco, soy un pirata y te dejaré quedarte si me dices, ¿Quién eres?¿de dónde vienes?¿a dónde vas?

- Tú no puedes echarme, yo fui la que pago por el barco.

- Claro que puedo, yo soy el que asalta barcos, y los piratas no van a respetar el esfuerzo que tu hagas, si lo quieren, lo obtienen. Justo como yo - ella solo rodó los ojos y empezó a hablar.

Esteban y Sofía. La flor imperial de Rashmil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora