Empezaba a anochecer, el cielo comenzaba a teñirse con los colores cálidos de un atardecer en pleno mar abierto.
Decidió que iría a comer un poco y tomaría también una siesta para poder estar despierto toda la noche.
Destapó uno de los barriles de comida y se encontró con manzanas y mangos, tomó uno de cada uno y se dispuso a comerlos en el camarote.
Abrió la puerta y su sorpresa fue grande al ver quien estaba ahí.
- ¡¿Pero qué percebes?!
- ¡Ah, hola!- dijo la chica.
- ¿Estás usando pantalón?- preguntó Esteban pues ella había cambiado su vestido por unos pantalones y una camisa, no era común ver a una mujer vestida de esa manera.
- Sí, y por lo que veo me trajiste comida, que considerado- dijo Sofía quitándole el mango.
- ¿Cómo subiste al barco?
- Me sorprende que no te hayas dado cuenta, pero lo tenía todo calculado, no iba a dejar que te robaras mi barco.
- ¿Puedo saber para qué quieres un barco?
- Bueno, debo ir a un lugar por encargo de alguien.
- A algún lugar por encargo de alguien...interesante, ¿tu sola?
- Sí.
- ¿De verdad piensas que podrías navegar tú sola?
- Soy tan capaz como tú, ahora dime, ¿A dónde pensabas ir con mi barco cuando lo tuvieras?¿A buscar a tu padre?
- ¿A qué te refieres?- preguntó Esteban pues no sabía como ella conocía lo que le sucedió si ella no estaba presente.
- Las noticias vuelan en esa isla, por eso yo no le dije a nadie nada acerca de mi.
- ¡Mentiras!- se escuchó una voz que provenía de un barril, por lo que ambos se acercaron y lo abrieron para encontrarse con Samuel.
- ¡¿Tú?!- exclamaron al unísono- ¿lo conoces?- volvieron a preguntar al mismo tiempo.
- Sí, él me dió hospedaje cuando te robé el dinero- dijo Esteban.
- Y a mi me atendió en la biblioteca y me dijo que tu fuiste quien me robó
- No podía dejarte ir sola- explicó Samuel- me preocupaba que algo te pudiera pasar.
- Que tiernos- dijo el castaño oji verde con burla.
- Bueno, bueno- dijo Sofía- yo compré este barco, así que yo estoy a cargo.
- ¿Perdón?- dijo Esteban- no dejaré que una mujer me de órdenes, además es de mala suerte llevar a una mujer en un barco, sugiero que te tiremos por la borda antes de que ocurra alguna desgracia.
- Eres más tonto de lo que esperaba, por qué no te tiramos a ti, así te libero de tu prisión corporea y te evitó el sufrimiento que pudieras recibir en un futuro.
- Bueno, ya que te vas a desacer de mi supongo que sabes como trazar la ruta, aprovechar el viento y las corrientes marinas, como sobrevivir a una tormenta, reparar el barco si se daña y otras cosas.
- Y supongo que tu si - dijo Sofía incrédula.
- Claro, yo nací en un barco, y mi vida entera he estado en un barco, soy un pirata y te dejaré quedarte si me dices, ¿Quién eres?¿de dónde vienes?¿a dónde vas?
- Tú no puedes echarme, yo fui la que pago por el barco.
- Claro que puedo, yo soy el que asalta barcos, y los piratas no van a respetar el esfuerzo que tu hagas, si lo quieren, lo obtienen. Justo como yo - ella solo rodó los ojos y empezó a hablar.
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Esteban y Sofía. La flor imperial de Rashmil.
AbenteuerEsteban nació y se crió entre piratas, aprendió a robar, huir, mentir, navegar y matar. Un día, a sus 18 años, cuando asaltaron un pueblo no se atrevió a matar a la familia que estaba escondida en una casa y su tripulación lo abandonó. Ella nació y...