Capítulo 15

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Mientras los demás llegaban, Edward empezó a aventar su objeto para que luego regresara a él. Empezó a pensar en Minerva, la primer vez que la vio fue en su prueba, luego cuando llegaron a la ciudad y después cuando ella los sacó antes de que pudieran morir. Le causaba mucha curiosidad esa mujer, estaba convencido que ella había sufrido mucho aunque no lo dijera, y de alguna manera quería ayudarla.

Era irónico como él quería siempre ayudar a los demás y no dejaba que lo ayudasen a él. Y al parecer Minerva tenía el mismo problema.

"¿Cuando fue la última vez que me dejé ayudar?" Se preguntó y se dio cuenta que no había pasado algo así desde que la tripulación lo rescató de morir ahogado. No está mal dejarse ayudar de vez en cuando, no está mal dejar que los demás te quieran. Tal vez eso era lo que Ed pensaba de si mismo, tal vez le daba miedo que los demás pensaran que era débil.

Todos llegaron con un plato de comida en sus manos que al parecer contenía una especie de sopa de verduras. Edward comenzó a explicar.

- Bueno, supongo que Minerva ya les habrá explicado lo que les voy a decir.

- Que encontraste como llegar al Hauch von licht - dijo Sofía metiéndose otra cucharada de sopa en la boca - la pregunta que nosotros tenemos para ti es: ¿Cómo sabes que es así? O ¿Cómo estás tan seguro?

- Mientras los secuaces del infeliz de Ripper casi nos matan, está cosita - dijo mostrándoles el corazón de piedra -más bien lo que hizo, es la razón por la que ahora estoy herido, me distraje viendo lo que quiero mostrarles.

Dejó caer el objeto al mar.

- Ed, ya sabemos que regresa esa cosa - habló Roca, pero justo en ese momento una línea de un color azúl brillante se trazó en línea recta desde donde estaba hacia donde se suponía estaría el rayo de luz.

- ¿Qué se supone que hace? - preguntó Samuel.

- ¿Qué no es obvio? - dijo Minerva - hay una línea que nos indica hacía donde debemos ir.

- ¿Cómo estás tan seguro de que es así? - preguntó esta vez Esteban, y sin más demora, su ave llegó hasta él y empezó a tirar de su camisa holgada en dirección hacia donde indicaba la linea en el océano.

- Creo que es más que suficiente esta señal - dijo Edward con una sonrisa.

- Pues adelante entonces - dijo Esteban - giremos este barco.

Los capitanes comenzaban a dar las órdenes para girar la nave, ataban velas y otras eran soltadas. Para entonces los carpinteros ya habían empezado a trabajar en reparar el barco.

Cuando todo estuvo listo, todos se fueron a dormir y Edward se quedó de guardia por voluntad propia. Tenía mucho en que pensar.

Mientras más divagaba en su pasado se daba cuenta que debía redescubrirse a sí mismo más pronto que inmediatamente. Debía tratar de conectarse con él mismo para saber por qué no se dejaba ayudar, pero al mismo tiempo por qué quería ayudar a otros. 

Se le vino a la mente aquellos recuerdos que habían despertado en su prueba, había una sensación que le hacía cosquillear el estómago y que al mismo tiempo le preocupaba, era como estar incompleto, como no tener piezas suficientes para descifrar el rompecabezas completo.

A la mañana siguente los cocineros se levantaron más temprano que los demás como de costumbre para preparar el desayuno. Mientras tanto, la princesa y la capitana salieron a cubierta, Edward observaba como Sofía hablaba con Angelic y al cabo de un rato ambas hacían movimientos lentos con manos y pies. Mientras Angelic iba grabando los movimientos que hacían, más rápidas se volvían las maniobras. Edward decidió bajar y observar. Era impresionante la manera tan rápida de aprender de la princesa.

Esteban y Sofía. La flor imperial de Rashmil.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora