Epílogo

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Un año y cinco meses después

"El verde es un mejor color."

"Creo que el azul está bien, gracias."

Eric rueda sus ojos en mi dirección. "Como sea. Solo soy alguien que va a tener que mirar todo eso cada día."

Le doy una sonrisa pequeña, a punto de decirlo que hay más personas en este mundo que tendrán que mirar a las paredes además de solo él cuando una pequeña voz llama nuestra atención.

"¡Ma! ¡Ma!"

Apunto mi brocha hacia Eric, silenciosamente desafiándolo a cambiar las pinturas mientras me voy antes de ponerla encima de los cubos. En mi camino de salida Eric abofetea mi trasero y yo suelto un jadeo, volteándome para mirarlo con la boca abierta mientras miro la impresión de una mano verde en el bolsillo de mis jeans.

"¡Eric!"

"Mejor ve a revisarlo antes de que haga algo que no debería." Eric me sonríe presumido, haciéndose el inocente. Frunzo mis labios en su dirección.

"Estás muerto."

"Tendrás que atraparme primero cariño."

Le muestro el dedo del medio mientras salgo de la habitación y me dirijo a la cocina. Hace seis meses finalmente nos mudamos a la casa que Eric escogió para nuestra familia. Tomó un tiempo mover todo, y teniendo un recién nacido también, no hizo que fuera un proceso exactamente fácil. Por suerte el abuelo Hendricks, la tía Tris, el tío Tobías y muchos otros estaban allí para ayudarnos cuando lo necesitáramos. Desde hacer de niñera hasta mover los muebles, ellos estuvieron allí para nosotros.

"¡Ma!"

"¿Qué está haciendo mi pequeño hombre? ¿Eh?" Me acerco y recojo al hijo de Eric y mío, observando curiosamente el objeto redondo que está tratando con todas sus fuerzas de arrojar en su boca. Él me mira intensamente con ojos que heredó de su padre, su cabello corto rubio cayendo en su cara. Lo pelo hacia atrás, sintiendo los pequeños y suaves mechones en mis dedos.

"¡Ma!" Dice entusiasmado, sacando el objeto ofensor y sosteniéndolo frente a mí con orgullo

"Huh." Digo, sosteniéndolo en una cadera mientras inspecciono lo que parece ser uno de los cepillos para el pelo de Eric. Por suerte tenía el mango en su boca, y no la parte con las cerdas. "¿De dónde sacaste esto siquiera? ¿Te lo dio papi?"

Mi hijo me sonríe, mostrándome sus dos dientes. Probablemente perdió su anillo de dentición y solo quería algo para poder.

"¿Qué estaba haciendo esta vez?" Eric pregunta, saliendo de la habitación y uniéndose a los dos en la sala de estar espaciosa. Coloco a nuestro bebé de vuelta en su catre de juego, sosteniendo el cepillo de Eric hacia él. Lo agarra de mi mano con sorpresa en su cara. "Yo no le di esto."

"Está aprendiendo a preocuparse por su cabello muy pronto. Eres una mala influencia." Digo mientras me estiro hacia arriba en puntas de pie para colocar un beso en la esquina de la boca de Eric.

Entro a la cocina y abro la puerta del refrigerador, sacando el anillo de dentición que ha estado enfriándose allí. Vuelvo para ver a Eric agachado en el catre de juego, hablándole suavemente a nuestro hijo. Me acerco a él, observando mientras interactúan.

"Hey," Digo suavemente, haciendo que Eric detenga lo que está haciendo y me mire. "nosotros hicimos eso."

Eric se ríe y vuelve a mirar hacia abajo. "Sí, lo hicimos." Se estira y toma el anillo de dentición, dándoselo al pequeño Wyatt. Se levanta, envolviendo su brazo alrededor de mi cintura mientras le echamos un vistazo a nuestro hijo felizmente llevándose el juego de gel a su boca.

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