Capítulo 4: Preguntas

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"Crys déjame entrar."

Trago con dureza, abrazando la almohada más cerca a mi pecho.

"Vamos, hablemos."

"Vete. A la. Mierda." Siseo, mis ojos apenas deslizándose para mirar con enojo a mi puerta cerrada.

"Sabes por qué tuve que hacer eso."

Me paro, tirando la almohada de vuelta al sofá y formando puños con mis manos a mis lados. "Incluso si sí entendiera por qué tuviste que hacer eso, no había ninguna razón para decir lo que dijiste Eric." Me dirijo a la puerta y me detengo cuando mi nariz está a unos centímetros de la madera. "Eres un jodido idiota Eric."

No responde al principio, pero cuando lo hace su voz es baja.

"Eso me han dicho."

Cierro mis ojos, descansando mi cabeza en la puerta y soltando un suspiro. No puedo mantener mi emoción fuera de mi voz o detener las lágrimas cuando se forman en mis ojos. "¿Estás tratando de perderme?"

"Crys," Ruega en voz baja. "déjame entrar."

Sorbo mi nariz, enderezándome y alejándome unos pasos de la puerta. "No, no quiero verte ahora mismo Eric."

Hay un golpe repentino en la puerta que me sorprende.

Déjame entrar maldita sea!"

En un impulso de ira golpeo mi propio puño contra la puerta. "¡Definitivamente no voy a dejarte entrar si actúas como un psicópata! Vuelve a tu departamento Eric, antes de que alguien te vea y tu imagen se ensucie."

Me volteo, ignorando sus golpes y gritos que continúa tirando a través de la puerta. Cierro la puerta de mi habitación detrás de mí y saco un par de auriculares, poniéndomelos y prendiendo la música en mi iPod a todo lo que da.

Que se vaya a la mierda

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Tobías camina conmigo a la sala de entrenamiento, quince minutos antes de que los Iniciados se junten aquí por hoy. Él estaba apoyado contra la pared fuera de mi departamento esta mañana y quién sabe cuánto tiempo había estado allí esperándome.

No dice nada mientras nos encaminamos por los corredores, solo me envía la ocasional mirada por el rabillo del ojo.

"Entonces," Comienza, aclarándose la garganta. "¿problemas en el paraíso?"

Me volteo sin una palabra y golpeo su brazo con toda la fuerza que tengo. Se detiene, agarrando con dolor el área herida y mirándome con la boca abierta.

"¿Por qué demonios fue eso?"

"Cállate Tobías."

"Diablos," Murmura para sí mismo mientras se mueve para seguirme el paso, frotando su brazo. "usaste mi nombre completo. Debe ser peor de lo que pensé."

Me volteo y vuelvo a levantar mi puño, pero él se mueve hacia el lado de la pared. Ruedo mis ojos y continúo caminando, abriendo las puertas de la sala de entrenamiento y entrando. Las luces se encienden, el olor de plástico y sudor invaden mi nariz. Es un poco asqueroso pero de una forma también es reconfortante.

"Sabes," Tobías comienza otra vez, asegurándose de pararse a una distancia segura de mí. "si alguna vez necesitas algo o un lugar al que ir, Tris estaría más que feliz de recibirte."

Levanto una ceja. "¿En serio? ¿Solo Tris?"

Se encoje de hombros despreocupadamente. "Bien, a mí tampoco me importaría."

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