Capítulo 8: Redención

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Un cambio en su respiración me alerta del hecho de que Eric está despertando. No me muevo, continuando quieta en mi silla al lado de la cama donde descansa su cuerpo. Con un poco de ayuda de Tobías, los dos lo llevamos a su departamento y lo arrojamos en la cama. Tobías no estaba contento y quería que me fuera con él pero me rehusé. Necesitaba estar aquí cuando Eric despertara.

La esquina de su boca se curva antes de que abra sus ojos. Se queja, lentamente levantando una mano hacia su cara para bloquear algo de la luz brillando sobre él. Me paro y camino hacia la entrada, moviendo el interruptor para apagar las luces completamente. Él se detiene, notando que no es el único en la habitación. Vuelvo a mi silla, doblando las piernas debajo de mí e inclinándome hacia atrás en silencio, observándolo.

Deja salir un suspiro, dejando caer su mano de vuelta a la cama junto a él. Sé que eres tú Crys."

No digo nada. Está oscuro en la habitación así que no puede verme frunciendo el ceño en su dirección,

Un minuto pasa en silencio. Parece darse cuenta de que no voy a hablar con él tan fácilmente.

"Realmente montaste un número con mi cabeza."

Nada.

"No te pude encontrar en todo el día."

"..."

"No lo lamento, ¿bien?" Eric dice finalmente, exasperado. Se sienta rápidamente, pero luego inmediatamente coloca una mano en su cara. Se detiene antes de hablar otra vez. "El idiota se lo merecía."

Sacudo mi cabeza para mí misma, mirándolo. No puedo distinguir todos sus rasgos, pero puedo notar que no me está sonriendo.

"¿Tú," Me detengo, aclarando mi garganta, "siquiera entiendes cómo me haces sentir?"

Ahora él se queda en silencio. Continúo.

"Todo lo que haces, todo lo que dices, me afecta. Aunque sea de buena o mala manera, depende de ti." Trago. "Pero últimamente Eric, tienes un asqueroso hábito de hacerlo de una mala manera."

No dice nada, mirando directo al frente. No puedo ver su cara tan bien así que es difícil saber exactamente en lo que está pensando.

"No soy bueno hablando de mis sentimientos."

"Lo estabas conmigo."

No dice nada de momento. A veces pienso que él se olvida de todo lo que hemos pasado estos últimos años. Yo no puedo olvidar. Mi mente no me deja olvidar.

"Ven aquí."

No me muevo de mi posición.

"...por favor."

Dudando solo un segundo, me paro y me dirijo a su cama. Me siento en la orilla, dejando 30 centímetros entre nosotros. Estaba planeando en quedarme allí pero él aparentemente tiene otras ideas en mente. Se estira y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, acercándome a él y volviéndose a acostar en la cama. Gritando su nombre dejo en claro que no estoy de acuerdo. Me remuevo en su agarre, sabiendo que si estoy siendo sostenida en su abrazo no seré capaz de pensar con tanta claridad como quiero ahora mismo, pero él no me deja ir. De hecho, sus brazos se aprietan a mi alrededor.

"Tenía miedo."

Su confesión detienen mi escape. No me muevo, mi cabeza descansado directamente encima de su corazón. Se mueve de arriba a abajo con su respiración. Una suave respiración cepilla la parte superior de mi cabeza con cada exhalación. Huele bien, como la colonia que llena el baño después de una ducha y su oficina con el escritorio caoba.

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