No eres mi reflejo...

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Título: No eres mi reflejo

Parte 1: Una escapada

Era un día nublado para aquella familia eslava, y para Rusia, una mañana tormentosa para su vida. Nuevamente se estaban mudando a una casa lejos de la ciudad, pues su padre no podía quedarse en un solo lugar por su trabajo como la representante de las tropas soviéticas. Así es, su padre era el gran Urss, y eso lo tenía cansado. ¿Y cómo no estarlo? A sus 12 años nunca a tenido amigos más allá de sus hermanos menores, y ni siquiera podía jugar con ellos pues, o eran niñas, o eran demasiado menores para poder jugar.

Esa "mañana", diciendo precisamente las 4:30 de la madrugada, él junto con su padre y dos hermanos menores ayudaron a guardar todas las maletas para irse inmediatamente de su antiguo hogar, el cuál solo duraron 3 meses ahí antes de mudarse. Por su parte fue muy sencillo, ya era una rutina siempre mudarse a los 2 o 3 meses de un hogar a otro, por lo que ya ni siquiera desempacaba de su maleta para tenerla lista lo suficientemente rápido para mudarse la siguiente vez.

Las horas pasaron con tranquilidad y al fin llegaron a su nueva casa, se encontraba en medio de la nada y eso al menos le agradó un poco, pues podían jugar en aquel bosque con tranquilidad sin que nadie los distraiga, aunque la casa se veía bastante antigua. Bajó de aquel auto y ayudó a sus demás hermanos para bajar, las dos más pequeñas de ellas tenían 4 años de edad por lo que al menos podían caminar por si solas por aquel lugar.

Ayudó a bajar las maletas para después adentrarse en aquella mansión medianamente abandonada, se veía bonita por dentro pero más antigua de lo que se imaginó. Caminó por los pasillos del primer piso notando como la mayoría de sus hermanos se quedaban en el primer piso, para que no se tropiecen a la hora de subir las escaleras, mientras que él, junto al kazajo, ucraniano y bielorrusa se quedaban en el tercer piso.

Sin más dudas agarró su maleta y subió al segundo buscando su habitación, una vez ubicada entró en ella notando algo que lo dejó sin palabras al principio, había. . . demasiado polvo en aquel cuarto. Dejó su maleta a un lado para comenzar a revisar toda la habitación, parecía en un principio una normal por lo que no se quejó ni un poco, pero lo que le extrañó, fue aquel enorme ropero en una esquina del cuarto.

Al abrirlo, le sorprendió demasiado que hubiese un espejo en medio de aquel ropero, era muy extraño pues según él, ningún otro ropero en aquella casa tenía un espejo en él. Agarró un pañuelo y lo limpió con cuidado, parecía un espejo normal con la excepción de algunos inscritos completamente extraños que él, nunca había visto un idioma parecido a ese, pero lo dejó a un lado sin prestarle tanta atención, después de todo, era un niño.

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Las horas pasaron demasiado rápido para aquel pequeño ruso de 12 años, su día fue completamente normal y aburrido al igual que siempre, cuidaba a sus hermanos y hacía todo lo que su padre decía como siempre, después de todo era el mayor. Se hecho en su cama y quedó pensando un poco sobre su día, no lograba conciliar el sueño como cada noche por lo que se quedó ahí mirando el techo un par de horas. Pero cuando estaba a punto de conciliar el sueño... escuchó un llanto. . .

Rusia: ¿Qué? -se sienta en su cama completamente confundido, sus hermanos ya no lloraban de noche por una pesadilla pues tenían 11 y 10 años, por lo que con algo de duda se levantó de su cama pensando que alguno de sus hermanitas menores subieron para dormir con él, no sería la primera vez después de todo. Al abrir su puerta, notó que todo el pasillo estaba vacío, y esos llantos no provenían de ningún lugar del primer piso- Que.. raro..

 Volvió a entrar en su cuarto escuchando ese suave sollozo, no sabía de donde provenía así que comenzó a buscar por todo el lugar, sin encontrar nada. Por alguna extraña razón, se dio media vuelta notando aquel gran ropero, y, al acercarse, se escuchó más fuerte como alguien lloraba del otro lado ¿Alguno de sus hermanos entró ahí para asustarlo? Él no de asustarse ni un poco, por lo que simplemente abrió de par a par aquel ropero, encontrándose con nadie, no había nadie dentro de él.

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