Princesa Blanquirroja parte 1

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Era una mañana hermosa y tranquila para el joven ruso, se despertó antes de lo debido así que se baño y de vistió rápidamente para bajar a tomar el desayuno, a pesar de ser el mayor y tener un horario muy apegado, siempre tomaba desayuno con sus hermanos menores, pues tenía que revisar si de encontraban bien cada mañana. Esa era su rutina, siendo el príncipe de una gran nación tenía varias responsabilidades, pero como en toda la semana de la paso haciendo papeleo, ese día iría a caballo con sus dos guardias a recorrer el bosque, lo que lo emocionó un poco. El desayuno se la paso normal, él se quedaba callado mirando como sus hermanos menores conversaban mientras desayunaban, no tenían tanto trabajo que hacer como él después de todo, al terminar se levantó de su asiento, les deseo buen día a sus hermanos y se dirigió directamente a los establos, una vez al mes, él podía disfrutar ser "libre" de su corona.

Al llegar a los establos, acaricio un poco su caballo blanco mientras se subía en el, tanto Moscú como Petersburgo lo acompañarían ese día para hacer su recorrido, no le importó mucho que ellos estuviesen listos, simplemente empezó a cabalgar, que por suerte fue seguido rápidamente por sus dos sujetos federales. Él bosque fue increíble, las flores estaban escondidas por la hermosa nieve, sin duda era su época favorita del año, el invierno, todo era tan puro, nada de insectos, pocas flores pero todo tan blanco y perfecto para él. Siguieron un rato más a caballo hasta llegar a la playa, la cual seguís cubierta por nieve, una parte del mar estaba cubierto por hielo y se sentía una brisa la cual herizaba su piel por completo. Un día perfecto según él, estaba a punto de marcharse cuando una pequeña luz cegó por un momento sus ojos "¿Brillo? ¿Por dónde?" Se pregunto, hasta que buscando con la mirada por todo el lugar, encontrándose con algo que no esperaba "¿Rojo?" Algo rojo se diferenciaba de la nieve, pero no parecía sangre, pues era rojo brillante.

Se bajó de su caballo rápidamente y agarro su espada con cuidado, era un principe, podía ser una trampa, y Moscú junto con Petersburgo hicieron lo mismo que él. El joven ruso se acercó más hasta encontrar con algo que no esperaba ¿Una mujer? No.. Una chica de cabello rojo y blanco muy hermosa, la cual estaba vestida con solamente una bata, al parecer se encontraba desmayada pero temblando, y esto preocupó al joven príncipe. Rápidamente se quitó su enorme saco y la cubrió con él, para acto seguido cargarla en sus brazos, no sabía quién era ella, ni como se llamaba, pero no podía dejar muera en la nieve así como si nada. Se subió a su caballo aún con aquella extraña chica en brazos, y se encaminó rápidamente al castillo, por todo el camino veía el camino y a la chica, al parecer era extranjera ¿Cómo sabía eso? Temblaba demasiado por el frío, parecía que era de lugares más cálidos, porque él aún en ropa interior, podía estar calmado en la nieve sentado, sin temblar ni un poco, pero ella... Hubiese muerto si él no la ayudaba...

Al llegar al castillo, pidió rápidamente un baño caliente y que venga rápido un doctor, aquellas sirvientas obedecieron rápidamente, después de todo era el primer heredero. Entró a una habitación al azar con una de las sirvientas y vió como llenaban la tina con agua caliente, al estar casi llena por completo, quitó su abrigo del cuerpo de la Blanquirroja y la colocó lentamente en el agua caliente, por suerte no se encontraba demasiado caliente, pero si lo suficiente para poder ayudarla. La sirvienta al ver cómo el joven ruso atendía a aquella muchacha, se hizo varias preguntas en su mente, y se moría por preguntarle quién era aquella hermosa joven, y porqué ers tan atento con ella, y por supuesto "¿Porque ella estaba en ropa interior?" (Bata/vestido para dormír, pero para ellos es ropa interior)

Sirvienta: Joven Rusia... ¿Quien... Quien es esa jovencita de ahí?

Rusia: ...No lo sé... Cuando la encontré, estaba en la playa desmayada, casi cubierta de nieve, si no la saca de ahí, iba a morir... No puedo dejar que nadie me mi gente sufra, aunque... Ella parece ser extranjera... -no apartaba su mirada de ningún momento de aquella joven, diciendo la verdad, le daba curiosidad su piel morena color canela, el cual estaba retornando su color con el agua caliente-

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