13.

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La alarma del celular sonó igual que todos los días. La voz de Bruno Mars con "Uptown Funk" inundó toda la habitación. Los dos cuerpos en la cama se removieron incómodos por tener que levantarse tan pronto. Ohm estiró su brazo para apagar temporalmente el sonido.

–Fluke, bonito. Quita tu pierna, necesito levantarme– el castaño se quejó y no hizo caso al llamado. Por el contrario, se aferró con más fuerza al cuerpo ajeno –Fluke, tengo que ir a la escuela. Solamente voy por una clase, volveré rápido y podemos seguir durmiendo ¿si?

–No vayas, deja de estudiar y yo te voy a mantener– habló el más bajo medio dormido.

Ohm sonrió y se acurrucó más contra el pequeño cuerpo. Todo se sumergió en un profundo silencio nuevamente, sólo se percibía el sonido de sus respiraciones acompasadas, hasta que el despertador sonó de nuevo.

En esta ocasión el castaño fue realmente consciente de la situación y se levantó de golpe.

–¡Ohm, tu escuela!– bajó de la cama y comenzó a dar vueltas por el pequeño departamento –¡Date prisa o llegarás tarde! ¿Quieres café? ¿Desayunas antes de salir? No soy un excelente cocinero pero puedo preparar algo rápido.

Ohm se quedó acostado, contemplando que el castaño no tenía puesto más que una de sus camisetas y le quedaba enorme, podía quedarse a observarlo en ese estado todo el día.

–Creo que no iré a la escuela, hace un momento alguien habló de mantenerme y me lo tomé muy enserio. Así que vuelve a la cama.

–Deja de burlarte de mí, aún estaba dormido– dijo el más bajo, haciendo un ligero berrinche –Ahora ve a darte una ducha y vístete, yo me encargaré de tu desayuno.

El pelinegro se levantó e hizo todo lo que le habían ordenado, pues no quería ver a un Fluke enojado tan temprano.

Apenas estuvo listo, salió del baño y solo se encontró con una mirada de reproche por parte del castaño, al parecer no se había salvado de verlo molesto.

–No tienes nada en tu nevera y busqué en los estantes sólo para encontrar esto– dejó sobre la mesa algunos empaques de fideos instantáneos –creo que iré contigo y durante tu clase yo haré compras porque no permitiré que sigas comiendo esta basura.





–Será mejor que vayamos en mi coche porque yo jamás he subido a una motocicleta– dijo Fluke, mientras bajaban por las escaleras hasta el primer piso.

–Yo siempre conduzco con precaución, vamos, te va a gustar– Ohm sacó las llaves de su moto y solo entonces se percató de la ausencia de su teléfono –creo que olvidé mi celular. Epérame aquí, iré a buscarlo.

El castaño asintió y se detuvo cerca de la entrada a esperar. Hasta que en su campo de visión apareció una persona que conocía mejor que a sí mismo.

–¿Fluke? ¿Qué haces aquí? No te vi llegar– ambos se acercaron y se dieron un empalagoso abrazo, como sólo ellos sabían.

–Me estoy quedando aquí, mamá, espero que no te moleste que comparta un departamento con uno de tus inquilinos.

La mujer lo miró extrañada y no se molestó en disimular el tono de desconfianza que acompañó a su voz en sus siguientes interrogantes.

–¿Con quién te estás quedando? ¿Por qué no estás en tu casa junto a tu novio? Si están disgustados deberías tratar de resolverlo en lugar de escapar. Yo podría hablar con Bosston para que arreglen sus problemas, sólo dime qué fue lo que pasó.

–No, mami. Bosston y yo terminamos, estamos bien y aún vamos a resolver lo de la casa. No tienes que preocuparte por mí.

Después de la muerte de su esposo, la señora Country sólo se había dedicado a una cosa: cuidar de su hijo. Siempre procuraba darle lo mejor y apoyarlo en todo lo que pudiera. Y gracias a ello, su pequeño jamás tuvo problemas, siempre fue obediente y procuraba ser un buen hijo, aunque el carácter de ambos no ayudara mucho.

¿Disponible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora