Parte 10/1

1.2K 108 6
                                    

Sentí mi respiración cortar y a mis manos temblar, por lo que me separé lentamente de sus cálidos labios que tanto deseaba. Me apoyé en mis manos, ya que sentía que en cualquier momento podría desmayarme y solté un largo suspiro. Miré a Ten con una expresión de persona enamorada y le sonreí. Él también lo hacía; una extraña especie de sonrisa mientras mordía su labio inferior y acariciaba una vez más mi mejilla.

—Eres perfecto —Le dije con un solo aliento. El ensancho más su sonrisa y suspiro—.

—Creo que me gustas, y mucho.

— ¿En serio? —Le pregunté sonriendo aún más estúpidamente mientras cerraba los ojos y le agradecía al cielo por estos momentos—.

—Por supuesto. Creo que eres grandiosa. Quiero besar... -Ten se inclinó hacía mi mientras hablaba, y después cayó en mi regazo. Solté un pequeño gritito mientras lo sostenía con firmeza entre mis brazos.

— ¿Ten? ¿Estás bien? —Él no contestaba—. ¿Hola? Me aparte de él, frunciendo el ceño. Lo recosté en la banca y presioné las palmas sobre su corazón. Realmente no sabía absolutamente nada sobre primeros auxilios, pero creí que tal vez, podría diferenciar si aún respiraba o si no... Estaba aterrada. Para mi alivio, el soltó una risotada mientras lo seguía sosteniendo.

—Necesito otra cerveza —Se apartó de mí y caminó hacia el interior de la casa, tropezando con objetos invisibles. Parpadeé un par de veces antes de darme cuenta de algo; Habíamos estado en una fiesta, y aunque no lo vi tomando ninguna bebida, no justificaba el hecho de que, después de mi partida él hubiera bebido un poco. O tal vez mucho. No, no podía ser. Conocía de ese tipo de casos en el cual la persona ebria podía actuar perfectamente normal por un corto lapso.

Pero Ten había sido demasiado, demasiado convincente. Incluso había admitido que yo le gustaba. E incluso yo seguía confiando en él, mientras chocaba con esas paredes invisibles que se colocaban en su camino. Porque él había dicho que yo le gustaba. Y aunque realmente hubiera estado tomando cerveza, siempre dicen que los niños y los borrachos decían la verdad. Y él era un niño y un borracho.

Sacudí mi cabeza y después me dirigí hacía el, a manera de ayuda. Se negó rotundamente, escupiendo en el piso. Me aparte repugnada y le eche una mirada.

—Ven, acompáñame a mi cuarto. ¿Podrías? —Pregunto él con la lengua trabada. Asentí, aunque él no pudiera notarlo y tomé con cuidado su codo derecho, guiándolo escaleras arriba.

Aún me parecía imposible que él hubiera dicho y hecho esas cosas segundas atrás. Sin embargo, no me sentía arrepentida. Porque yo le gustaba. Yo le gustaba, yo le gustaba, yo le gustaba. Ya en su cuarto, lo ayudé a recostarse en su cama. Quedó boca abajo, en silencio por unos segundos, solo para después comenzar a reír como enfermo mental. Tal vez me había equivocado un poco y él hubiera ingerido otras cosas aparte de cerveza. La idea me repugnó y mejor opte por hablarle.

— ¿Quieres que te haga un café, o algo? —Le pregunté acostándome a su lado y acariciando su cabello con dulzura. Odiaba que él fuera tan increíblemente irresistible, incluso en esos estados.

—No. Quiero que me hagas otras cosas —Dijo él, hundiendo su voz en la almohada y lanzando una carcajada. Yo rodé los ojos.

—Eres imposible.

—Quiero que me ayudes. A quitarme la ropa —Levantó su cabeza y me miró, literalmente, levantando una de sus cejas y mordiendo sus labios con exageración. No creí que lo dijera de broma, así que me levanté de golpe de su lado y le quité con rapidez los zapatos, junto con las calcetas y los aventé en un rincón de su cuarto. Él río más—. No me refería a los zapatos. Me refería a esto —Dijo señalando la bragueta de sus vaqueros.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora