Parte 20

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Lo ayudé a subir las escaleras rápidamente, aunque no necesite de mucho esfuerzo, dado que él estaba tan impaciente que prácticamente subió los escalones de dos en dos. Se aferró a mi mano y en ningún momento abandonó la sonrisa que tenía marcada sobre el rostro. En cuanto llegamos a su cuarto, me empujó sobre la puerta, aprisionándome con sus brazos. Comenzó a besarme desesperadamente, mientras que yo, inútilmente le colocaba seguro al pomo y fallaba al intentar desabotonar su camiseta. Él saco mi cardigán y yo mordí su labio superior. Ten gimió, sin separase de mí.

—Te amo como no tienes idea —Dijo él con la voz entrecortada, trazando un camino con sus manos por toda su espalda. Sonreí y le volví a besar.

—También yo —Contesté, añadiendo.

Nos alejamos de la puerta y luego lo empujé sobre su cama, aprovechando el pequeño espacio para sacarme los vaqueros y los zapatos de un tirón. Me acerqué a él, recostándolo sobre las almohadas. Ten flexionó las piernas y me senté sobre su vientre, deslizando mis manos frías por debajo de su camiseta, sintiendo su abdomen. Sentí como él se estremeció y de nuevo me incliné sobre él. Besé sus parpados, su boca. De ahí me pasé hacia el lóbulo de su oreja, su mandíbula y después su cuello. Ten comenzó a acariciar mis muslos desnudos y mi trasero, a través de la fina tela y entonces fui yo quien me estremecí. Me aparte, levantándome de la cama y sin esperar autorización saque su camiseta y baje sus vaqueros, exaltándome al observar el bulto que sobresalía de su bóxer. Tragué duro y sentí mis mejillas calientes, sin apartar la mirada. Ten se inclinó, recargando su espalda contra el respaldo de la cama.

— ¿Qué sucede? —Preguntó, alarmado.

Tragué duro e intenté guardar la calma.

— N-nada. Es-stoy bien -Frunció el ceño, incorporándose totalmente. Bajó los pies de la cama y alzó las manos, esperando a que se las tomara. Corrí hacia él y me incliné, colocándome de cuclillas frente a él. Ten sonrió tranquilamente.

— Mi amor, no te preocupes por nada. Yo... yo sé que esta vendría siendo tu primera vez —Bajé la mirada, avergonzada y recordé aquella vez, en este mismo cuarto, cuando habíamos estado a tan solo un paso de lo que ahora haríamos enseguida. Cuando le confesé que aún no había estado con nadie, que él sería el primero y el único, si era posible. Cuando le confesé mi amor. Cuando él me lo confesó también. Cuando volví a ser feliz. Desde aquel día, comencé a almacenar en mi cerebro los recuerdos que había vivido aquí. Hoy podría desenterrarlos de nuevo, sin ningún temor. Sonreí, levantando de nuevo la mirada y acaricié su barbilla. Él colocó su mano sobre la mía —. No quiero que te sientas obligada por mí al hacer esto. También tiene que ser tu decisión, no importa la que sea. Yo te entiendo. Si piensas que vamos muy rápido, solo dímelo. Me detendré si así lo quieres.

Me desesperé de su sermón, aunque también aquello me parecía muy dulce de su parte. Yo más que nadie en este mundo sabía lo desesperado que Ten estaba de hacer... Bueno, tener sexo. Y tengo muchas pruebas que lo confirman. Así que todo este asunto resultaba terriblemente... Conmovedor, por así decirlo. Además, yo fui la que lo incitó, en primer lugar. Y esta vez no me iba a echar para atrás. Decidí que estaba totalmente lista a dar el primer paso. Y no solo porque sabía que Ten, detrás de esas palabras de calma lo pedía totalmente a gritos. Esto lo haría por mí. Porque era algo que deseaba desde hace mucho tiempo.

Coloqué mis manos sobre cada una de sus piernas, impulsándome con ellas para poder ponerme de pie. Pero no lo hice. Simplemente me dejé caer sobre él, de nuevo aferrándome a su cuello, mordisqueando sus labios. Ten se veía confundido, pero cuando pasó, dejó a sus manos envolverme por la cintura. Comenzó a deslizarlas por debajo de mi camiseta, levantándola completamente. Lo ayudé a sacármela por el cuello y lo atraje hacia más fondo de la cama. Esta vez, rodamos, logrando que él se colocara sobre mí. Envolví mis piernas alrededor de su cintura, logrando un estremecimiento de su parte y un gemido del mío, al sentir su entrepierna contra mi pelvis. Nuestras respiraciones se tornaron más rápidas y superficiales. Ten jadeó, alejándose por un segundo de mi boca, buscando aire. Me permití observarlo. Su cabello totalmente enmarañado, con la boca totalmente hinchada y rosada, las mejillas teñidas de rojo y sus perfectos ojos pálidos que necesitaban ver más allá de mí. No pude evitar que una lágrima se deslizara por mi ojo derecho. Éramos tan felices, a pesar de todo. Los prejuicios dejaron de existir al segundo en que lo conocí. ¿Quién me podía negar que todo lo vivido en los últimos meses no fue jodidamеnte bueno? Jamás en mi vida había sido tan feliz como lo era ahora, con Ten a mi lado. Era mío, solo mío.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora