Parte 8/3

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— ¿Y ahora qué? ¿Qué hacemos? —Le dije gritando por encima de la estruendosa música. Algo de rap que no podría identificar ni en un millón de años.

— ¡Busca a Lucas! —Grito él. Lo llevé hacía un sillón, para que no se tropezara mientras yo iba a buscar a Lucas y en cuanto se acomodó en él, comenzó a hablar con un chico rubio. El me miro y me dirigió una sonrisa, que yo devolví. Después me alejé y me perdí en la multitud.

Había gente en cada rincón de la casa, al igual que la cerveza, que obviamente no podría faltar. Los fumadores se encontraban en el patío trasero, un par de parejas sobre los sillones, las paredes e incluso el suelo, tragándose vivos, otras personas rompiendo jarrones y platos, y otros corriendo desnudos alrededor de la piscina trasera. Era un tremendo caos. Me llevaría un siglo encontrar a Lucas.

Seguí recorriendo la casa, sin ninguna pista de él. Quería darme por vencida e ir directamente hacía Ten, pero tampoco quería defraudarlo. Después de haber visto tres veces toda la planta inferior, decidí ir escaleras arriba y probar mi suerte. Subí de dos en dos los escalones, a toda prisa, y comencé a mirar en los cuartos. Algunos solos y otros... bueno ya saben.

Por último, metí la cabeza en un cuarto, nadie lo ocupaba. Bueno por lo menos era algo, pero ¿dónde se había escondido Lucas? Decidí bajar y preguntarle a alguien desconocido, si lo habían visto, así que cerré la puerta. Pero antes de poder evitarlo, alguien me había tomado de la cintura, apretándome en un abrazo. Me giré. Kun. Kun y Ten, en la misma casa. ¿Enserio? Demonios.

—¿Sook? ¿Qué haces aquí? —Preguntó Kun mientras seguía apretándome en su abrazo. No hice nada para separarme— No sabía que conocías a Lucas.

—Um... No realmente —Él levantó una ceja en mi dirección— Estoy aquí porque un amigo me...

— ¡Sook! —Gritó Lucas sonriendo mientras se dirigía en mi dirección. Lo saludé, al igual que Kun. Los dos seguíamos pegados, cuerpo a cuerpo. Cuando Lucas nos vio, su sonrisa se desvaneció rápidamente.

—Que pasa, Lucas—Le dije separándome de Kun. Él me devolvió una mirada fría. «Que extraños son los chicos».

—Sook, ven aquí. Ten me pidió que te llevara con él. Ahora.

—Ella está conmigo, Lucas—Respondió Kun a la defensiva. Yo rodé los ojos y miré hacia otro lado.

—Olvídalo, Qian —Dijo Lucas visiblemente molesto— Esta es mi casa y yo hago lo que se me pegue la gana. Eso incluye llevar a Sook con su novio.

«¿Qué? ¿Cuál novio? ¿Él dijo Ten? ¡Ten no era mi novio! ... Por desgracia».

—Ella no tiene...

—Mira, si no te parece la idea, mejor lárgate de mi casa, ¿está bien? Ahora déjala en paz. -Kun me volvió a sujetar a su costado. Yo no quería que los dos pelearan, así que preferí separarme de él y volver con Ten

— Kun, está bien. Iré con mi novio —Le lancé una mirada extrañada a Lucas. Me debía una gran explicación— Hablamos luego, ¿vale? Te quiero. -Kun me devolvió una mirada de soslayo y después desapareció en el interior del cuarto. Me volví hacía Lucas. — ¡Qué te sucede! ¿Novio? ¡Por qué le dijiste eso! —Le regañe entre susurros, mientras bajábamos las escaleras junto.

—Tenía que hacerlo por tu bien. Él no es una buena compañía.

—Estás demente, ¿verdad? Tú eres el único aquí que no es una buena compañía. ¡Ni siquiera me conoces! —Le solté cuando ya habíamos llegado al primer piso. Él me miró.

—Dentro de muy poco me lo vas a agradecer —Dijo él, aún serio. Me di media vuelta, dispuesta para irme, pero él me detuvo— Ten de verdad te está buscando. Está en el patio trasero. Ve y búscalo.

— ¿Quién eres tú? ¿Su mensajero? —Me di media vuelta, de nuevo, para enfrentarlo, pero él ya no estaba ahí. —Estúpido —Dije para mí y me encaminé hacia el patio trasero— Después de esquivar a la gente, me encontré con un Ten sentado y pensante en la orilla de la piscina, solo que sin mojarse. Estaba mirando hacia la nada. — ¿Qué sucede? —Le pregunté sentándome a su lado y enterrando la cabeza entre mis piernas flexionadas.

— ¿Dónde estabas? Encontré a Lucas justo después de que tú te marchaste —Me respondió curioso. Me giré para verlo. Sus ojos se habían tornado a una especie de negros que me dio escalofríos.

—Lo estaba buscando. Después me encontré con un amigo y ya sabes. Perdón, se me pasó el tiempo muy rápido.

—Sí, está bien. No te preocupes —Alzó una mano acarició mi mejilla caliente con sus dedos. Me congelé por unos segundos y después cerré los ojos. -Tienes fiebre. ¿Te sientes bien? —Dijo apartando su mano de mí. Abrí los ojos. Me miraba, literalmente, con unos ojos de amor. Sacudí la cabeza. Esta fiesta me estaba causando alucinaciones.

—No realmente. Me duele muchísimo la cabeza —Le dije mordiéndome el labio inferior y rascándome la pierna. Estaba nerviosa— Creo que lo mejor sería si me fuera de aquí.

—Probablemente —Dijo él, pensativo— Deberías irte a casa. No quiero que te enfermes por mi culpa, o algo parecido. -Le sonreí amablemente. Mis oídos tenían que estar haciéndome una broma. Él nunca había sido así conmigo. ¿Se preocupaba por mí?... Después recordé sus palabras. Solo éramos amigos. Solo eso. Y los amigos se preocupaban por los otros. Mi sonrisa se desvaneció.

—No te preocupes. Y si, lo mejor será que me vaya a casa. ¿Lucas te puede llevar a la tuya? —Le dije levantándome del suelo y sacudiendo mi ropa.

—Por supuesto. Él me puede llevar —Alzó su mano en mi dirección para que lo ayudara a incorporarse. Se levantó y después metió las manos en sus bolsillos delanteros— Nos vemos mañana, Sook—Me dio un beso en la mejilla y después se alejó lentamente de ahí. Llevé una mano a mi rostro. Podía sentir como si su tacto hubiera quemado mi piel, de una buena manera. Volví a sonreír.

—Hasta mañana.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora