Parte 15

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Los siguientes tres días fueron insoportables. Mamá no había parado de llamar a casa de Yuna. Cada hora, cada minuto, cada segundo. Tanto así que tuvieron que desconectar todos los teléfonos de la mansión.

Yiren, como era de esperarse, no me dejó ni siquiera un mensaje. Ni un recado, ni una nota. Vaya, ni siquiera una llamada. O tal vez eso fue por lo de los teléfonos desconectados, pero no creo.

Ten había decidido mantener nuestra relación bajo secreto. Nadie podía enterarse, ya que, según él, podrían despedirme en cualquier momento. Eso me dejaba bien claro que Yuna nunca me aceptaría como novia de su hijo. Y yo aún no sabía por qué. Pero oh, el último día, el horrible y espantoso último día fue cuando me di cuenta de porque era tan extraña conmigo y también de porque se ponía nerviosa al pensar de una posible relación con su hijo.

Y yo aún no sabía por qué. Pero oh, el último día, el horrible y espantoso último día fue cuando me di cuenta de porque era tan extraña conmigo y también de porque se ponía nerviosa al pensar de una posible relación con su hijo. Porque Ten tenía una novia. Y no, no hablaba de mí. Hablaba de una súper modelo, con cuerpo escultural, piernas kilométricas y un cabello muchísimo más suave que la seda. Y para qué hablar de su cara, su perfecta cara de porcelana que parecía sacada de un diseño de Photoshop. Y no estaba exagerando eh. Incluso, podía estar segurísima de que la había visto en alguna portada de revista. La odié desde el primer momento en el que la vi. El día en el que partiríamos a una cabaña a las orillas del lago Noruega, en la hermosa Maine, yo me encontraba preparada de pies a cabeza. Mi cabello estaba bien amarrado en una coleta y el poco maquillaje que usaba se veía natural. En cuestión de la ropa, bueno, ese era otro tema.

Íbamos a descansar, así que lo de menor importancia era como iba vestida. Incluso Yuna se veía normal. Pero entonces ella habló y mi día de perros comenzó.

—Querida, ¿Ya estas lista? —Ella dijo mientras acomodaba sus maletas en la sala de estar y reacomodaba su cabello. Yo solo asentí, sonriendo por la idea de pasarla con Ten, alejados de todo. Y pues bueno, con su madre—. Perfecto, porque necesito que me hagas un favor muy, muy pequeño.

La mire, confundida. Sin embargo, no me pondría a hacer rabietas ni alegar. Ese era mi trabajo.

— Uhm, ¿qué quiere que haga?- Ella sonrió energéticamente, algo que nunca había visto y después miró hacia arriba, hacia las escaleras.

— No quiero que Ten se entere aún pero, —ella se acercó más a mí, susurrando entre aquellos labios perfectamente maquillados—, necesito que recojas a su novia del aeropuerto. Es una sorpresa. ¿Puedes?

Se alejó y yo me quede ahí, en la misma posición, inmóvil y sin parpadear. ¿Acaso había oído bien? ¿Su novia? ¿De qué se trataba todo esto? ¡Yo era su única novia! Yuna me miró, impaciente sin que su sonrisa se hubiera borrado del todo

— ¿Y bien? ¿Qué dices? -Asentí, bajando la mirada y abriendo bien los ojos. Ni siquiera quería hacerlo, pero mi cabeza no funcionaba del todo bien. Lo único que pensaba era el que mataría a Ten por esto. Lo juro.

Conduje de muy mal humor hasta llegar al aeropuerto internacional de Seúl. Gracias a Yuna y a él internet inalámbrico de mi celular, me había enterado de algunas cosas de la tal novia —de la cual yo no tenía ni idea que existiera— de Ten. Su nombre era Lisa, tenía veintiún años y odiaba a todo mundo. Había salido en un sinfín de películas coreanas, modelado en las pasarelas más famosas de todo el planeta e incluso se rumoraba que alguna vez había sido novia de Park Hyung Sik. Y créanme, yo amaba a Park Hyung Sik. Por lo que había leído, también era una pequeña gata rubia caprichosa y creída que pensaba que las morochas eran personas estúpidas, cuando la única estúpida era ella. Quería verle la cara para escupirle en el ojo y golpearla con mi bolso. Pero no, yo no era tan salvaje.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora