Parte 8/1

1.2K 101 3
                                    

Tres horas más tarde, me encontraba sentada sobre la mullida cama fosforescente de Yiren. Había decidido que, como la mitad de mi armario provenía de todas las tiendas de segunda mano de la ciudad y la otra mitad provenía de mi madre, no tendría absolutamente nada apropiado para vestir en la fiesta a la cual iría con Ten. Como mi ego era grandísimo, no quería verme fuera de lugar. Quería sentirme parte de los demás y no provocar las burlas de todos, como era de costumbre. Pero más que nada quería verme bonita para Ten. Aunque él no me pudiera ver de todos modos.

Y gracias a que mi mejor amiga era una gurú de la moda—aunque ella fuera parte del lado oscuro—, ir a su casa sería el lugar perfecto para ser asesorada por alguien con experiencia en estos casos.

—¿Estás segura de que no lo decía bromeando? —Preguntó ella en tono serio mientras tendía los millones de cosméticos sobre su alfombra roja. Comenzó a tomar unos pocos y después volvió a tirarlos con el montón, indecisa.

—Estoy más que segura. El día de hoy amaneció de un humor exageradamente bueno. «Gracias a mí, claro».

—Y de perdido, ¿él se ofreció a llevarte?

—Sabes bien que él no puede conducir—Respondí en defensa. Aunque realmente no estaba segura, él podía hacer tantas cosas por sí solo, que no me sorprendería si lo viera por la calle conduciendo— Yo iré a su casa y de ahí nos iremos juntos.

— ¡No es justo! Te invita a una cita y ¿tú eres quién tiene que pasar por él? Eso es tan extraño, ¿sabes? —Dijo mientras volvía a tomar unos pocos cosméticos, separándolos de los demás y colocándolos sobre la cama. Los demás, que se encontraban regados por la alfombra, los tomó y los empezó a echar de nuevo a un cajón de su cómoda.

—No seas tan hembrista y mejor ayúdame a arreglarme, ¿vale?

—Vale, vale. Pero oye, recuerda por qué estas siendo tan amable con él, ¿sí? Entre más rápido termines con el trabajo, mejor.

Recordé lo que ella había dicho hace un par de días atrás, de ser amable con Ten para ayudarlo con su enfermedad y después alejarse cuanto antes con la paga. Antes había parecido una buena idea, pero ahora... No estaba tan segura.

—No lo sé —Confesé. Extendí mis piernas a lo largo de la cama y comencé a frotarlas lentamente— Él ha cambiado mucho.

—Significa que estás haciendo bien tu trabajo—Contesto Yiren alegre y sarcástica, incorporándose del suelo y sentándose a mi lado.

La miré con una expresión de culpa y amor grabada en los ojos. Ella captó.

—Oh... ¡Oh, santo cielo! ¡¿Te gusta Ten?! —Chilló mientras saltaba de la cama y se colocaba frente a mí— Pero no un simplemente me gusta. ¡De verdad te gusta, y mucho! -Sentí mi cara calentarse con cada palabra que ella decía. Ahora no podría sacármela de encima nunca.

—No Yiren, yo...

— ¡No intentes mentirme, Gaon Sook! Te conozco perfectamente bien. ¡No puedes mentirme! —Gritó emocionada. Hundí mi cara en una almohada.

—Enserio, todo esto es una confusión. Yo solo estaba...

—Cállate. ¡Esto es grandioso! —Ella me interrumpió mientras se lanzaba hacía mi con un abrazo de oso y me felicitaba. Después se calmó y se alejó un poco, mirándome petrificada— Aguarda un momento —Ella no dijo nada por un par de segundos y finalmente, habló— ¿Qué pasó con Kun? Yo pensé que aún te gustaba. -¿Por qué me tenía que conocer tan bien?

—Yo... Bueno, digamos que Kun y yo, eh... ¿Nos besamos? -Yiren volvió a chillar, más emocionada aún.

— ¡No puedo creerlo! ¿Besaste a Kun? ¡Él está tan bueno! ¡Cómo te envidio!

—Ahora cállate tú —Le solté. Ella se carcajeó— No fue tan grandioso como crees ¿vale? Mejor no hablemos sobre eso.

—No te creo. Los tipos tan buenos como él, siempre son grandiosos en esas cosas. Además, estás muy mal de la cabeza si crees que no me dirás nada sobre ese beso. Suelta la sopa—Bufé levemente y comencé a rascarme por detrás de la oreja, como un pequeño perro. Olvídenlo, ignoren ese comentario

— Bien, tu ganas —Le dije resignada. Ella sonrió maliciosamente. -Fue el sábado pasado. Cuando fui a casa de la abuela. Digamos que nos quedamos solos en el patio trasero, y él empezó a hablar sobre cual diferente era yo de todas las demás y que me quería, bla bla. Después me besó. ¿Contenta? Ella me fulminó con la mirada.

 —No, no estoy contenta. Y tú tampoco. ¡Vamos! ¡Ese beso lo has estado esperando desde siempre! Y ahora que ocurre, solo lo cuentas como si me estuvieras platicando sobre tu última consulta con el dentista. ¿Podrías ser más específica? Gracias.

—Perdón. Es solo que no quiero hablar de eso en estos momentos, ¿vale? Estoy nerviosa. —Me miro por unos segundos, pero después asintió levemente— Ahora, ¿Podrías ayudarme? Tengo una cita y no quiero llegar tarde.

—Como sea.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora