Parte 6/2

1.3K 113 11
                                    

—Realmente no quiero hablar de esto, mamá —Le dije, poniendo una cara extraña. Ella frunció los labios— Quiero aprovechar los últimos momentos de paz que tenemos, antes de que empiece el caos.

—Exageras —Dijo ella mientras abría la puerta principal y me dejaba pasar por enfrente de ella. Camine con paso rápido hacia mi coche y me adentre en él. Mamá hizo lo mismo

— ¿Exagero? Vamos, tú sabes que es verdad.

—Mira Sook... Sé que esto es difícil para ti, ¡también lo es para mí! —Dijo ella mientras lanzaba una corta risa nerviosa y miraba su reflejo en el espejo del coche— Solo quiero que sepas que, aunque tu abuela sienta un gran desprecio por tu padre y por la gente... bueno, la gente con nuestra situación, ella nunca dejara de querernos. ¿Está bien? —Asentí, aunque sabía que aquello no era cierto— Ahora solo conduce y mantén la calma.

Conduje con prisa. Realmente me sentía fuera de lugar—Y sé que mamá también—, en el destartalado automóvil mientras paseábamos por las calles. No tardé mucho tiempo hasta llegar a nuestro destino final. He aquí mi problema. Probablemente se preguntarán "¿Oh, por qué sientes tanto temor a tu abuela?" O también, "¿por qué no la quieres ver?" Y bueno, es que realmente, la abuela es un dolor de trasero. Y no hablo en sentido figurado.

Mamá tenía apenas catorce años cuando el abuelo falleció de un infarto al corazón. Ella, junto con su hermana, la tía Diah y mi abuela, se mudaron desde Daegu hacía Seúl, donde lograron rehacer su vida. Aunque no todo fue color de rosa. Con herencia del abuelo las cosas se tornaron un poco turbias y la abuela se volvió, eh, ¿cómo decirlo? Ambiciosa. Exactamente. Del tipo "no te metas con mi dinero ni mi familia". Así que cuando mamá se enamoró de un pobre diablo—mejor conocido como papá. Sin ofensas, ¿eh? Mi padre es el mejor—, la abuela se volvió demente e intento absolutamente todo para arruinar la relación entre ellos dos. Fue entonces cuando entre yo. Con mi nacimiento, la abuela decidió volver a Daegu y no hablarle a mamá... Hasta hace un par de años, cuando decidió conocerme.

Incluso compro una casa aquí, en Seúl, para estar más cerca de nosotras. Sin embargo, aún conserva su gran ego arrogante y extraño. No es broma cuando digo que la abuela realmente odia a todo el mundo. Pero entonces la abuela se enfermó hace un par de semanas, y eh, aquí nos tienen.

La casa era inmensa, tal vez del mismo tamaño que el del hogar de la señora Lee. Era de un precioso color marfil, y estaba adornada con esculturas elaboradas con arbustos, pasto y enredaderas. Al entrar, la señora Yoon—El ama de llaves— nos saludó cordialmente.

—Muy buenos días tengan ustedes, señoritas —Respondimos el saludo y continuamos con nuestro camino. Nos dirigimos hacía el vestíbulo principal. Sacudí mi falda roja por instinto y me alisé el cabello, una y dos veces.

La abuela entro caminando, dando pasos realmente lentos. Llevaba uno de sus típicos vestidos de diseñador en color lavanda, con su cabello rojizo anudado en un moño alto y sus estrafalarios collares de perlas. Cuando nos vio a las dos sonrió y nos saludó.

— ¡Querida! ¡Es un placer que estén aquí! —Dijo entusiasmada. Aunque realmente no podría decir si estaba fingiendo o algo parecido. Le ofrecí una sonrisa forzada y la abracé. Mamá hizo lo mismo— Les he traído un par de cosas desde Daegu. Sook, ¿por qué no las traes? Se encuentran en armario.

—Mamá esto no es necesario... —Dijo mi madre mientras me lanzaba una mirada como diciendo "sálvame". Levanté los hombros levemente y me dirigí escaleras arriba— Algún día, esto se iba a terminar.

El día no pasó más rápido de lo que esperaba. Después de haber abierto los miles de regalos que la abuela me había comprado, totalmente innecesarios. Es decir ¿para qué querría yo zapatillas fosforescentes y abrigos de piel viviendo en Seúl?, me reuní junto con la tía Dami, el pequeño Dodo y los vecinos—los señores Qian y su hijo mayorKun — en el comedor. Se había preparado un gran bufet, que termino más bien en desastre. El pequeño Dodo hizo un pequeño berrinche y le ocasionó una crisis nerviosa a la abuela. Bien. Al final de la noche, todos se habían marchado ya, excepto mamá y Kun, que se quedó haciéndome compañía en el patio trasero. Lo conocía prácticamente desde que cumplí los trece años, que fue la edad en la que mi abuela compró esta casa y se hizo amiga de los señores Qian. Kun tenía un par de años más que yo y era muy bien parecido—cabello castaño, de complexión musculosa y unos hermosos ojos que enloquecían a cualquier chica a veinte kilómetros a la redonda. Desde el primer día en el que lo vi, caí rendidamente a sus pies. Aunque últimamente, estaba empezando a dudar si mi enamoramiento por él estaba formando parte del presente.

—Así que, —Dijo él, intentando romper el incómodo silencio que se había formado entre nosotros dos. Estábamos sentados al pie de la piscina, con el agua llegando hasta nuestras rodillas— ¿Qué ha sido de ti? Tenía casi un año sin verte.

—Lo mismo digo —Le dije, riendo un poco. Él también lo hizo—Ya sabes, no hay muchas novedades en mi vida. Muero por entrar a la universidad y convertirme en una persona de éxito. Lo normal.

—Te entiendo. Las cosas son muy diferentes en la universidad —Dijo mientras miraba hacía la luna llena y después fruncía el ceño. Suspiró y me miró—¿No te gustaría entrar a la universidad conmigo? Mira, sé que no nos conocemos muy bien, pero tú siempre me has llamado la atención y...

—Wow. Espera, ¿qué?

—Vamos Sook—Tomó mis manos suavemente y se acercó un poco más a mí— No me digas que nunca lo has notado. Siempre has sido tan diferente a las demás. A ti te gustaría ser alguien en la vida. No como todas, a las que solo les gustaría desperdiciar su fortuna en maquillaje y cosas estúpidas sin sentido alguno. Tú eres especial para mí. Me gustaría que fueras mía...

Y entonces él me beso. Kun realmente me beso.

Toda mi adolescencia la había pasado soñando con ese maldito beso. Siempre imaginé que sería como ver estrellas fugaces o fuegos artificiales. O algo incluso más grande. Pero simplemente no hubo nada. Hasta que me di cuenta de que realmente no lo veía a él, sino a Ten.

Entonces, mi corazón reacciono y comenzó a latir desenfrenadamente. Sentí una onda de calor recorrerme el cuerpo y mis ojos se cerraron lentamente. Disfruté el beso, fundiéndome con él, con sus labios... Ten era mío. Mío.

—Sook—Tomó mi cabeza entre sus manos y me dio un pequeño beso en la nariz. Me estremecí— Te quiero...

—También te quiero, Te...

Ten. Él no era Ten. Ese fue el primer día en el que realmente comencé a tener miedo por mis sentimientos hacía el.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora