Parte 7/1

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Dos días después, me presenté temprano en casa de la señora Lee con un terrible dolor de cabeza. Me había pasado el fin de semana como zombie, sin despegarme de la cama, salvo para ir al baño y comer. Toda yo era un caos de confusión. Aún me sentía mal por Kun. Después de aquel apasionado beso en el que mi mente y cuerpo creyeron besar Ten, lo deje al pie de la piscina, solo. Ni siquiera le dije adiós. Y es que realmente ni siquiera podía pensar coherentemente.

Bien, yo sabía que sentía una ligera atracción por Ten. Ya sabes, del tipo en el que ves a un chico guapo y te llama la atención. Solo eso. Aunque después de lo ocurrido, ya no estaba tan segura. La casa estaba sumergida en un silencio total. Como lo había predicho, Yuna. De ahora en adelante le diría así, se encontraba fuera de casa. Tal vez de camino al trabajo o algo por el estilo. Lo que me dejaba completamente sola con Ten.

Abrí con sumo cuidado la puerta principal, evitando a toda costa hacer el más pequeño ruido. No quería que el supiera que yo estaba aquí tan temprano. Corrí y subí rápidamente las escaleras, con dirección a su cuarto. Sabía que lo que estaba a punto de hacer me llevaría al próximo nivel de acoso y me daría el título de depravada, y también sabía que, si él llegaba a enterarse de lo que estaba a punto de hacer, sería echada a patadas de la casa. Pero no me importaba. Quería saber si mis sentimientos por Ten eran reales. Con el corazón en la boca y las piernas flojas, abrí lentamente la puerta del cuarto. Como lo predije, él se encontraba dormido. Aún parada debajo del marco de la puerta, me quedé contemplándolo y de pronto sentí una especie de hormigueo recorriendo mi cuerpo. Ahí mirándolo, tendido sobre la cama, mi cabeza se llenó de deseos indecorosos.

Él era tan perfecto. Llevaba el torso desnudo, solo vistiendo unos pantaloncillos negros. Su cabello despeinado lo hacía parecer más pequeño y revoltoso de lo que realmente era. Y su cara, demonios, esa cara, con sus ojos cerrados y la boca ligeramente abierta le daban ese aspecto de ser angelical y tierno que nunca llegaría a ser. Aun así, lo quería para mí.

Camine hacía un rincón de su cama, y me arrodille para tener una mejor visión de él. Me acerque, al grado de tener nuestras caras frente a frente, respiración con respiración, boca con boca. No podía soportar un segundo más y con muchísima delicadeza, tomé su rostro con mis manos, y lo atraje hacía mí. Y aquello fue la mejor experiencia de toda mi vida.

El beso empezó suavemente, y como parte de mi plan, realmente no esperaba que Ten me siguiera el juego. Pero él lo hizo. Me beso de verdad. Sus labios eran tan cálidos y dulces, como un algodón de azúcar en un día soleado, solo que mil veces mejor. Y nunca me empalagaría. Sentí como si mi mente se derritiera y todo pensamiento se disolviera en el acto. Ahora solo actuaba por instinto. Lo que mi cuerpo quería. Me importó un demonio si él se encontraba durmiendo. Me subí encima de él, sin despegarme de sus labios. Lo comencé a besar más desesperadamente, como si mi vida dependiera de ello. Con mis manos recorrí su pecho y sus brazos. Su cabello y todo su cuello. Aquello era el paraíso. Pero no duraría para siempre, ¿verdad? Me despegue rápidamente de Ten, con la respiración entrecortada.

Aquel beso había sido el más, uh, bueno, realmente no tengo palabras para describirlo. Aquello fue más que genial. Aunque técnicamente, fue como una especie de violación. Bueno, de hecho, no. Él también me había besado, ¿eh? Arreglé mi cabello, pasando mis manos sobre este y me mordí el labio inferior, recordando el momento de hace algunos segundos. Me alejé, con cuidado y salí del cuarto, cerrando la puerta tras de mí. Hice mi camino hacia la cocina, bajando alegremente las grandes escaleras de dos en dos mientras tarareaba como estúpida una canción inventada por mí. Ya en la cocina, comencé a hacerle desayuno a Ten. Al menos se merecía algo, digo, después de aquello podría incluso pagarle todo mi dinero del banco. Una y otra vez. Incluso podría vender la casa...

—¿Sook?

Me asusté tanto que tiré el sartén hacía un lado, y el par de huevos que estaba cocinando quedaron estrellados sobre el suelo de mármol. Ten se encontraba a un par de metros de distancia, con una expresión de confusión en su rostro. O espera, tal vez... ¿miedo? Le miré nerviosa.

—Buenos días Ten. Te he cocinado algo, pero... —Mire hacía el suelo, donde se encontraba su desayuno—, creo que se ha echado a perder. Lo siento.

El asintió y paso una mano por su cabello. Aún andaba sin camiseta y tenía los labios hinchados. Y, oh... Espera, eso que tiene en el cuello, ¿es una marca? Oh. Si lo es. Rayos.

—Uh... ¿Sook? —Pregunto Ten mientras giraba su cuerpo en mi dirección, aún sin acercarse. Su voz tenía una especie de curiosidad grabada en ella. Ojalá no haya estado despierto—¿Desde hace cuánto que llegaste?

—Yo... Uh. —mi*erda— Yo... Acabo de llegar. Solo unos minutos antes de que entraras a la cocina... —Mentí— ¿Por qué?

—No lo creerás, pero, tuve el sueño más extraño de toda mi vida —Dijo él mientras se sentaba en una silla de madera y colocaba sus codos sobre la barra.

— ¿Enserio? —Pregunté inocentemente. Él asintió. — Y uh... mmm. ¿Te gustó? —Pregunté.

-Absolutamente.

***

Pasaron un par de horas desde aquello. Como buena niñera, después de hacerle el desayuno a Ten, literalmente lo lleve hacía al baño y lo desvestí. Y digo literalmente porque me quedé mirándolo mientras se quitaba la ropa, claro, hasta que se percató de algo raro y mejor decidió cerrar la puerta. Que mala suerte. Después, ya no hubo ninguna actividad interesante en todo el día.

Solíamos hacer lo mismo y estar en el mismo lugar, ya saben, cada vez que yo iba hacía el salón de entretenimiento, él estaba ahí, o cuando el salía hacía el patio trasero, yo ya me encontraba fuera. Extrañamente, nuestras mentes parecían pensar como igual. Es una señal. Y a mí me encantaba interpretarlas a mi propia manera. Sin embargo, no todo era color de rosa. Mientras Ten aprovechaba para echarse miles de clavados en la piscina—aunque yo ignoro cómo, ya que él no podía ver nada—, yo solo me quedé sentada en la orilla de esta, con los pies dentro de la piscina, los codos apoyados sobre el regazo y la cabeza descansando sobre las palmas de las manos. El escenario me llevaba hacía un par de días atrás, cuando Kun, mi amor platónico de toda la adolescencia, me había besado.


Llevo 6 capítulos (9 partes) y fe lo que llevo escrito no voy ni por la mitad de la historia. No se si los capítulos se os hacen largos o cortos (decidme porfa) suelo hacer 1100 palabras de media. Si me decís que son capítulos normalitos puedo subirlos mas largos y alijerar un poco mas.

Blind Heart [Ten]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora