T W O

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Sé que la herida de mi corazón, pronto será un avión que con el tiempo volará muy lejos.

---. ¡Vamos Gulf! ---. Exclamó Tul con desespero, frunciendo el ceño ante la negatividad de su mejor amigo que al otro lado del teléfono permanecía ---. Entiendo que sea tu día de descanso, pero hazme ese favor, yo estoy en otro consultorio y tardaré seis horas en regresar a Bangkok ---. Comentó con frustración, bufando ante la presión que su jefe constantemente le exigía, cansandólo y fastidiando a más no poder al exigirle cosas que ni él mismo podía hacer, como pedirle viajar al otro lado de la ciudad para llevarle unos papeles que el mismo podía pedir por correo. Observó hacia arriba, admirando el despejado y azulesco cielo de la mañana: pidiendo a Buda que Kanawut lo ayudara, y que de ésta lo salvara --- Mañana regresaré a Tailandia, pero por favor haz eso

"Genial, ni en mi día de descanso puedo dejar de ser el psicólogo"

---. Bien ---. Respondió Gulf, exhalando el aire de sus pulmones, al tener que dejar la calidez de su hogar para ir al consultorio dónde hacía varios años había comenzado a trabajar, siendo el consultorio su segundo hogar  ---. Cómo se llama el cliente? ---. Preguntó Kanawut bostezando de cansancio al haber desperdiciado sus horas de dormir, pensando que el día de su descanso podría dormir, viéndose interrumpido por su amigo y compañero de trabajo. En manos sostenía el celular que a su oreja pegado se mantenía, escuchando a su amigo al otro lado de la línea

---. Mierda!, no lo recuerdo ---. Contestó Tul al otro lado de la línea, tratando de recordar el nombre su cliente, con quien había trabajado hace menos de tres semanas, golpeándose mentalmente al no recordar el nombre de su cliente, ni haber grabado en su mente una letra de su apellido. Suspiró con derrota, olvidando el tema de su cliente ---. Sólo pídele a Jane la cita que programe para hoy, ella te dará la información que he recaudado del hombre ---. Dijo con una sonrisa, agradeciendo internamente a su amigo quién al otro lado de la línea se mantenía, en busca de sus llaves para salir del hogar

---. Bien, entonces te dejo, iré preparar mis cosas ---. Con agilidad pasó el teléfono a la otra oreja, recargandolo con su hombro al tener que utilizar la mano izquierda para alcanzar su maletín y sus lentes. Observó el reloj de su pared, asintiendo al observar la hora que en el se marcaba, indicándole que la sesión iniciaría en menos de cincuenta minutos. Avisó a Tul al otro lado de la línea que tenía que colgar para comenzar a dirigirse al lugar, dónde su sesión pronto comenzaría

---. Gracias, prometo llevarte algo ---. Contestó su amigo al otro lado, agradeciéndole por el gran favor que le habia hecho y que luego le devolvería. Sonrió en grande al tener que despreocuparse por no poder visitar a su familia que en ese mismo lugar vivía y que desde hace cinco años no veía, sintiéndose completamente feliz y agradecido con Kanawut al permitirle pasar tiempo con ellos

---. No es nada, hasta luego ---. Contestó Gulf con una sonrisa. Colgó la llamada, suspirando con pesadez al momento de abrir la puerta de su recámara y salir por ella ---. you are my sunshine ---. Susurró al momento de avanzar por el pasillo, cantando una parte de su canción favorita. Sonrió en grande al recordar el pasado, cuándo su madre lo recibía en la puerta del hogar: con los brazos abiertos y la comida servida, lista para ser digerida. Recordó los días en los que cantaban esa canción, cuándo reían sin parar, y sonreían por amar. Recordaba los días más divertidos que con ella pasó, y que pronto volverían a revivir, pues su estadía en Tailandia había sido demasiada, y era pronto de regresar a su hogar: dónde su madre contenta lo esperaba. Bajó la mirada al ver algo brillante en el suelo, observando con ello: un aro redondo y dorado. Se agachó hacía el objeto, observando con atención la hermosa y perfecta argolla de matrimonio. Estiró la mano, sosteniendo en la Palma de su mano: el redondo y brillante aro dorado, observando de cerca los diamantes que incrustados en él permanecían ---. Joder, pero qué risa me das ---. Se dijo a sí mismo, sonriendo sarcásticamente al observar la dorada argolla que con sus dedos sostenía, riendo internamente al recordar las palabras de su ex amor, y las promesas que él estúpidamente se creyó

A|| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora