S I X

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Eres como la cicatriz que habita en la piel de mi cuerpo: invisible, pero ahí tú aún sigues.

Es realmente imposible de ignorar.

Con delicadeza, se dejó caer sobre la esquina de su grande y suave cama, la cual permanecía impregnada de la adictiva y exquisita fragancia de su mujer, quién tras su espalda acostada permanecía, plácidamente dormida y pérdida, manteniendo entre los brazos a su único hijo, permitiendo así que el menor descansara la cabeza en su brazo, mientras que él extendía el suyo para mantenerlo apresado al delgado y frágil cuerpo de su madre, quién con posesividad lo sostenía, temiendo del mañana y de que alguien de sus brazos lo alejara y de su manto se lo quitarán.

"Estoy en casa..."

Mew observó de reojo a la bella mujer, quién de un lado que otro se movía para acomodarse mejor, provocando con su movimiento que la manta guinda que a su cuerpo protegía se deslizara hasta quedar a la altura de su delgada cintura, donde su hijo posaba la pierna para mantenerse cerca de la calidez que su madre emanaba y que a ellos les otorgaba.

Estiró la mano, sosteniendo entre las yemas de sus dedos la delgada y suave frazada guinda que cubría el cuerpo de su familia. Con delicadeza subió de la cobija por el cuerpo de su mujer e hijo hasta tapar todo de él y protegerlos de la refrescante y fuerte brisa que la noche les extendía y que por su ventana se ingresaba.
Observó a su esposa con atención, posando sus orbes en el delgado cuerpo de su mujer, quién no sentía su presencia al estar cansada y agotada de su desenfrenado día.

"Tan brillante como un diamante"

Nuevamente había posado sus ojos en ella, como hace siete años lo había hecho, dándose cuenta de la gran mujer que en su cama él tenía y quien día a día lo admiraba, entregándose a él en cuerpo y alma cada noche, cada día y cada tarde de su vida, pues sin duda alguna, ella amaba a Mew ciegamente, así como él amaba a su familia.

Así como él daría todo por ellos, incluido su vida.

Y así como él amó a Gulf Kanawut.

Y como siempre lo amaría, así pasaran los años.

"No puedo dejar a mi familia por un ex amor"

Estiró la mano, posando de ésta en la delgada y suave pierna de su esposa, quien plácidamente dormía bajo la frazada guinda. Deslizó las yemas de sus dedos por la suave y delicada piel de la mujer, quien se acurrucaba entre las almohadas al sentir la calidez que el toque de sus manos él le otorgaba, el cuál tanto amaba y atesoraba.

Bajó la mirada, moviendo la cabeza a los lados, dando una respuesta negativa mientras qué retiraba su mano de la exquisita y suave piel de la mujer al sentir la culpabilidad de pensar en otra persona en su sistema. Se levantó de la cama con brusquedad, sintiéndose molesto por el fuerte nudo que en su garganta se formó, el cual no hacía nada más que estorbar y molestar su hablar.
El cual no hacia nada más que recordarle a su ex amante

A quién más amó y por quién siempre vivió.

En espera de su regreso y unión.

"Dime, ¿porqué mi corazón es asi?"

Jaló de la perilla, y con delicadeza empujó de ella hasta abrir la puerta de la recámara, temiendo hacer rudio y despertar a su esposa e hijo, quiénes descansan tras haber tenido un largo y ajetreado día de trabajo y estudios. Un día en el que él, una vez más, no era participante al estar trabajando.

A|| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora