S E V E N T E E N

628 72 17
                                    

Necesito tu calor.

(Disculpen error de ortografía y lo corto del capítulo)

---. Fuimos un par de locos, huyendo por nuestro amor ---. Entre susurros tarareo, refugiado en la oscuridad de su angosta y fría habitación, donde en soledad se encontraba; pensando, recordando e imaginando la infinidad de escenarios donde nada tenia un final infeliz ---. Mhh ---. Cerrando los ojos, y abrazando su cuerpo para cubrirse del frío que por su ventana entraba, comenzó a silbar, negado a la soledad que en esa noche más sentía.

La luz que la luna reflejaba, en su cama iba a parar, iluminando la mitad de aquella habitación silenciosa y deprimente. El aire que por su ventana ingresaba, otorgaba frío al triste chico que con sus débiles y cansados brazos se sostenía de él mismo. Las hojas secas de su árbol favorito ya caían, y en su habitación esparcidas permanecían, provocando que un sentimiento de comparación en su corazón se instalara.

Todo parecía tan hermoso y falso a la vez.

Tan imaginario que dolía.

Tan hermoso que sufría.

"Tan irreal que aún te siento junto a mi."

---. La tormenta nos siguió, y repentinamente te llevó ---. Cantó, sosteniendo entre sus manos una fotografía que difícilmente se percibía por lo vieja que esta era ---. Te llevó tan lejos... que ni un adiós de tu boca salió

Observando aquellas sonrisas grabadas en una imagen, el sonrió.
Sonrió con tristeza, dolor y rabia, que las mismas hojas ya caídas lo hacían sentirse igual a ellas; tan viejas que habían caído al ser inútiles para aquel hermoso árbol, el cual pronto tendría mejores brotes.
Brotes que vivirían cosas nuevas, y que superarían a las hojas ya caídas.

Él ya había caído, y lo habían superado.
Pero jamás volvió a brillar.

"Estoy tan mal, que me he llegado a comprar con unas hojas secas"

Ante la punzada de dolor que su corazón sintió, Gulf sonrió, depositando a un costado de él la imagen que dos amantes enamorados se tomaron.
Dos amantes que hoy en día serían completos desconocidos, pero que en su libro una vez fueron todo lo que jamás imaginaron llegar a ser.

Todo lo que se convertiría en el dolor de cada uno.

Observó sus manos; tan delgadas como siempre, y tan frías como ayer.
Una cicatriz en su mano izquierda existía; era delgada y casi invisible, pero ahí permanecía. Una sortija en su dedo anular permanecía; de oro y con un diamante tan pequeño pero que precisamente relucía.

"Parece que fue ayer cuando me dejaste tan mal, tan herido y tan usado que hoy imagino que no fue así."

Cerró los ojos con suavidad, dejando la mano alzada frente a su rostro. Tras cinco segundos en los que lentamente contó, nuevamente los abrió. Aquella sortija había desaparecido, y sólo la cicatriz en su mano permanecía.
Parecía ser que las alucinaciones de lo que fue algo bueno, comenzaban a hacerse algo pasajero.

El anillo que en el pasado ante sus ojos preciosamente resplandecía, hoy permanecía en una caja de madera; sin brillo y sin valor.

---. Sin nada

A|| MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora