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⠀TW //                      
                         ⠀! sangre                   
⠀⠀⠀⠀⠀⠀! gore suave.

leer con discreción.

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Abrió levemente los ojos al escuchar los pájaros cantar.
Se movió confundida... ¿Dónde estaba?
Sentía que estaba débil, más de lo usual. El sol parecía estar recién empezando a asomarse, entonces se había quedado dormida.
Luego de varios intentos logró levantarse del suelo, notando cómo todo el lado derecho de su ropaje, e incluso cuerpo, estaba embarrado con lodo. Y como si no fuera suficiente, sentía sus púas húmedas, las cuales probablemente se esponjen, o ya se estén esponjando, si no las secaba rápido.

Se sentía enferma, tosió varias veces, se abrazó a si misma y se llevó la mano a la frente para en un torpe movimiento calcular su temperatura; estaba hirviendo. O eso era lo que su cuerpo le había echo creer.

Comenzó a tiritar del frío, sus piernas temblaban sin su consentimiento y su mandíbula comenzó a temblequear, provocando que sin querer sus dientes se choquen entre sí con el leve movimiento.

Estaba completamente desorientada, comenzó a subirse la angustia por su cuerpo, incluso sintiendo lágrimas traicioneras resbalar por sus mejillas.

¿Qué iba a hacer?
Estaba perdida en el medio del bosque, en la nada, no se le ocurrían formas de pedir ayuda y su estómago comenzó a rugir, hambrienta.
Ya estaba acostumbrada al dolor de cabeza y al hambre repentina, de todas formas, no fue la primera vez que dormía en el piso o afuera.
Pero por lo menos, en esas veces podía distinguir dónde estaba variada.
¿Y si se quedaba allí?
Perdida, sin rumbo alguno.

Levantó la vista hacia el cielo que apenas estaba cambiando su color azul noche a pasar a un anaranjado madrugador, cada vez el ruido de los pájaros cantar era más y más extenso, se preguntó cuánta especies distintas habría en ese bosque.

Sus ojos se iluminaron de esperanza cuando vió un humo por encima de los árboles, y, esperando a que sea el humo de una chimenea, una fogata, o algo similar, comenzó a correr siguiendo la dirección de aquel vapor negro.

Casi lloró de alegría cuando pudo distinguir la dichosa cabaña.
Así que, sí; aquella cabaña que la había metido en este embrollo por primer lugar, era real y si existía.

Eso significaba que ahora había un cincuenta y cincuenta de probabilidad que todo lo que se decía de la cabaña fuera cierto o no.

Subió con velocidad las escaleras pero dió un mal paso y tropezó, cayendo de rodillas, soltó un gimoteo del dolor y frunció el ceño, al levantarse se fijó para corroborar la herida, ahora tenía todas las rodillas raspadas y una de sus rodillas, empezando a estar roja de la herida. Maldició por lo bajo, mientras torpemente intentaba retirar las casi escasas, por suerte, gotas de sangre que caían de su corte.
Hizo una pequeña mueca de dolor y desagrado, pero aún así adolorida colocó su mano en el picaporte.

Una sensación extraña recorrió todo su ser.
Para recapitular, se decía que en esa cabaña se hacían nada más y nada menos que rituales satánicos, rituales a un ser superior maligno para hacer atrocidades o cosas macabras.
Fue entonces que cayó en cuenta.
¿De verdad quería entrar? Ahora que estaba en frente del lugar; no mucho, para ser sinceros.
El miedo a lo desconocido se apoderó de ella, sintiendo cómo tenía ganas de huir de aquella misteriosa casa en el bosque.
Ahora, ¿Tenía siquiera otra opción? No. En el estado de pura debilidad que se encontraba era la única opción si no quería terminar en una tragedia.
Además, ese miedo que sentía en ella poco a poco fue a cambiando a una fuerte curiosidad y un sentimiento de querer saber más.
Giró su cabeza hacia los costados, varias veces, intentando que su mente quedara con los pensamientos en blanco. Y cuándo más o menos lo logró, abrió la puerta.

El Lord ‹Sonamy›Donde viven las historias. Descúbrelo ahora