Malos recuerdos en otoño

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Es otoño, los árboles tienen un bello tono rojizo, hace un ligero frío, pero de ese que es acogedor, el sol no molesta, al contrario, sientes como si te acariciara, las parejas que se formaron en primavera ya son una relación estable en otoño, ¿y a pesar de todo eso crees que el otoño es la peor estación del año? —dijo el chico joven.

Naturalmente —dijo el hombre trajeado mientras prendía un cigarrillo.

Eres demasiado pesimista Jhonny —dijo el chico que amaba el otoño.

No soy pesimista Marcus, solo que tengo malos recuerdos en otoño —contestó Jhonny mientras fumaba.

Deberías dejar de fumar o te enfermarás, luego morirás y no podrás hacer ningún otro recuerdo, bueno ni malo —le dijo el joven Marcus.

¿Ves? Eso sí fue pesimista, aunque no me molestaría desaparecer ya —dijo Jonny.

Esos comentarios tuyos. —Lo miro con desaprobación—. Vamos, ya llegó nuestro amigo.

Te noto animado, recuerda que vamos a matarlo, no a tomarnos unas cervezas con él, no es algo por lo que debas emocionarte.

Es otoño Jhonny, el aire que respiras es frío, el sol es tierno y los árboles son rojizos, es imposible no estar emocionado en la época más reconfortante del año.

Algún día aprenderás la importancia de la vida y será demasiado tarde —susurró Jhonny.

Siguieron a su objetivo y lo obligaron a meterse a un callejón, luego Jhonny sacó una pistola con la que le apuntó en la cabeza, pero Marcus, quien estaba eufórico, tomó la pistola y le disparó dos veces en la frente.

Ese último tiro estaba de más —replicó Jhonny.

¿Qué más dá? Los muertos no se quejan por tiros de más.

Ese tipo probablemente tenga familia y pronto encontrarán su cadáver con un orificio de más en su frente, eso solo hace las cosas peor.

Marcus tomó esto a la ligera, después de todo, ¿por qué un par de sicarios debían tener interés por vidas ajenas?, o así pensaba él. Marcus era un tipo que no se estresaba con facilidad y menos en otoño, la mejor estación del año.

Marcus fue a casa de su madre, a la que besó en la frente irónicamente, tomó un baño, comió y a las 12:30 salió a la calle.

Marcus, no sé en qué te estás metiendo, pero cuídate, las calles están peligrosas, hoy mismo asesinaron a un hombre en un callejón con dos balazos en su frente —dijo la madre de Marcus.

Tranquila Ma, en esta época del año la gente solo quiere admirar el rojizo paisaje desde su ventana mientras toman chocolate caliente —le contestó Marcus con una sonrisa para calmarla.

Marcus se dirigió a reunirse con Jhonny para recoger el dinero por el trabajo ya cumplido, pero su compañero llegaba tarde. Marcus miró desesperadamente su reloj una y otra vez mientras se sobaba las manos por el frío de la noche.

Jhonny se retrasa —dijo Marcus, sin notar el guiño del destino.

Una ráfaga de balas, las cuales venían de una moto, se dirigían hacia él. Las balas levantaban las marchitas hojas de otoño creando un espectáculo visual tan fascinante como aterrador para Marcus.

Después de una larga huida se logró librar con unas heridas leves, pero después de acercarse tanto a la muerte, Marcus se dio cuenta de que ese otoño no era tan bueno, nunca pudo cobrar el dinero de su trabajo, pero lo peor es que días después encontró el cuerpo de su compañero frente a su casa. Marcus, el tipo que no se estresaba estaba alterado, asustado y triste, no solo estaba estresado, estaba destruido. Después de esto investigó a quién fue la última persona que mataron Jhonny y él, y se dió cuenta de que les mintieron, no era un tipo cualquiera, era el líder de una banda callejera, les dijeron que era alguien sin importancia para pagar menos, ellos no preguntaron porque en ese tipo de trabajos las preguntas están de más.

Marcus caminó nervioso por la calle, estaba dispuesto a desaparecer para mantenerse con vida.

Otoño de mierda —se quejó Marcus frustrado.

Pero su terrible destino aún no paraba de atosigarle.

Mierda, esta casa está aislada, ni siquiera tiene vista a árboles rojizos y hace demasiado frío, vaya mierda de otoño —se quejaba Marcus mientras encendía un cigarillo.

Tres de la mañana, el teléfono sonó una y otra vez, Marcus no lo quiso coger para que no supieran dónde estaba, pero la llamada era tan insistente que hasta parecía desesperada. Marcus tomó el teléfono.

Buenas —contestó Marcus.

Marcus, son malas noticias. —Era un amigo del barrio al que le dio el número en caso de que algo pasara, pero lo había olvidado.

Si es sobre la muerte de Jhonny —se adelantó Marcus.

Marcus, lo de Jhonny no lo sabía, pero es peor. —¿Qué podía ser peor que la reciente muerte de mi amigo?, pensó Marcus—. Tu madre... Marcus, tu madre está muerta, dos tipos se metieron a la casa y le metieron 20 balazos en la cara, Marcus... ¡esos bastardos le desfiguraron la cara a balazos! —le dijo su amigo entre lágrimas.

Marcus dejó caer el cigarrillo y el teléfono. No podía gritar, quejarse, ni patalear, simplemente se congeló entre lágrimas.

«Dos años después»

Marcus se movía por las calles, su mirada estaba pérdida, tal vez no estuviera muerto, pero nadie podía afirmar que estaba vivo. Marcus se reunió con David, su nuevo compañero, tenían un encargo, mientras esperaban a su objetivo hablaban casualmente del otoño.

Es otoño, los árboles tienen un bello tono rojizo, hace un ligero frío, pero de ese que es acogedor, el sol no molesta, al contrario, sientes como si te acariciara, las parejas que se formaron en primavera ya son una relación estable en otoño, ¿ y a pesar de todo eso crees que el otoño es la peor estación del año? —preguntó David.

Naturalmente —dijo el hombre trajeado mientras prendía un cigarrillo.

Eres demasiado pesimista Marcus —dijo el chico que amaba el otoño.

No soy pesimista David, solo que tengo malos recuerdos en otoño —dijo Marcus mientras fumaba.

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