El planeta tierra está compuesto por cuatro estaciones que rigen la flora y fauna de sus tierras, así como también hacen que el ser humano actúe en dependencia de ellas. Algunas tan acogedoras como la preciosa primavera, otras dan nostalgia, como el caso del otoño con sus hojas marchitas cayendo por doquier. La naturaleza es tan sabia, que dicha estación le da paso al implacable invierno, el cual, después de que los árboles quedaron desprovistos de hojas, los cubre con nieve, haciendo que todo quede sepultado. También tenemos al verano, esa maravillosa estación en la cual las playas de todos los países tropicales se llenan de bañistas dispuestos a saciar el extenuante calor, que sobre sus cuerpos cae, en las siempre frías aguas del océano. Sí, ya sé, pensarás que de todas las estaciones la más peligrosa es el invierno, sobre todo si viste Game of Thrones, donde los mayores temores eran en dicha estación, pero te equivocas y pronto sabrás por qué.
Son las siete de la mañana y Julia se prepara para ir a la playa, si bien no tenía muchos deseos de ir, su mejor amiga Laura, la convenció para que asistiera después de decirle que Mark Smith iría también. A Julia siempre le ha gustado ese muchacho, por eso, más que por otra razón, aceptó ir.
Baja sin mucha prisa las escaleras y sale a la calle. Es temprano, pero aun así siente los fuertes rayos solares y el inmenso calor que carga el ambiente. Lleva un top azul marino por el cual salen dos cordones violetas que se pierden al pasar su cuello para encontrarse en un lazo perfecto en su nuca. Lleva una pequeña mochila con todo lo necesario para una mujer, y mira que son cosas, y unas gafas de sol que le sirven de cintillo.
Un Dodge deportivo se acerca a ella parándose justo delante, dentro se encuentran Laura y 3 muchachas más, la invitan a entrar y ella sube, una vez adentro le pasan una botella de whisky de la cual da un pequeño sorbo y enseguida el auto se pone en marcha una vez más.
Llegan a la playa y enseguida buscan a Mark, el cual se encuentra junto a otros 3 muchachos, desconocidos para Julia, pero no es que le importe mucho conocerlos, ella solo tiene ojos para Smith y hoy hará lo que esté al alcance de sus manos para que él se fije en ella, se dice a sí misma.
—Al fin llegan, un poco tarde, pero llegan.
—Lo bueno se hace esperar Mark, apréndete eso —le dice Laura.
Comienzan a caminar rumbo a la playa desde el estacionamiento. Los chicos llevan los bultos mientras conversan entre ellos y se van conociendo. El celular de Julia suena, pero ella no lo siente debido a que Mark lleva su mochila y ella va un poco más adelante junto a Laura. Mark tampoco lo siente por la música que emana de la bocina que carga Rolf. De haberlo sentido y Julia haber contestado la llamada todo hubiera sido diferente.
Al llegar a la playa el calor es agotador, los rayos solares hoy están más fuertes que nunca, o así lo siente Julia, tiene un deseo incontrolable de tomar algo helado y ya comienza a sudar.—Bandera roja —dice Mark señalando la bandera junto al mar.
—Eso no va a arruinar nuestro día —expresa Laura.
—Bueno podemos ir al kiosko de allá y bajar las botellas, quién sabe si después se nos pegue algo —dice el muchacho que lleva la botella de añejo.
No era la idea de Julia, y realmente estaba bien lejos de lo que deseaba, pero ya sabemos cómo son los jóvenes, la mayoría se dejan arrastrar por lo que dice el grupo.
Cada hora que pasa el calor se intensifica más y más, cada segundo que pasa es un infierno, la playa tienta a meterse y sentir el placer de relajarse. Pese a que el calor está más abrasador que lo normal, ninguno hace caso, siguen tomando y jugando a los limones, un juego puramente de borrachos, en el cual los más novatos terminan casi en coma etílico. Para Julia es la primera vez que juega y tras una hora de partida ya está completamente ebria, sentada justo al lado de Smith, y en más de una ocasión le había hecho señas para que se quedarán a solas, pero él estaba tan concentrado en el juego para no tomar, o bueno, no tomar tanto, que fue incapaz de darse cuenta.
Llegadas las 12 del día el grupo de jóvenes está realmente ebrio, es entonces cuando Julia revisa su teléfono y ve que tiene un SMS.
«Juli no salgas de casa hoy y trata de estar lo más fresca posible, se ha detectado en la atmósfera una masa de aire caliente y se estima que la Florida se convierta en un verdadero horno, se esperan temperaturas de hasta 45°C debido a una ola de calor. Te quiere mucho, tu tío Adam».
Júlia ahora comprende el motivo de tanto calor, pero es tal el grado de embriaguez que tiene que es incapaz de interiorizar por completo el significado de las palabras de su tío.
Advierte a sus amigos pero estos lo toman como una broma, ya no queda nadie en el kiosko, todos se han marchado a sus casas a estar bajo el aire acondicionado, sin embargo ellos escuchan ola de calor y lo asocian a playa refrescante.
—Si hay una ola de calor debemos meternos al agua—dice Rolf señalando el ma—. Allí nos refrescaremos.
Todos parecen estar de acuerdo y obvian, tal vez por el efecto del alcohol o por el estenuante calor, a la banderola roja que ondea en el mástil de la cabaña de los salvavidas.
Corren por la arena que está tan caliente que caminar sobre ella es como hacerlo sobre el fuego, más de uno termina con ampollas en los pies. Al llegar al agua dejan sus pertenencias cerca de la misma y echan a correr para refrescar.
Richard ha calculado bien sus movimientos y de un tirón libera el lazo de la trusa de Julia dejando al aire libre los senos de ella, todos ríen por la broma, todos menos Julia que empieza a dar gritos de rabia mientras trata de volver a ponerse la trusa.Se sienten más a gusto en el agua, es extremadamente refrescante y sin darse cuenta están más lejos de la orilla de lo que deberían estar. Es entonces cuando de desata el caos. Mark se aleja un poco más del grupo para presumir su nado al estilo mariposa, cuando de repente es succionado hacia abajo para no volver a salir más. Nadie le da importancia al suceso, su estado etílico no se los permite, al menos no hasta que ven el agua cerca de donde desapareció Mark teñirse de un color rojo intenso, es la sangre del joven que había desaparecido. Se escucha un grito proveniente de lo más profundo de la garganta de Julia, y luego es secundado por el resto del grupo que comienza a entender lo que está sucediendo al ver emerger en la superficie del agua la aleta de un tiburón, es inconfundible, es un blanco, no hay otro tiburón con ese tamaño de aleta y ese color en su dorso.
Todos se lanzan desesperados a nado a la orilla, el salpicar de brazos y piernas en el agua en la carrera de ponerse a salvo de tan terrible bestia llama la atención de la criatura que embiste a Laura desde abajo, saliendo del agua y lanzándola a ella sin su pierna derecha por los aires a casi dos metros de altura, su cuerpo al caer ya no tiene vida, y cae justo encima de Rolf, dejándolo inconsciente del impacto.
Julia y el resto siguen nadando con todas sus fuerzas hacia la orilla, ya no están ebrios, el miedo los ha vuelto sobrios. Sin embargo qué humano le gana a un tiburón en velocidad en el agua. El depredador vuelve a embestir al ya reducido grupo tomando esta vez por el tórax a una de las chicas que había viajado con Julia a la playa, así van cayendo uno a uno los jóvenes, hasta que logran llegar con vida a la orilla Julia y uno de los chicos que ella desconocía, pero que ya logra identificar como Cristóbal.
Sienten un profundo vacío, sus amigos están muertos y todo ha sido en fracciones de segundos, todo por no respetar la bandera roja. Sienten el deseo de llorar, pero sus cuerpos no tienen lágrimas por el estado de deshidratación en el que se encuentran.
Ellos no lo habían notado hasta ahora, pero su cuerpo ya ha comenzado a tener quemaduras de tercer grado por insolación, lo cual hace que Julia caiga al suelo desmayada, como si sus órganos hubieran dejado de funcionar todos al mismo tiempo.
La siguiente vez que abre los ojos se encuentra en una habitación que no tarda en identificar como la UCI de un centro hospitalario. No sabe cómo ha llegado ahí, pero daba gracia a dios por eso, y por lo que sucedió para que Cristóbal pudiera salvarla al cargarla y llevarla a la calle, donde logró montarse en un carro rumbo al hospital, pero él llegó muerto al mismo.
Las heridas en la piel de Julia son severas, los rayos ultravioleta han destruido cada capa de epidermis e incluso han alcanzado la capa de tejido conectivo. Salió viva de milagro, pero años más tarde desarrollará cáncer de piel y morirá al igual que este día, en una estación de verano, pero de uno no tan caluroso.
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Cuentos para unos cuantos
Proză scurtăCuentos para unos cuantos es una recopilación de todo tipo de historias disponibles solamente para un público adulto. Disfruta de personajes extravagantes y divertidos, de historias macabras y pásala bien. AppleTree Editorial Team