Capitulo 1

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El Santuario, todo un lugar lleno de construcciones antiguas ocultas a la vista de cualquier persona en Grecia. Era un lugar donde las personas se mataban entrenando para convertirse en guerreros con dos propósitos:

Proteger el amor y la paz de la Tierra, y proteger a la Diosa Athena.

Era su labor sagrada desde que la Diosa fue asignada por su padre Zeus a proteger la Tierra y le enseño a los humanos a como usar el cosmos hace siglos.

Muchos Dioses intentaron controlar la Tierra y eliminar la raza humana, pero siempre, la Diosa Athena reencarnaba en la Tierra como humana, y junto a sus caballeros evitaban los objetivos de los Dioses malignos.

La mayoría de veces eran los Dioses de sus propio panteón, porque estaban celosos por la posición de Athena como la hija favorita de Zeus, porque querían a la Tierra y los humanos estorbaban, o por el simple deseo de conquistar y eliminar a los humanos al encontrarlos "indignos" de la gracia de los Dioses. Pero también habían raras ocasiones en las que tenían que enfrentarse a Dioses de otros Panteones.

Muchas Guerras Santas se libraron contra los Dioses, los ejércitos de cada bando peleaban ferozmente, y aunque Athena resultaba vencedora, siempre era con un gran costo; el sacrifico de las vidas de muchos de sus caballeros y de vidas inocentes.

Y después de la última Guerra Santa, que fue contra el Dios del Inframundo, donde finalmente se pudo acabar con él para siempre, es donde se desarrollo el cambio mas importante en la historia del Santuario.

Y es que, los Dioses no eran los únicos gobernantes de lo que se consideraría el mundo sobrenatural. Existían tres razas que también gobernaban su parte de este mundo.

Y fue un hombre del Santuario, un caballero, quien cambio la historia de estas razas y del Santuario.
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Los diversos pasos metálicos se hicieron resonar en el silencio que había hace un segundo en la sala del Patriarca.

Sentado en la silla de mármol que era el asiento del Patriarca, pero que ahora otra figura lo ocupaba. Era una hermosa mujer joven de un largo cabello lila, ojos azules como el cielo, y que vestía únicamente con una túnica blanca que cubría su esbelta figura, pero que tampoco la escondía mucho. En su mano derecha llevaba un cetro de la punta estaba echa de oro.

Era Nike, la Diosa de la Victoria en forma de cetro, y la persona que lo empuñaba era la reencarnación actual de la Diosa Athena en esta época, la mujer conocida como Saori Kido.

-Saori- una voz masculina y fuerte pronunció su nombre.

Delante de ella, se encontraban seis figuras arrodilladas en señal de respeto a la Diosa. Las seis figuras portaban grandes armaduras brillantes y doradas que parecían indestructibles.

Esos seis eran lo que quedaba de su ejercito, los miembros de su mas alta elite de guerreros. Pero ella no los veía como guerreros que peleaban por ella, los veía como sus amigos y confidentes desde hace mucho.

Delante de ella, estaban los cinco Caballeros de Bronce que estuvieron con ella desde la niñez, quienes la protegieron y confiaron en ella siempre en cada batalla a pesar de su inexperiencia.

Pero ahora ya no era inexperta como al inicio, y esos cinco ya no eran Caballeros de Bronce. Después de sobrevivir a mortales batallas y seguir entrenando, obtuvieron el puesto que merecen como Caballeros Dorados de sus respectivos signos.

No eran solo seis, de hecho, habían otros dos mas, pero se encontraban fuera del Santuario en sus propias misiones.

La mirada de Saori fue al sexto miembro. El joven Kiki, que luego de derramar lagrimas por la muerte de su maestro en la Guerra Santa contra Hades, tomo mas determinación en su entrenamiento hasta que se volvió digno de portar la armadura que le perteneció a su maestro. Saori estaba segura que Mü estaría orgulloso de Kiki.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora