Capitulo 41

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Cocytos era la Prisión favorita de Hades.

No por ser la prisión en donde se ubicaba su templo personal, sino por diferentes motivos; fue la primera de las Ocho Prisiones que construyo cuando se convirtió en el Rey del Inframundo, también fue el lugar que designo para que los Santos terminarán ahí después de perder la primera Guerra Santa que lucho contra Athena.

Las tormentas de frio, la sensación que le provoca a los que terminan bajo el lago congelante, con solo sus cabezas expuestas como si lucharan para ahogarse, era uno de sus mayores castigos. Les daba la falsa esperanza a los que terminaban en este lugar que podrían escapar, pero solo era eso: falsa esperanza.

De todos los Infiernos de los diferentes Panteones, el Infierno Griego era el más despiadado, no solo por ser el segundo Inframundo más grande, sino por el odio de su gobernante a los humanos que sin importar el tiempo, nunca aprendían y cometían los mismos crímenes atroces contra ellos mismos y el hermoso planeta Tierra.

Pero en toda oscuridad, había una luz.

Elíseos era el paraíso. La mayor creación de Hades. Un lugar donde las almas puras y dignas que son considerada por los Dioses pueden entrar. Un hermoso prado infinito, un lugar que era lo más cercano a como se veía la Era del Mito, donde Dioses y humanos podían convivir juntos en armonía.

Pero Athena arruino todo eso.

El alma de Hades, que solo sobrevivía en la actualidad por el Cosmos que Zeus le dio por la petición de su amada, y por su propia autoridad como gobernante del Inframundo, se movía astralmente por su reino, ignorando las batallas que sus guerreros renacidos daban por su causa.

Su aspecto era la de su verdadero cuerpo brillando de un Cosmos violáceo, siendo imposible de mostrar los colores de su cuerpo por ser solo un alma.

Él estaba atento a todos los movimientos de su reina. Mantener el balance de su reino era algo que podía hacer tan fácil como respirar mientras no haya intervención de terceros. Parte de su ser estaba deseoso de ayudar a la compañera que escogió para estar a su lado en la Era del Mito, y que, aunque no empezaron correctamente al secuestrarla, pudo con esfuerzo enamorarla y ella a él.

Pero la otra parte, le recordaba que tenía mayores preocupaciones que el actual conflicto. Podía consolarse sabiendo que sin importar si los Santos ganaban, Perséfone estaría segura. Athena nunca daría la orden de matarla, ya que a pesar de todo, es su hermana y la quiere, y a diferencia suya, Perséfone nunca busco un conflicto con ella hasta ahora.

Aunque sabía que Zeus podría querer hacerle algo a Perséfone como castigo. Su alma se agito con furia al pensar en cualquier posibilidad que podría hacer. Zeus puede ser el Rey del Olimpo, pero él es el Rey del Inframundo, y en sus dominios, su palabra es la ley con la que nadie puede ir en contra, ni siquiera su hermano menor.

Hades se movió por la Octava Prisión, tenía la suficiente autoridad y experiencia para ocultar su presencia y Cosmos de todos, y como están ocupados en sus batallas, tampoco lo notarían.

Tenía que actuar rápido, antes de que él hiciera su movimiento. Sin un cuerpo, no podría hacer mucho, pero tenía que hacer lo suficiente para tener una esperanza de que todos los mundos sobrevivieran.

Athena, ni nadie se ha dado cuenta, de que todos estaban siendo usados para un plan de una entidad superior, un ser más viejo que los Olímpicos, y que si tenía éxito en sus ambiciones, destruiría el mundo y todos los Panteones. A Hades no les preocupaba las víctimas humanas o de otros Panteones, pero la amenaza que podría destruir sus dominios y que podría destruirlo a él mismo y a su esposa era suficiente para moverlo.

La Leyenda de las Facciones y del SantuarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora