Capítulo 3.
T/N
-Bien. Volví, ¿Qué me perdí? -pregunto sentándome-.
-Nada. Solo le decía a tu tía lo hermosa que se ve hoy. Todos los días lo está, pero hoy... brilla, ¿verdad? -pregunta Gabriel sin dejar de mirar a Vanessa con una sonrisa, a la vez que ella cubre su rostro con sus manos por la vergüenza.
-Sí. Es así.
-Ya basta ustedes dos -tía Vanessa nos señalo con el dedo en advertencia-. Parezco un tomate de lo roja que estoy, ¡basta!
-¡Los baños de aquí son tan lindos y limpios! -dije tratando de cambiar de tema-. Hasta podría quedarme a viv... -me vi interrumpida por alguien.
-Me debes una camiseta.
-¿Qué..? -¿Es una ilusión o algo parecido?, ¿Qué estoy viendo?, ¿realmente era él?, ¿mi actor favorito?, ¿Quién admiraba y anhelaba algún día conocerlo? ¿Es una broma verdad?-. ¿Aidan Gallagher? -el nombrado hizo un rostro de desaprobación. ¿Había hecho algo malo?-. Soy tu fan, te admiro mucho -este cambió su cara e hizo un gesto aún peor, ¿pero que había hecho? No entiendo nada.
- "¡¿Soy tu fan?!" ¡Si lo fueras por lo menos me hubieras ayudado a levantar ese día, solo te fuiste! -de que demonios habla y a qué "día" se refiere-. ¡¿No dirás nada?!
-Y-yo... no sé.
-¡¿No sabes?!
¿Pero quién se cree para gritarme de tal forma? No entiendo que pasa, pero no voy aceptar que me hable de esa forma -Sí. No sé. Y si fueras tan amable de explicarme y dejar de gritar porque no se quien tu te crees para hablarme de esa manera.
Se ve realmente molesto. No entiendo que le hice. Ni siquiera lo había visto.
-Tú sabes lo que hiciste. Así que págame mi camiseta.
-¡Aidan! -grita alguien en forma de regaño. El nombrado mira a la mujer que lo llama y decide ignorarla.
-Te estoy esperando niña.
-N-
Incontables personas empezaron aparecer. Destellos de luz en todos lados. ¡Que carajo pasa! El restaurante se empieza a llenar de personas, y a arrinconarse en nuestra mesa.
Y Ai.... Ya no está, se fue. ¿Tía? ¿Gabriel? ¡¿Dónde están todos?!
Alguien jaló de mi brazo -E-es... espera -me arrastra hasta la cocina del restaurante.
-¡Basta! ¡¿Quién mierda eres?! -grito todavía corriendo detrás de un desconocido encapuchado que sosteniente mi brazo con fuerza-. ¡Suéltame! ¡No te conozco! ¡Suéltame Malditasea!
Se detuvo. Girando hacia mí y justo cuando iba a salir corriendo me toma de las piernas y me pone en su hombro.
-Quédate quieta. Estarás bien.
-¡Bájame ya! ¡¿Quién diablos eres y a dónde me llevas?!
-Te lo explicaré. Cállate.
-N-no. ¡Mi tía está ahí, seguro me está buscando! -de repente todo se hace borroso y empieza a sonar un pitido muy agudo en mis oídos, que cada vez se hace más y más fuerte.
-¡Maldición! -fue lo último que escuché.